semana santa

El fin de la cuenta atrás

Atrás queda un año intenso y duro, en el que varias hermandades de Cádiz han pasado por procesos de crisis internas que, en casi todos los casos, han llegado a buen puerto

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Decía el periodista Manuel Chaves Nogales que «el cofrade nato y neto pone en su cofradía lo mejor de sí mismo». «A la cofradía se le consagra todo lo que no está reclamado por la enfadosa necesidad de vivir, todo lo que es exuberancia: la hora de asueto, el impulso generoso, el ansia de fraternidad y camaradería, el anhelo de riqueza, la fantasía, el lujo y la ilusión de que se es todopoderoso. Eso explica que gentes que viven una vida gris y humilde estén soñando con mantos rutilantes bordados en oro y montañas de piedras preciosas». Resulta curioso que un texto sobre la Semana Santa de Sevilla, escrito por Chaves Nogales hace la friolera de 79 años continúe, con matices, tan vigente hoy en día. En efecto, la Semana Santa es el delicioso empecinamiento de mantener viva la exuberancia, el barroco, la sublimación absoluta de los cinco sentidos. Por encima de problemas, de crisis, de conflictos internos y externos, de una vida gris, más o menos dura. Por una semana, Cádiz solo entiende de itinerarios de tal o cual hermandad, de horarios, de si la lluvia dará o no tregua a las procesiones. Por siete días, solo existe devoción, fe, fervor y folklore en las justas proporciones que cada cual determine. Quizás en ello radique el genial milagro de la Semana Santa. En detener el tiempo el tiempo presente, evocar un tiempo barroco de arte y devoción.

Ha llegado la semana en la que dejarse embriagar por la música; el incienso; los rutilantes bordados, dorados, repujados y tallados; la imaginería de primer nivel. Es tiempo de la aparente contradicción de disfrutar con la Pasión de Cristo. De contemplar como la luz del sol postrero o de la luna de Nissan baña de calidez de ocaso o de mortecina noche escenas cofrades que no se repetirán hasta el año siguiente. En la Semana Santa todo es penitencia, sí, pero también todo es luz e ilusión. Ganas de ver cómo un año de trabajo en casa tiene el mejor resultado posible en la calle. De que ese estreno realizado euro a euro con esfuerzo, tesón y ganas fascina en la calle, para mayor gloria de Cristo y de la Virgen y, de paso, del cofrade.

Sin duda, en la Semana Santa gaditana es luz y este año no será menos. Atrás queda un año intenso y duro, en el que varias hermandades de Cádiz han pasado por procesos de crisis internas que, en casi todos los casos, han llegado a buen puerto. Fue el caso del Nazareno del Amor, resuelto con éxito. Es el caso de Las Penas, en vías de solución pero que se ha cobrado la privación de la luz a esta hermandad. Y es que, por desgracia, la ausencia también será este año novedad. La crisis interna de Las Penas dejará al Domingo de Ramos con una cofradía menos en la nómina de salidas. Será ésta la más triste de las nuevas que trae la Semana Santa de 2014.

En lo positivo, la Semana Mayor que comienza traerá importantes novedades en los cortejos, tras un tiempo de cierta paralización de proyectos con motivo de la crisis. Serán siete días en los que contemplar en la calle estrenos que comenzarán desde el Domingo de Ramos y que se alargarán hasta el fin de la semana. Prácticamente todas las hermandades lucirán en la calle alguna novedad de mayor o menor enjundia. Así, uno de los estrenos más destacados saldrá de Salesianos y estará protagonizada por la hermandad más joven Cádiz.

Despojado estrena primera fase del paso de misterio, que se centrará este año en la carpintería. A eso se suma el estreno de una nueva imagen del misterio, con la incorporación de un romano, tallado por Romero Zafra, autor también de los titulares de la hermandad.

En lo que se refiere también a las andas procesionales, será el año de ver los avances en los pasos de La Palma (nueva fase de dorado), Columna (que estrena dorado de cartelas y nueva fase de talla), de Ecce Homo (con el dorado de los candelabros traseros) y Jesús Caído (que se aproxima al fin de la talla con la nueva fase de los respiraderos y maniguetas). Digno de atención será la nueva fase en la ampliación, enriquecimiento y restauración del paso de misterio de Oración en el Huerto; de la mejora del paso de misterio de la Borriquita, con las nuevas cartelas de las esquinas del paso y el fin de la restauración de los respiraderos de Angustias. Buena Muerte estrenará también un nuevo monte tallado en el paso del Señor.

Habrá enriquecimiento del patrimonio procesional, como es el caso del Senatus que estrenará Despojado; los ciriales que estrena Jesús Caído; el cáliz y la Bandera Concepcionista que lucirá Sagrada Cena o la restauración de la vara, potencias y medallón del pertiguero de Afligidos. También Ecce-Homo estrenará corona para la Virgen de las Angustias y Siete Palabras estrenará potencias para el Señor.

Las novedades patrimoniales no quedarán ahí. Sin duda, estos días que comienzan bien merecerá la atención los palios gaditanos. Es en las andas de las titulares marianas donde se concentrarán importantes novedades. Días atrás Vera-Cruz presentaba en la sacristía del convento de Santo Domingo su importante estreno: los nuevos candelabros traseros de estilo rocalla. Supone un importante avance estético para este palio, sumido desde hace años en un programa de enriquecimiento de la orfebrería acorde con las singulares líneas de este palio.

