Imagen de La Bella Escondida. | L. V.
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La Bella Escondida de Cádiz se deja ver

El hotel Las Cortes de Cádiz abre sus puertas para que todo el mundo contemple esta torre vigía

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Cádiz está llena de pequeñas joyas arquitectónicas. Muchas son muy populares pero otras, totalmente desconocidas, como La Bella Escondida, una torre vigía que, como su nombre indica, es muy difícil de ver. Incluso se han propuesto juegos en internet para ver quién consigue la mejor fotografía de este tesoro de piedra. De ahí que la propietaria del hotel Las Cortes de Cádiz, Josefa Díaz , haya dado un paso hacia adelanta para ofrecer la entrada libre desde su alojamiento hasta su azotea para poder contemplar el edificio histórico. La entrada al hotel es totalmente libre y gratuita. La empresaria pretende compartir unas vistas privilegiadas de la Bella con sus vecinos y clientes. «No pedimos nada a cambio, sólo abrimos nuestras puertas para que tanto los gaditanos como los vecinos conozcan esta preciosa torre», apunta Díaz.

La Bella Escondida es una de las torres de vigilancia, aquellas que florecieron para que las familias burguesas de comerciantes controlasen la llegada de sus barcos desde Indias. Ésta es una de las más bonitas de Cádiz y también la más desconocida, tanto que el periodista gaditano Bartolomé Llompart la bautizó con el apodo con el que se le conoce hoy. La torre forma parte de una típica casa de comerciantes del siglo XVIII, ubicada en la calle José del Toro, que continúa siendo de propiedad privada. No está abierta al público, a pesar de ser una de las más interesantes de las 140 torres que tiene Cádiz y es muy difícil verla desde la calle, por lo que hay que buscar una azotea cercana que deje ver su preciosa decoración barroca. Este acceso es lo que facilita ahora el alojamiento Las Cortes de Cádiz, que ya de por sí tiene su encanto. Éste es un pequeño hotel de tres estrellas ubicado en el centro de la ciudad, en la calle San Francisco, que ofrece al visitante un tema diferente relacionado con la Constitución de 1812, ambientadas en los acontecimientos que sucedieron durante las Cortes de Cádiz. El viajero puede compartir su dependencia con recuerdos de los protagonistas de aquel solemne momento histórico, del que la ciudad de Cádiz celebró el Bicentenario, como Agustín Argüelles, coautor de la Carta Magna, o el famoso orador y diputado Segismundo Moret. Incluso se puede alojar en la habitación 110, donde se recrea la playa más emblemática de Cádiz; La Caleta. El edifico mantiene la estructura original de un típico palacio gaditano del Siglo XIX y el resultado de una decoración tan personal y auténtica lo convierten en un recinto acogedor y familiar para el visitante.

La AETC se hace grande

La Asociación de Empresas de Turísticas de Cádiz (AETC) arrancó hace siete años de una forma modesta, desde el casco histórico de la capital de la provincia y con la intención de hacer oír sus opiniones y reivindicaciones. Desde que su fundación en 2007, ya definió que su objetivo era diseñar un modelo para marcar las actuaciones que se llevasen a cabo en la ciudad. «Hemos detectado que cada empresario, cada administración, tiene su propia opinión de las carencias o de los puntos que hay que mejorar y pretendemos ponerlos en común para comenzar a superarlos», explicaba entonces Belén González Dorao, secretaria de la asociación y empresaria de Torre Tavira. Pero desde aquellos años hasta ahora, los socios han ido cambiando, la directiva también, han madurado en muchos objetivos y han conseguido otros. Entre sus principales logros: la mayor visibilización del tejido empresarial turístico y de la importancia de dicho sector. Como muestra, el punto de información que instala la AETC en la puerta del muelle de Cádiz cada vez que atracan dos o más grandes cruceros. Poco a poco, los límites geográficos marcados por los empresarios miembros de la AETC se fueron quedando pequeños y en los últimos meses han incluido a firmas y profesionales de Jerez de la Frontera. En la Ciudad del Caballo, la asociación está presidida por Miriam Morales, muy conocida en el sector por su gestión comercial en los Museos de la Atalaya de Jerez, junto a Lola Rueda, otra imprescindible de la iniciativa turística provincial.