opinión

Corbacho en las listas del PSC

MADRID Actualizado: Guardar
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Es una gran paradoja: el PSC lleva siete años y dos legislaturas exhibiendo impropiamente un rostro nacionalista que no desmerece del de su socio en el ‘tripartito’ Esquerra Republicana y que le ha llevado a defender un Estatuto que orilla la Constitución y ha sido por ello recortado por el Tribunal Constitucional, con gran indignación de Montilla. Tal polarización ha generado una fuerte desafección de sectores progresistas y obreros, que no acaban de entender cómo el centro-izquierda socialista ha cedido a tal deriva, impulsada en sus orígenes por Maragall y mantenida por el sector ‘catalanista’ de la formación cuyo líder, Castells, ni siquiera va en las listas porque piensa que el mensaje que está lanzando el PSC al electorado no es suficientemente soberanista.

Y sin embargo, cuando se ven en las encuestas preelectorales los efectos devastadores que ha tenido para el crédito del PSC semejante transformación, se llama a Corbacho, el representante genuino de la otra alma socialista, la clásica y españolista, para que ayude a mitigar la débacle que se presagia. Sin percatarse de que el que llega lo hace desgastado por la gestión del Ministerio de Trabajo, gestor del exorbitante desempleo que padecemos y promotor cuando menos teórico de la reforma laboral que ha merecido la convocatoria de una huelga general. En otras palabras, quien va a representar al socialismo genuino en Cataluña lo hará de rebote, literalmente aplastado por el peso de la recesión.

En lugar de procurar ahora estos equilibrios poco verosímiles, el ‘president’ Montilla tenía que haber caído antes en la cuenta de que cuando el PSC se disfraza con ropajes nacionalistas y permite que sus juventudes tremolen la ‘estelada’ (la bandera independentista), el electorado opta casi siempre por la versión genuina del independentismo y no por la burda y oportunista imitación.