DEPÓSITOS. Un operario revisa en una almazara de Ronda la nave donde se almacena el aceite en grandes tanques.
ANDALUCÍA

Traficantes de oro verde

La policía busca a delincuentes organizados que se dedican a hacer negocio con el robo de aceite de oliva virgen a granel en grandes cantidades

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E L color del aceite de oliva virgen extra oscila entre el verde oscuro y el dorado. Lejos del blanco de estupor y el sonrojado de cólera que aquella mañana alternó en el semblante de los empleados de la cooperativa olivarera de Humilladero, en Málaga, cuando comprobaron que unos desalmados habían vaciado los depósitos de acero que albergaban el zumo natural de aceitunas sanas a temperatura constante listo para embotellar y, sin dejar rastro, se habían llevado el 20% de lo producido durante el año por las 170 familias asociadas. De un golpe, al precio que ha estado el aceite en el supermercado -alrededor los cinco euros desde febrero- el botín supuso unas ganancias redondas: 500.000 euros en lingotes de oro verde.

Aquel robo, ocurrido en la madrugada del 26 al 27 de febrero, era el primero de una cadena. Después ha habido tres más en Andalucía, donde se concentra la tercera parte de la producción mundial, y uno en Tarragona. Todos ellos, planeados al milímetro, tanto o más que el atraco a un banco, y que todavía no han sido esclarecidos. El último tuvo lugar el 28 de abril en el municipio jiennense de Vilches.

La investigación policial arroja varias certezas: en todas las sustracciones se han empleado varios camiones cisterna, los únicos capaces de transportar el líquido verde, a una media de 25.000 kilos por vehículo; en todas, los asaltantes han invertido unas tres horas en cargar el aceite; en todas ha sido tan fácil como forzar un candado, desguazar una verja, romper el cristal de una ventana, abrir las válvulas exactas y extender las mangueras para 'alimentar' hasta la saciedad -con la ventaja de que el virgen extra no produce colesterol y es magnífico para los males circulatorios y cardiovasculares- los tráilers estacionados fuera del recinto.

Una operación limpia. El trasvase es una labor habitual en las almazaras, una vez extraído el aceite de la oliva. Choca tan sólo el hecho de llevarse a cabo a altas horas de la madrugada, sin contar los destrozos ocasionados. Sin embargo, en ninguno de los robos nadie oyó, vio ni sintió nada. No hay huellas ni pistas. No se ha derramado una sola gota de aceite en un descuido. Como los trucos de magia, se sabe que aquí pasó algo pero, ¿cómo?

Hasta la habilidad andaluza para ver el lado cómico de la vida ya se ha adueñado del asunto: «A ésta la llaman cooperativa mágica porque los ladrones metieron cinco camiones cisterna sin despertar a los guardeses y, antes de esfumarse, estuvieron cuatro horas. Si eso no es magia, que baje Dios y lo vea», protesta José Julián Logroño, presidente de la Pontanense de Puente Genil (Córdoba), tierra de olivos y membrillos. Por suerte, recuerda, las almazaras tienen contratado un seguro que cubre las contingencias del robo, ya que hasta la fecha se han sustraído 500.000 kilos. Puestos en el mercado, los cacos han podido conseguir así varios millones de euros.

«Por encargo»

La policía judicial de la Guardia Civil sigue la pista de las empresas de transporte que pudieron facilitar los camiones y busca en facturas, albaranes y certificados de control de producción de aceite expedidos en los últimos tiempos la clave para dar con los autores de los robos. Estos serán los únicos indicios fiables. «En el robo no les van a pillar, en el movimiento sí. Ese aceite acabará en cualquier botella, lo van a vender seguro», sostiene Primitivo Fernández, director de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (ANIERAC), quien no duda en atribuir las sustracciones a «mafias organizadas».

«No es fácil deshacerse de tales cantidades. Tienen que tener contactos en el extranjero», opina Rafael Sánchez de la Puerta, director gerente de la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (FAECA). Coincide con él Álvaro Olavarría, gerente del grupo aceitero Oleoestepa: «Las cantidades de aceite son tan grandes que tiene que tratarse de robos por encargo. El aceite lo tienen colocado».