LA RAYUELA

Entrecatedrales

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Ayer se inauguró un nuevo espacio urbano, el denominado proyecto Entrecatedrales, una atrevida intervención que recrea el espacio trasero entre las dos catedrales de la ciudad. Dado el nivel de las polémicas arquitectónicas locales es previsible un nuevo capítulo a propósito del nuevo proyecto del gaditano de crianza y elección llamado Alberto Campos Baeza.

Alberto CB es un gaditano universal que ha conseguido con su arquitectura de la luz el reconocimiento de los profesionales del mundo entero. Desde su cátedra de la Escuela de Arquitectura de Madrid ha viajado con su obra a medio mundo dando cursos y conferencias, haciendo exposiciones de su obra y cosechando premios y encargos de todo tipo.

En Cádiz hizo hace mucho tiempo un edificio singular en un entorno de arquitecturas vulgares y naturaleza esplendorosa, la Casa Gaspar en Zahora. Luego haría el IES el Drago en el Paseo Marítimo, un atrevido proyecto que abría un enorme ventanal sobre un cubo blanco. Ahora nos propone este luminoso y sencillo espacio, una plaza de mármol que cierra el espacio de cristal donde se exponen los restos arqueológicos fenicios encontrados en el lugar. Unas gradas, una rampa y una pérgola ligerísima cierran el espacio sobre la trasera de la Casa del Obispo forrada de piedra caletera.

Entre los muchos aciertos formales y funcionales de la misma destaco el hecho de revalorizar este espacio devolviendo la mirada al mar. Cádiz en su decadencia dejó de mirar al océano por el que le vino la fortuna, el mestizaje y la cultura. Aquel Cádiz de colores que miraba al mar de frente, que inventó las Torres Miradores para poder llegar con la mirada más allá, se volvió miope y triste con la decadencia, perdió color y dejó hacia el Mar de Vendaval las traseras de sus casas.

Del proyecto de ACB me gusta esa apuesta por una plaza que mira al mar por encima del tráfico urbano, mirando al sol más bello, el del oeste, invitando a contemplar los hermosos atardeceres tras los antiguos fortines de la muralla. Será sin duda un nuevo atractivo turístico y un espléndido espacio para espectáculos, sobre todo nocturnos.

Como decía, es posible que vuelva la polémica arquitectónica, que no sólo no tiene por qué ser mala, sino que es muy deseable. Lo preciso es que no se esterilice entre el purismo de dejarlo todo como está, sea o no de calidad, reproduciendo miméticamente el pasado o bien dejar el espacio histórico al capricho de ciertos arquitectos que sólo sueñan con dejar su impronta sobre la historia. Hay multitud de intervenciones afortunadas y mucho escrito -como sobre el buen gusto- sobre las actuaciones en los centros históricos. Y creo que ACB ha acertado a recualificar este espacio dotándolo de unos usos inteligentes y sostenibles, adecuados a los tiempos en los que se interviene.

Siempre me pareció paradójico que una isla como Cádiz no tuviera habilitado y expedito el paseo perimetral de la muralla. También que no abundaran las terrazas y miradores que permitieran disfrutar sentados del maravilloso espectáculo del océano y la Bahía. Y si lo piensan, son poquísimos aún los establecimientos desde los que se puede contemplar el horizonte sin muros o coches de por medio. Entrecatedrales es un nuevo y atractivo espacio para disfrutar y mostrar este privilegio a quienes nos visitan.