Un día después, Sanidad lucirá en la calle los bordados de las bambalinas laterales del palio de la Virgen de la Salud. Es la última fase de dichas bambalinas, a falta del bordado del techo de palio. De Santa Cruz saldrá también un importante cambio, en este caso iconográfico: San Juan vuelve al palio de la Virgen de la Trinidad, tras un complicado proceso en el que la falta de quórum en un cabildo de hermanos cerca estuvo de dejarlo fuera. Y desde el templo de Cádiz con más hermandades, Santo Entierro estrenará la nueva parihuela del paso de la Virgen de la Soledad, ya en la jornada del Sábado Santo.

Pero antes de que llegue este día, con ilusión también encaran en Santa María el Jueves Santo. Una intensa restauración ha recuperado el esplendor del techo de palio de la Virgen de los Dolores. Los dibujos geométricos diseñados por el arquitecto Antonio Accame, al estilo de las yeserías del templo se han salvado de un deplorable estado de conservación y han recuperado su fulgor en la novedad más importante de la cofradía con más devoción del Jueves Santo. Habrá que esperar a un día, Viernes Santo, para ver en la calle el cambio en el palio de la Virgen del Mayor Dolor, de la Buena Muerte. El palio negro estrenará techo y bambalinas en un acertado cambio estético, más acorde al carácter sobrio de la hermandad. Se trata de la confección de unas nuevas bambalinas de cajón y con corbatas, incorporación esta última novedosa en Cádiz. Se suma este cambio al estreno aún no visto en la calle de los estilizados faroles de orfebrería con los que se remata la trasera de las mismas andas. Y es que la reiterada lluvia ha impedido ver en la oscuridad del silencio esta novedad prevista para la Semana Santa pasada.

La lluvia no está invitada

Nunca es invitada, pero los últimos años no ha querido perderse una Semana Mayor. Ella es la culpable de que Buena Muerte acumule estrenos sin pisar la calle. Y es que lleva ya tres años impidiendo la salida de la mayor parte de las hermandades del Viernes Santo. Así, el palio de Mayor Dolor aún no ha podido estrenar la cuadrilla de Daniel Robledo, cuya intención es aportar al caminar de dichas andas un estilo más sobrio y compatible con la propia configuración estructural de las andas (caracterizada por sus cresterías). También es curioso el hecho de que la Virgen de los Dolores de Servitas aún no haya podido pisar la calle desde la Coronación Canónica de 2011 (año en el que, por cierto, también llovió el Viernes Santo).

Hay que remontarse al año 2009 para encontrar una Semana Santa completa en la que todas las hermandades pudieron salir a la calle. Eso no implica que siquiera ese año más de una hermandad no se viera sobresaltada por la aparición de las temidas precipitaciones. Así las cosas apetece, y mucho, siete días de estabilidad meteorológica que alivien la tensión de estar pendientes del cielo para poder realizar estación de penitencia en la Catedral.

De momento , los partes auguran posibilidades de lluvia en algunas de las jornadas que vienen; siempre sujeto a los partes cambiantes en la ciudad. Curadas de espanto están ya las hermandades gaditanas que se lo piensan ya mucho antes de plantar la Cruz de guía en la calle, para evitar sucesos como los ocurridos el Viernes Santo pasado cuando la hermandad de Expiración se vio sorprendida por un intenso aguacero. Precisamente esta hermandad ha protagonizado uno de los reveses más duros de la Cuaresma, con la clausura de las dependencias parroquiales, lo que llegó a poner en jaque su salida ante la complejidad de organizar una procesión sin contar con casa de hermandad o espacio para organizar el cortejo.

Un año difícil

Y es que nadie dijo que poner en la calle una procesión sea fácil, sobre todo cuando las hermandades no son ajenas a la realidad que les rodea. A las crisis internas ya superadas, se suma el descenso de hermanos que se deciden a vestir su túnica para acompañar a su hermandad. Una caída en las filas de penitentes derivada de la crisis económica. No se trata ya solo de los costes de poner en la calle una procesión (con gastos más elevados y con menos recursos para flores o cera), sino de la conciencia de la difícil situación que atraviesan las parroquias en las que tienen sus sedes canónicas las distintas hermandades.

Eso ha llevado a muchas cofradías a incrementar sus esfuerzos en favor de las obras de caridad. Reparto de alimentos, atención a los sin techo, pago de recibos, ayudas a entidades de discapacitados o la mera colaboración con Cáritas parroquial son algunas de las medidas que este año también se han visto incrementadas en las hermandades gaditanas. Son numerosos, aunque difícilmente cifrables, los ejemplos de colaboración y ayuda que las vocalías de Caridad que cada corporación pone en marcha en favor de los más necesitados de la ciudad. Todo este esfuerzo se verá recompensado cuando las cerraduras giren, las puertas se abran de par en par a una nueva Semana Santa.

La gloria del cofrade, que decía Manuel Chaves Nogales ya está aquí. La suave brisa de la primavera, impregnada de azahar y mar y condimentada por el incienso, acariciará la larga fila de penitentes que darán luz a sus titulares. Esos que llevan un año esperando salir, 365 días de trabajo interno, de cariño, de grupos humanos deseosos de hacer estación de penitencia, de demostrar ese tiempo de laborioso esfuerzo. Los gaditanos cofrades quieren ser camino para el Señor y la Virgen, guía para su cortejo, pétalos para sus plantas. A fin de cuentas, en la Semana Santa gaditana todo es luz.