Gráfico que muestra de manera esquemática o que dice el reglamento. / R. C.
tecnología y deporte

Fútbol troglodita

Mientras el tenis progresa con el 'ojo de halcón' y el rugby apuesta por un juez de televisión, el deporte rey presume de 'pinganillo' y 'pizarra electrónica'

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Medio siglo largo después de que el gol de Geoff Hurst que en realidad nunca existió diera a Inglaterra el Mundial de 1966 ante una Alemania indignada, el fútbol sigue anclado en el antiguo régimen, peleado con las nuevas tecnologías, sumido en controversias que alimentan el negocio. ¿Entró el tiro de Luis Fabiano ante el Madrid? ¿Pasó la raya toda la circunferencia del balón? La polémica del año en el Pizjuán reabre el intenso debate sobre por qué el deporte rey no evoluciona como el resto.

Mientras el tenis progresa con el 'ojo de halcón' y hasta en el tradicional rugby se impone el juez de televisión, el fútbol presume del 'pinganillo' con el que se comunican el colegiado, los asistentes y el cuarto árbitro, y de la pizarra electrónica que indica los dorsales en los cambios y los minutos de descuento, calculados a ojímetro. En plena era de la revolución tecnológica, el éxito de clubes con 400 millones de presupuesto depende de dos tipos que corren con la lengua fuera y banderín en mano de un lado a otro para calcular si cuando sale la pelota del pie del pasador el atacante está detrás del último defensa contrario, si es córner, saque de puerta o fuera de banda, o si un balón traspasa la línea de gol. Acertase o no, era imposible que Fermín el del banderín viera dónde estaba el esférico cuando Albiol, cual bailarina, metió las dos punteritas bien estiradas.

Goles fantasma, fueras de juego, agresiones, barreras mal situadas, insultos y demás líos consustanciales al fútbol se aclararían con la ayuda de la tecnología. Un árbitro saca libreta y papel para apuntar una tarjeta y perder todavía más tiempo mientras los espectadores disponen de smartphones capaces de todo, pueden chatear desde el mismo campo e incluso disponer de Wifi en la grada. Periodistas y fotógrafos envían sus trabajos a las redacciones desde allí mismo, las vallas digitales son el invento del siglo para la publicidad. Marketing, mechandaising, derechos televisivos, ingresos atípicos Todo evoluciona alrededor del fútbol menos el deporte en sí.

A Lampard le anularon un golazo ante Alemania el pasado verano en Sudáfrica, la FIFA pidió perdón pero la vida siguió igual, como reza el célebre tema de Julio Iglesias. Un chip en el balón, el 'ojo de halcón', un spray para las barreras en las faltas o un robot con raíles en las bandas que calculen al milímetro los fuera de juego, restarían responsabilidad a los árbitros, de cuya interpretación depende por completo el reglamento.

¿Fue gol de Míchel?

Ex árbitros como Urízar Azpitarte o Rafa Guerrero han dejado claro que no hay gol de Luis Fabiano. Entienden que la circunferencia del balón no puede estar en la misma proyección que la línea de gol para considerar que ha entrado, y no es el caso. El reglamento establece que hay gol cuando el balón atraviesa por completo la línea de meta entre los postes y por debajo del travesaño. Como el 'cuero' tiene un radio aproximado de 10,8 centímetros, su base tiene que pasar al menos esa distancia de la raya para ser gol. Según este dato exacto, ahora resulta que el australiano Bambridge y su linier quizá acertaron al no dar el gol de Míchel a Brasil en el Mundial de México'86.

Fernando Gómez Colomer, exjugador internacional del Valencia, exdirector deportivo y ahora columnista de Las Provincias y comentarista en Punto Radio, lo tiene muy claro. Cree que con el reglamento en mano no es gol pero añade que en casi todos los casos una acción similar sí subiría al marcador. Y si se tratase de la línea de banda o de fondo en un centro, todo el mundo diría que el balón salió. Ni siquiera habría discusión.

La FIFA siempre fue reacia aplicar la tecnología. Y la única medida que tomó la UEFA para intentar evitar errores en los goles fantasmas fue la incorporación la pasada temporada de un juez de puerta en los partidos de la Liga Europa. Una medida que este año se ha ampliado a la 'Champions'. Incrementa los gastos de personal pero no evita los errores.

El chip

Al fin se atisba algún movimiento hacia el cambio. Hace sólo cuatro días, Joseph Blatter, presidente de la FIFA, abogó en San Petersburgo por introducir un chip en el balón, similar al sistema utilizado en hockey hielo, donde un sensor marca si es o no gol.

Quiere desarrollarlo para el Mundial de Brasil en 2014. "Enviaría una señal que aseguraría que el esférico ha entrado en la portería", explicó.

Blatter, empero, puntualizó que en ningún momento la tecnología que se utilice permitirá que los encuentros se detengan para resolver una jugada conflictiva. "En el fútbol el juego nunca se debe parar; el balón siempre tiene que estar en juego. No se pueden utilizar repeticiones, ya que habría que interrumpir el partido".

El 'ojo de halcón' es impensable porque el fútbol, según su máximo rector, "perdería su aspecto humano". Por tanto, bajo ningún concepto se buscarán innovaciones que obliguen a cambiar la dinámica de este deporte. "El fútbol no se puede informatizar".

Palabra de Blatter, el 'papa' del balompié.