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Gadafi y el G-7 actúan de soporte

El selectivo se anota una leve subida del 0,03% en una jornada en la que los grandes valores han cerrado en negativo

MADRID Actualizado: Guardar
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Los inversores europeos se retiraron el jueves con la esperanza de una acción coordinada de los países del G-7 que frenara la apreciación del yen, que había escalado hasta los niveles más altos desde la Segunda Guerra Mundial. La intervención de las siete principales potencias del mundo en el mercado de divisas, la primera desde el año 2000, que también fue a petición de Japón, fue muy bien acogida en el mercado. El índice Nikkei de Tokio cerraba la sesión con un fuerte avance del 2,72%. Y el yen registraba el mayor retroceso de los dos últimos años. La actuación tuvo éxito. Los especuladores no se atrevieron a comprar yenes, porque tenían a los principales bancos centrales del mundo actuando.

Pese a todo, los índices europeos no las tenían todas consigo por la mañana. Y el Ibex menos que ninguno, dado que contra él operaba el conjunto del sector financiero que bajaba, según Natalia Aguirre, de Renta 4, por la publicación de un pésimo dato de morosidad, que se ha disparado hasta el 6,06% en el conjunto del sistema, el nivel más alto desde octubre de 1995. Por entidades, los bancos registraron una mora del 6,27%, por encima de la tasa de las cajas de ahorros, que se sitúa en el 5,88%.

El descenso del Ibex no fue en ningún caso muy pronunciado: marcó sus mínimos intradiarios en los 10.262 puntos, 80 puntos por debajo del nivel de cierre del día anterior. Curiosamente, también el Ftse Mib de Milán se contaba entre los índices bajistas a media sesión, en contraste con lo que sucedía, por ejemplo, con el Dax alemán o el Cac 40 francés. Había un factor que presionaba más a los mercados periféricos que a los demás: el repunte del precio del crudo que seguía a la resolución de Naciones Unidas por la que se autorizaba el uso de la fuerza de los aliados en Libia para proteger a la oposición a Gadafi. El mercado esperaba una escalada de violencia, por un lado porque se esperaba una intervención inmediata de las potencias extranjeras y, por otro, porque Gadafi, en la noche del día anterior había amenazado con un inmediato ataque para recuperar la ciudad de Bengasi. De ahí que subiera el petróleo, que tensionara las expectativas inflacionistas y, con ellas, también las de subidas de tipos, que frenarían un crecimiento que ya es débil en países como España.

En la debilidad de algunas acciones europeas por la mañana también pudo tener que ver el enésimo endurecimiento monetario acometido por China, que volvía a incrementar la tasa de reserva del sector financiero en otros 50 puntos.

Pero, al filo de las dos de la tarde, el ministro de asuntos exteriores libio anunciaba el alto el fuego de las fuerzas gubernamentales y el inicio de conversaciones con la oposición. El Ibex-35 reaccionó inmediatamente subiendo del entorno de los 10.280 puntos hasta los 10.425 puntos. Con la apertura de la Bolsa de Nueva York, también al alza, el selectivo español tocaba sus máximos intradiarios en el entorno de los 10.450 puntos. Pero, desde ahí, el índice se fue enfriando poco a poco hasta terminar prácticamente en tablas en los 10.328,40 puntos.

El precio del barril de Brent, de referencia en Europa, se cambiaba por más de 116 dólares por la mañana. Con el anuncio del Gobierno de Gadafi cayó hasta los 113 dólares. El barril de West Texas, de referencia en Estados Unidos, también caía ligeramente, pero se mantenía por encima de los 101 dólares.

A vueltas con los tipos de interés

El euro, mientras tanto, mantuvo una tendencia de apreciación creciente con respecto al dólar hasta llegar al término de la sesión a cambiarse por 1,4173 unidades. A este movimiento, así como al de "desinfle" de las Bolsas pudo contribuir un discurso del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, quien afirmaba por la tarde que no ha cambiado de planes y que aún planea subir los tipos de interés el mes que viene, con los importantes riesgos que ello entraña: el euro puede llegar a 1,50 dólares en muy pocas sesiones, lo que podría poner en riesgo el crecimiento de las exportaciones, que es la locomotora de la recuperación europea. Trichet reconoció que la institución que preside evaluará el impacto económico del terremoto japonés en los próximos días, quizás para reconsiderar su postura actual.

Además del euro, otro de los termómetros que mide la posibilidad de subidas de tipos está en el mercado secundario de deuda, sobre todo en los tipos de Alemania, que registraban apreciables incrementos, hasta el 3,18% en el caso del bono a diez años y hasta el 1,63% en el caso del dos años (siete décimas por encima del nivel de la sesión anterior). Aunque este fenómeno también puede recoger la menor aversión al riesgo existente en el mercado.

Ese repunte de la rentabilidad de la deuda alemana hizo posible que la prima de riesgo de la deuda española cayera por debajo de los 200 puntos básicos. Los bonos españoles también pusieron de su parte: el interés de la deuda a diez años cayó del 5,24% hasta el 5,16%.

También pudo introducir algo de ruido en el parqué el hecho de que, al término de la sesión, surgieran noticias sobre la violación del alto al fuego decretado por Gadafi. Según algunas informaciones, los ataques contra los opositores continuaban en algunos lugares.

Más allá de las noticias que saltaron, las que estaban previstas para la sesión. La más importante es que tenía lugar la cuádruple hora bruja, así llamada porque vencen futuros y opciones sobre índices y acciones, algo que sólo se produce cuatro veces al año y que suele añadir un plus de volatilidad a los mercados. En la agenda macro, se publicaron los precios de producción alemanes, que subieron un 6,4% interanual, una décima más de lo esperado. Mientras, la balanza comercial europea arrojó un déficit más grande de lo esperado.

En Estados Unidos, la referencia más importante de la sesión venía de la mano de la Reserva Federal, que informaba de que había completado los estrés test de las 19 principales entidades del país, después de los que muchas entidades ya podrían comenzar a pagar dividendo, aunque sólo un 30% del beneficio que consigan. De ahí que en el Dow Jones, los valores más rentables fueran JP Morgan y American Express.