opinión

Cádiz decadente

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Las cifras del paro, como la primera semana de cada mes, han vuelto a golpear a Cádiz con fuerza. Más de 5.000 nuevos desempleados, hasta sumar 207.000, es un problema de tal magnitud que no caben medias tintas: Somos el tercer mundo. Vivimos en el tercer mundo. Habitamos una provincia en la que una de cada tres personas en edad de trabajar no puede hacerlo y el 40% de la población está ya por debajo del umbral de la pobreza. Si eso no es el tercer mundo, se le parece mucho.

Quizá aún tengamos infraestructuras propias de países avanzados, patrimonio digno de descendientes de antiguas civilizaciones, modernas costumbres occidentales y formemos parte de la Unión Europea... pero la realidad social que nos rodea, que cada día se impone más en nuestras vidas, corresponde a países subdesarrollados. El aumento de la mendicidad, de la delincuencia, de la dependencia de la caridad no son más que síntomas de que todo va a peor y no parece que hayamos tocado fondo.

Ante esta situación, no precisamente provocada por los ciudadanos de a pie, se imponen medidas urgentes y eficaces. Medidas radicales incluso que deben poner en marcha los encargados de gobernar, aunque solo sea por salvar el poco prestigio que aún le pueda quedar a la clase política. Esta semana, para variar, hemos recibido una buena noticia: un grupo de empresas dispuesto a invertir en El Puerto y crear mil puestos de trabajo. Pero aún siendo cierta y cristalizando de verdad, no es más que el 20% de los empleos destruidos en el último mes. Harían falta 200 noticias como ésa para acabar con la lacra del paro. Y es obvio que no las vamos a recibir. Pero tampoco sirve de nada lamentarnos y no hacer nada. Podemos, entre todos, aportar nuestra parte para conseguirlo a medio–largo plazo.

Los políticos haciendo gestiones para atraer nuevos inversores y controlando que los proyectos que presentan realmente son sólidos. Los bancos –pata fundamental en esta historia– abriendo la mano con el crédito ahora que van a volver a ser rescatados. Y los ciudadanos, preparándonos para estar suficientemente cualificados, bien sea en el sector industrial o el turístico, que es por donde sin duda pasa nuestro futuro.