Una barbacoa en aprietos

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Incertidumbre. Las tradicionales barbacoas del Trofeo Carranza llegan este año más temprano de lo habitual y con muchas dudas. Trofeo Carranza y barbacoa eran dos conceptos que venían siempre unidos. La parte festiva del acontecimiento también está sufriendo una decadencia progresiva que puede llevarla a verse reducida a la mínima expresión.

Lo que en principio era una costumbre más familiar que se dispersaba en el fin de semana y acumulaba a mucho menos público, se convirtió con la publicidad en una macroconcentración que se le fue de las manos al Ayuntamiento de Cádiz. Quedan lejanos las 250.000 personas que llenaron las playas gaditanas acudiendo a la llamada del Consistorio para conseguir el récord Guiness.

La fiesta se desmadró, tanto por la cantidad como por el daño que se le hacía al litoral por las actitudes incívicas de muchos ciudadanos con la acumulación de toneladas y toneladas de basura, dejándose sobre la arena todo tipo de muebles y enseres.

A partir de ahí, la acción del Gobierno municipal estuvo encaminada a ir reduciendo paulatinamente los espacios en los que se permitía hacer barbacoas durante esa noche.

Ya en el año 2008, la celebración se redujo entre los módulos 1 y 6 de la playa de la Victoria, acogiendo a unas 100.000 personas. En 2009, se acotó hasta el módulo 5, con 75.000 participantes. En 2010, solo se pudieron hacer barbacoas hasta el 4, con 55.000 personas, mientras que en 2011 y 2012, la celebración se quedó desde el módulo 2 hasta el 4, contando con 50.000 y 36.000 personas, respectivamente.

Este año puede considerarse el de la incertidumbre. Por un lado, el cartel del Trofeo Carranza no es el más atrayente posible, reduciéndose la celebración a un solo día. Por el otro, está la decisión del Ayuntamiento de Cádiz de mantener en la playa de la Victoria el acotamiento entre los módulos 2 y 4 (desde la calle Antonio Accame hasta la calle Neptuno) y añadir la playa de la Caleta, siempre alejada del macrobotellón en anteriores ediciones. A esto, hay que incluir a la crisis, que siempre limita la participación en este tipo de eventos, como se ha venido demostrando en los últimos años.