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España se cuelga el bronce

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España consiguió el premio del bronce, una medalla que siempre deja un especial regusto después de no haber podido luchar por el oro. Pero es que además el equipo de Valero Rivera se sobrepuso a la anfitriona Suecia, arropada por más de 11.000 espectadores. Y encima España tuvo que remontar, por enésima vez en este campeonato, tres goles en contra en la segunda mitad y en inferioridad. La casta, el afán de superación y, por supuesto, la enorme calidad del los hombres de Valero Rivera hicieron lo que parecía imposible y se colgaron al cuello la medalla de bronce.

Es la segunda ocasión en la historia del balonmano español que el equipo nacional sube al podio en un Mundial. La primera fue en Túnez en el 2005, con Juan Carlos Pastor como técnico, donde España conquistó su único título mundial. Después del fiasco en el Mundial de Croacia (decimoterceros), de la decepción en el Europeo (sextos), el equipo que dirige Valero Rivera ha dado por fin la de cal en una competición internacional al meterse en la lucha por las medallas y conseguir un meritorio bronce. A un año de los Juegos Olímpicos de Londres y a dos del Mundial que se disputará en España, la selección española cuenta con una plantilla que tiene aún recorrido, pese a ser la ‘abuela’ de Suecia 2011. Los jóvenes como Maqueda, Ugalde, Morros, Cañellas o especialmente Gurbindo han demostrado tablas suficientes para liderar el equipo nacional y encabezar la necesaria renovación para los próximos compromisos internacionales. Pero por ahora, a disfrutar de un bronce con el que practicamente nadie soñaba antes de viajar a Suecia.

El partido ante los anfitriones comenzó con malos augurios. La exclusión de Aguinagalde en los primeros instantes de partido no hacían presagiar nada bueno con los colegiados eslovenos Krstic y Ljubic. Apesar de ello, la defensa española volvió a dejar en evidencia que es una de las mejores del Mundial y que ningún equipo ha sabido atacarla, salvo evidentemente Dinamarca.

Pero al igual que en el partido anterior ante los daneses, el equipo de Valero Rivera comenzó a fallar estrepitosamente en ataque. O quizás el portero azulgrana Sjostrand se convirtió en un muro. O el ‘síndrome Landin’ infectó a los jugadores españoles de tal manera que necesitaba hasta cuatro lanzamientos para poder llegar a las redes suecas. El marcador se movía a cuentagotas, pero a pesar de que el guardameta sueco paraba casi todo, los nórdicos no lograban sacar ventajas y al descanso se llegó con el enésimo empate (11-11), merced a una espectacular rosca de Romero casi en el límite de la bocina.

El cambio

Tras el descanso, Valero Rivera siguió apostando por Iker Romero en la primera línea, lo que ralentizaba en gran medida la velocidad del balón y daba ventajas a la defensa sueca. Si a ello unimos que en defensa, los nórdicos encontraron la fórmula de desdoblarse por el centro sin balón para encontrar el pase y superar así la defensa de Ugalde, se entiende que el marcador se fuese a un peligrosísimo 15-12, la mayor ventaja de todo el encuentro.

Afortunadamente Rivera reaccionó enseguida.Roberto al avanzado para ajustar más la defensa y Alberto Entrerríos para jugar con su hermano Raúl y con Gurbindo. Además, la doble exclusión en Suecia facilitó primero el empate (16-16, de Gurbindo y en inferioridad) y después un parcial de 0-4 que resultaría demoledor para los intereses suecos. Los intentos de remontada fueron vanos, en gran parte porque Sterbik también acudió a poner su granito de arena con sus paradas.

Con un gol de ventaja, España gastó los últimos treinta segundos de su ataque para colgarse el bronce. La imagen de los hermanos Raúl y Alberto Entrerrios abrazados a su padre y recordando a su madre fallecida hace menos de un mes puso el punto final a un Mundial en el que España se quitó la espina y se puso una corona. De bronce.