Varias de las integrantes de este grupo muestran pancartas en uno de las últimas sesiones plenarias.
Varias de las integrantes de este grupo muestran pancartas en uno de las últimas sesiones plenarias. - Antonio Vázquez
CÁDIZ

El alcalde de Cádiz advierte al colectivo de mujeres maltratadas de que no tendrá trato prioritario

González Santos defiende un contacto permanente con las afectadas pero niega «soluciones individuales, dar dádivas o pisos como si esto fuera un cortijo»

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El alcalde ha dado este viernes un paso adelante ayer en la polémica que su gobierno municipal mantiene con el colectivo de víctimas de violencia machista en la capital gaditana.

Estas mujeres, que piden ayuda para mantener a sus familias o poder costear sus viviendas, han intervenido repetidamente en los últimos plenos. En algunos casos, los han interrumpido y reiteradamente han manifestado sus necesidades a través de pancartas y declaraciones.

Esta semana, han vuelto a pedir auxilio institucional en público y han presentado solicitudes formales, en el Registro Municipal, para ser recibidas por distintas concejalas y para tener turno de palabra en el próximo Pleno del 30 de septiembre. Siempre bajo el argumento de sentirse abandonadas por el Ayuntamiento al que acusan de dedicarles buenas palabras y mejores intenciones pero ninguna medida concreta que alivie su situación familiar.

José María González Santos se mostraba este viernes, por primera vez, firme ante las reivindicaciones de este grupo. Más impopular y directo que populista. Más realista que demagogo. Aseguró que las mujeres no tienen que pedir un encuentro concreto para tratar su situación con técnicos y concejales «porque ese contacto no ha dejado nunca de producirse» ni dejará de producirse, aclaró.

Inmediatamente después, introdujo matices a su situación. Detalló que entre las reclamantes no sólo hay mujeres maltratadas o víctimas de violencia de género, «hay problemas añadidos, existe una problemática diversa y muy compleja que precisa de respuestas diversas».

Una vez sentada esa premisa, pasó a la parte más dura de su discurso. Por primera vez, vino a decirles a las afectadas que ni serán abandonadas ni tendrán un trato preferente, que no pueden esperarlo y que sus dificultades serán abordadas como las del resto de ciudadanos que están en riesgo de exclusión social o tienen graves problemas económicos o familiares. «No hemos venido a este ayuntamiento a dar soluciones individuales, personales. No hemos venido a este ayuntamiento a comportarnos como en un cortijo, a dar dádivas y casas. No vamos a mantener políticas de beneficencia como se ha hecho antes de forma continuada. Desde el primer momento hemos defendido que son los técnicos los que deben evaluar, tratar y atender las dificultades y los casos que se presentan», respondió.

Para reforzar su argumento, el alcalde recordó que son los «servicios municipales los encargados de las políticas de inserción social» y se mostró confiado en poder mejorar su capacidad de trabajo gracias a «un plan estratégico que potencie los métodos y los protocolos. Después de un año de labor, nuestro propósito es que las políticas tengan más de solidaridad y menos de beneficencia, que sean transversales y efectivas» en vez de efectistas.

Para resumir su posición con una frase simple, fácil de asimilar, recordó que las mujeres víctimas de malos tratos no forman «el único colectivo» que tiene graves problemas sociales en la capital gaditana. Con esa declaración vino a decir que tienen los mismos derechos que todos pero que deben olvidarse de recibir cualquier tipo de prioridad.

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