Dos nuevos testigos aseguran que vieron al acusado del atropello de Conil darse a la fuga

Continúa en los juzgados de Chiclana la instrucción del caso de Adrián Vázquez, el joven lebrijano que fue atropellado en el Paseo Marítimo de Conil el 24 de julio cuando pasaba en la localidad unos días de vacaciones junto a un grupo de amigos. Según fuentes judiciales consultadas por LA VOZ, dos nuevos testigos aportados por la acusación han asegurado que vieron como el conductor que supuestamente lo arrolló, Hilario B. C., no paró tras impactar contra la víctima.

Esta es al menos la versión que han dado estos dos nuevos declarantes, una persona procedente de Mataró y otra de Sevilla, que se pusieron en contacto con la familia de Adrián tras seguir cómo evolucionaba el caso a través de la plataforma que tienen en las redes sociales y comunicarles que querían ofrecer voluntariamente su testimonio en el juzgado.

Así, la semana pasada daban su versión ante el juez. Una de ellas aseguró haberlo visto todo desde la ventana de su casa de vacaciones y otro ratificó el relato dado por los amigos del joven sevillano desde que se produjo el impacto hasta que el joven fue atendido por los servicios de emergencia, hechos que presenció. Ambos coincidieron en que el Renault Clio del imputado no se paró, circunstancia que ya confesó el propio acusado Hilario B. C. el día de su declaración porque, según dijo, tuvo «miedo» cuando vio a los amigos de Adrián correr «gritando» hacia él.

Todo ocurrió muy rápido. Eran las siete de la mañana cuando el joven y dos de sus amigos decidieron ir a ver amanecer a la playa. Pero, de repente, todo se fundió a negro. Cuando Adrián cruzaba un paso de peatones un coche «a gran velocidad» se lo llevaba por delante y del fuerte impacto lo desplazaba unos treinta metros.

Según la denuncia, el conductor, natural de la localidad gaditana, lejos de socorrerlo «no frenó después del atropello y siguió circulando». Sí acudió «una hora más tarde» a la Policía Local pero, como ha denunciado la familia de la víctima, no se le detuvo por omisión de socorro y posible conducción temeraria ni tampoco se le retiró el carnet de conducir. Según el testimonio del imputado, no vio a Adrián, porque se le cruzó de repente. Además aseguró que circulaba a unos 40 kilómetros por hora, cuando en la zona la velocidad máxima es de 30. Algunos testigos sostienen que iba a más velocidad y por eso pudo desplazar su cuerpo «tantos metros». El conductor dio negativo en la prueba de alcoholemia, pero no se le practicó el preceptivo test para determinar si había consumido algún tipo de sustancias estupefacientes.

La acusación, ejercida bajo la dirección jurídica del abogado Luis Romero, denunció que no se le facilitó de forma inmediata el atestado y que hasta el 23 de septiembre no se incoaron las correspondientes diligencias, pese a que los hechos sucedieron dos meses antes.

El joven lebrijano, que justo antes del fatal accidente acababa de conseguir plaza como profesor, continúa muy grave a pesar de que, recientemente, ha salido del coma severo en el que permanecía desde que fue arrollado. Adrián, que sufre graves secuelas, sigue ingresado evolucionando «muy despacio» en una Clínica de Badalona especializada en casos como el suyo. Sus padres se trasladaron a Cataluña para estar a su lado.

El caso ha conmocionado a la localidad natal de este joven, Lebrija, y ha despertado una gran corriente de apoyo a nivel nacional a través de las redes sociales.