FÚTBOL | SUDÁFRICA 2010

España engrandece su historia con un recital

La 'Roja' había tumbado al equipo que mejor juego había mostrado en el Mundial para vivir su primera final. Será ante Holanda. El éxito ya está firmado

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De la mejor manera posible, con un fútbol soberbio ante la que la poderosa Alemania tuvo que claudicar, indefensa frente a tanto talento, España tocó este miércoles el cielo en el estadio Moses Mabhida de Durban. 'La Roja' se había hecho esperar, como las grandes damas, y apareció en el momento justo, deslumbrante, para alcanzar la final de la Copa del Mundo. El partido sirvió para demostrar algo evidente y es que, cuando juega a su nivel, España es el mejor equipo del planeta, uno de esos que, por encima de los títulos, trascienden a su época y quedan para siempre en el recuerdo. Pasarán los años y se seguirá hablando de la España de Xavi, Iniesta, Villa y demás. La sinfonía del equipo nacional se prolongó durante los noventa minutos y abarcó todas las facetas posibles del juego: el toque, la presión y una magnífica defensa.

Sólo faltó algo más de instinto asesino frente a la portería de Neuer para que la música hubiera sonado perfecta y no hubiera habido que sufrir hasta el último segundo. Pero tampoco se puede hacer historia sin algún padecimiento.

Vicente del Bosque fue uno de los héroes del partido por su valentía y por su sentido común. Por mucho que la Alemania de Löw sea más fuerte que la de hace dos años, quiso convertir el partido en una réplica de la final de Viena y lo consiguió. El seleccionador sorprendió a todos con la inclusión de Pedro en el equipo titular en detrimento de Fernando Torres, una apuesta que obligó a recolocar a Villa por el centro. El cambio era tan difícil de imaginar después de cuatro partidos repitiendo once titular como fácil de entender era lo que buscaba con él Vicente del Bosque: un hombre rápido, con gol, toque, descaro y sacrificio en la presión al lateral. El canario, además, contaba con la ventaja de que puede jugar con los ojos cerrados al lado de Busquets, Xavi e Iniesta, el 'corpus' de una selección española este miércoles más blaugrana que nunca.

El fútbol de España ganó con el cambio. Desde el pitido inicial, 'La Roja' se hizo con el balón y se puso a tocar como le gusta. Todo giraba alrededor de Xavi Hernández, que dirigía una orquesta que era un ejemplo de movilidad e intercambio de posiciones en el frente de ataque. Los alemanes no tuvieron más remedio que plegar velas y protegerse, conscientes de su inferioridad técnica, que se ponía de manifiesto cada vez que tenían que combinar. Durante la primera media hora, el meneo fue total. A España sólo le faltó marcar alguna de las dos buenas oportunidades de las que dispuso, la primera de Villa en el minuto 6 tras un magnífico pase de Pedro y la segunda en un cabezazo de Puyol tras un córner sacado en corto por Xavi e Iniesta.

Los germanos reaccionaron tras el susto. Por puro instinto de supervivencia, comenzaron a presionar mejor y a los españoles se les fue haciendo cada vez más difícil buscar rendijas en su defensa, inexpugnable por alto con Friedrich y Mertesacker hasta que Puyol les acuchilló en la segunda parte con un gol para la historia. 'La Roja' gobernaba el partido, pero su rival comenzó a coger aire y a jugar poco a poco sus bazas: los córners que provocaban, los disparos desde fuera del área -Trochowski, sustituto de Müller, obligó a lucirse a Casillas en el minuto 31- y alguna contra esporádica. En una de ellas, en la última jugada de la primera parte, el partido pudo dar un giro radical si el colegiado húngaro Viktor Kassai hubiese señalado un claro penalti de Sergio Ramos a Özil. En fin, que Alemania estaba ahí, esperando con el mazo. Sin embargo, en la reanudación volvió a repetirse la historia del comienzo del partido. España lo bordó de nuevo. Y eso es mucho decir. No hay un equipo que circule el balón de esa manera.

España, un rodillo

Alemania tuvo que sacar el paraguas y a rezar para que escampase sin sufrir daños. Los pupilos de Vicente del Bosque atacaban por todos los flancos. Dos chutazos de Xabi Alonso se fueron por poco y Pedro e Iniesta tuvieron el 1-0 en sus botas en el minuto 57. La suerte, sin embargo, no quería bendecir el fútbol exquisito de 'La Roja', con mucha diferencia el mejor que se había visto en el Mundial de Sudáfrica.

Löw buscó un reactivo y sacó a Kroos en lugar de Trochowski. Nada más salir, en una contra, el jugador del Bayer Leverkusen obligó a lucirse a Casillas, impecable toda la noche. Fue la última oportunidad de los alemanes, que poco después se encontraron con el escenario que más temían. En el minuto 72, Xavi sacó un córner y decidió lanzarlo directo. Hasta entonces, la mayoría los había hecho en corto, consciente de que a balón parado era casi imposible sorprender a la defensa germana. El balón salió perfecto y allí apareció Puyol, hecho un titán, para marcar el gol de su vida.

Faltaban todavía casi veinte minutos más el descuento y España supo jugarlos con calidad y oficio. Tuvo espacios para salir al contragolpe y dispuso de varias ocasiones para sentenciar, sobre todo una de Pedro en la que el canario, perfecto hasta entonces, se lió de mala manera frente a Neuer. Esos errores dieron al partido un punto de suspense que no merecía. Exigida por los balonazos de Alemania, la defensa española dio entonces un ejemplo de solvencia, con Puyol y Piqué al mando de las operaciones. También ese trabajo retrata a los grandes equipos, a los verdaderos campeones. A España, que el domingo buscará en el Soccer City de Johannesburgo, ante Holanda, su coronación como lo que ya es: la mejor selección del mundo.