El presidente de Repsol, Antonio Brufau (i), junto al presidente de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), Baldomero Falcones (d), a su llegada al Palacio de la Moncloa. /Foto: Efe
reunión en la moncloa

Mercedes, 'Audis' y trajes oscuros

Los directivos de las principales compañías españolas se reúnen con el Gobierno en el Palacio de la Moncloa para reforzar la respuesta contra la crisis

MADRID Actualizado: Guardar
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Los empresarios entraban al palacio de la Moncloa de forma escalonada y sólo unos pocos musitaban un "buenos días". Entonces, el presidente del banco Santander, Emilio Botín, bajó de su coche. Mientras se ponía la chaqueta, dejó ver sus tirantes rojos, y sin dejar de sonreír, saludó de forma efusiva. "Hoy hace menos frío que el otro día", bromeó y alguno de los fotógrafos recordó en voz alta lo mal que lo pasó aquel gélido 27 de noviembre.

Los más madrugadores fueron los dirigentes de ACS-Dragados, Florentino Pérez, y Telecinco, Alejandro Echevarría, que llegaron pocos minutos después de las nueve y media de la mañana. A otros parecía que no les agradaba nada despertarse tan temprano un sábado. Pero algunos como los presidentes de OHL, Juan Miguel Villar Mir; Telefónica, César Alierta, y Planeta, José Manuel Lara, estaban más animosos y no dudaron en preguntar cómo iba la mañana o qué plano les venía mejor a los fotógrafos para tomar sus instantáneas.

La personalidad de los asistentes no se reflejó en sus automóviles. Casi todos los empresarios acudieron al palacio de la Moncloa en coches oscuros de alta gama. Mercedes fue la marca preferida, pero otros muchos eligieron Audi. El presidente de Bankia, Rodrigo Rato, y el máximo responsable de Técnicas Reunidas, José Lladó, fueron la excepción. El antiguo 'número dos' de José María Aznar llegó a la reunión en un Renault gris y el que fuese ministro con Adolfo Suárez optó por un Land Rover color verde.

El líder de CEOE, Joan Rosell, y el máximo responsable de La Caixa, Isidro Fainé, llegaron al encuentro en el mismo coche. Alguno pensó que esta decisión podía responder a una medida de ahorro energético.

Tono sombrío y vestimenta conservadora

La reunión tuvo un tono bastante sombrío. Los patronos fueron conservadores a la hora de elegir su vestimenta. Casi todos optaron por pantalones y americanas en colores oscuros y lisos. El vicepresidente de Sol Meliá, Sebastián Escarrer, y el presidente del Banco Popular, Ángel Carlos Ron, rompieron con ese molde y optaron por trajes a rayas. Emilio Botín y el máximo responsable de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, exhibieron, como siempre, los colores corporativos. Una vez más eligieron el rojo y el verde, respectivamente, para sus corbatas.

El encuentro tuvo lugar en el Salón de Tapices de la Moncloa, un espacio reservado para los grandes actos. Los servicios de protocolo, que ya estaban entrenados por la cita anterior, no tuvieron que realizar un baile de sillas de última hora. Colocaron a Florentino Pérez y a Ignacio Sánchez Galán -sumidos en pleno litigio- cerca de la cabecera, pero uno frente al otro. Y aunque una vez más el tamaño del negocio determinó las posiciones, hubo alguna excepción. La única empresaria que asistió, Petra Mateo (Hispasat), no se vio relegada esta vez al final de la mesa. Después de tres horas y media de conversación, el presidente acudió a dar cuenta a los medios informativos de lo tratado.

Empezaba entonces el fin de semana para los empresarios. Botín y Rato, junto a los presidentes de BBVA, Francisco González, y Endesa, Borja Prado, estaban invitados a la boda del hijo del presidente del banco de negocios Lazard, en la localidad francesa de Biarritz. La cita con Rodríguez Zapatero afectó a sus planes.