tsunami en el pacífico

Japón afronta una de las peores crisis de su historia

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Así amanecía la ciudad de Sendai, al noroeste de Japón. El tsunami ha barrido kilómetros de costa y la fuerza del agua ha dejado tras de sí un escenario irreconocible para sus habitantes. "Aquí antes no había nada salvo carretera, ahora está repleto de coches arrastrados y restos de edificios", explica resignado un trabajador que también ha visto como su oficina desaparecía del mapa. "Nunca imaginamos que algo así podría ocurrir", explica este otro hombre, mientras camina desorientado entre un paisaje hecho de vehículos destrozados, restos de árboles y torres de la red eléctrica arrancadas. El número de fallecidos tras el terremoto podría superar los 10.000. Tan sólo en la provincia de Miyagi, las autoridades siguen sin localizar a 9.500 habitantes de Minamisanriku, un pueblecito que fue prácticamente arrasado por las olas. Y contrarreloj, al igual que los equipos de salvamento, trabajan en la central nuclear de Fukushima. Hoy el temor está en el reactor 3, que podría haber sufrido también daños. "Aún no sabemos si se ha producido un escape, pero estamos trabajando en su refrigeración", asegura el portavoz del Gobierno nipón. Hasta 160 personas podrían haberse visto expuestas a una radiación superior a los límites de seguridad, en el peor accidente atómico desde Chernóbil. El Gobierno asegura que los ciudadanos no corren peligro, aunque se mantiene en 20 kilómetros la zona de seguridad en torno a la central y los equipos de emergencia trabajan sin descanso para tratar de enfriar el reactor nuclear que ayer reavivó los peores temores de Japón.