relevo en la administración obama

El general en los laberintos de la Casa Blanca

James Jones deja de ser consejero de Seguridad Nacional de EEUU

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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La marcha del general James Jones como consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, que el presidente Barack Obama ha anunciado este viernes, es una dimisión que se vaticinaba casi desde el comienzo. Jones, un general de cuatro estrellas que como militar llegó a lo más alto -fue mando supremo de la OTAN y jefe de la Infantería de Marina-, nunca encajó en el equipo de la Administración del presidente Obama.

De casi dos metros de estatura, 66 años, pelo rapado y un aire a lo John Wayne, este militar con más de cuarenta años de experiencia a sus espaldas tenía poco en común con un equipo forjado, en su gran mayoría, en Chicago y en dos largos años de campaña electoral. Jones, que llegó a la Casa Blanca por recomendación del presidente del comité de transición presidencial, John Podesta, nunca llegó a entrar en el círculo de asesores íntimos de Obama pese a ser el máximo responsable de la política exterior en la Casa Blanca.

En más de una ocasión se sintió ninguneado en favor de su segundo, Tom Donilon, el hombre que le sustituirá en el cargo. Ya desde los primeros tiempos del mandato de Obama circularon en abundancia los rumores sobre una posible marcha de Jones. Se hablaba entonces del malestar de asesores de una Casa Blanca adicta al trabajo acerca de los hábitos laborales de Jones, quien aseguraba que si un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional no había concluido su jornada a las siete y media de la tarde, no estaba bien organizado.

El libro de reciente publicación del periodista Bob Woodward, Obama's Wars, revela el desdén que sentía Jones hacia los asesores políticos de Obama, a los que calificaba como "el politburó" o "la mafia". Estos comentarios pueden haber acelerado una marcha que Jones ya había indicado a sus colaboradores que tendría lugar antes de que concluyera el año.

Colaboración estrecha con la OTAN

Como consejero de Seguridad Nacional, Jones participó directamente en la nueva estrategia para la guerra en Afganistán -que se revisará en diciembre, un proceso en el que el general ya no se implicará-, en las negociaciones para el nuevo tratado de desarme nuclear START con Rusia y en el establecimiento de una nueva etapa más multilateral en las relaciones exteriores de EEUU.

Francoparlante fluido, puso un énfasis especial en la colaboración con los aliados de la OTAN. En el terreno interno adoptó un perfil discreto y apenas compareció ante los medios. Su carrera comenzó con su graduación en la Escuela de Instrucción Básica en Quantico (Virginia) en 1967, de donde partió a Vietnam. Tras asignaciones como enlace de Infantería de Marina con el Senado en 1984, a comienzos de la década de los noventa fue jefe del Estado Mayor para las fuerzas conjuntas europeas en Bosnia- Herzegovina y Macedonia.

En 1999 fue promovido a general de cuatro estrellas y un mes después asumió la jefatura del Cuerpo de Infantería de Marina, cargo que ocupó hasta 2003. Entre otras innovaciones bajo su mando, este Cuerpo adoptó un programa de artes marciales, con énfasis en las destrezas individuales en operaciones de unidades pequeñas, que sustituyó al sistema de combate en línea de batalla. En enero de 2003, Jones se hizo cargo del Mando Europeo de la OTAN, con lo que se convirtió en el primer oficial de Infantería de Marina en llegar a la jefatura aliada suprema. Ocupó ese mando hasta diciembre de 2006.

Desde entonces había trabajado en el sector privado. En 2006, la entonces secretaria de Estado, Condoleezza Rice, le ofreció la subsecretaría de su Departamento, cargo que rechazó. Sí aceptó, en 2008, el cargo de enviado especial de EEUU para la seguridad en Oriente Medio, en cuya capacidad trabajó con israelíes y palestinos para mejorar la seguridad de ambas partes. Según la Casa Blanca, tras su marcha volverá al sector privado y participará en tareas de asesoramiento, a título informal, en la Administración.