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El biquini por montera

La imagen de la duquesa de Alba 'en tiempo real' saliendo del agua en Ibiza neutraliza la plaga del Photoshop

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Antes, el biquini del verano era el de Ana Obregón. Pero el tiempo pasa, Anita se nos ha hecho mayor y (quítate tú pa'ponerme yo) en el tema del biquini la ha sustituido con gran vocación y desparpajo la duquesa de Alba, una mujer que, como Gigliola Cincuetti y el Cañón del Colorado, no tiene edad. De hecho, la perdió hace tiempo. Y con ella, el miedo al qué dirán, que es una forma infalible de disfrutar de la vida. En la peculiar moda de baño ducal de esta temporada dominan los estampados florales en tonos frambuesa sobre fondo negro, la maxibraga y el sujetador balconet. Tomen nota octogenarias porque Cayetana, a sus 86, viene un año más dispuesta a marcar tendencia. Y sin apaños. Con todas las consecuencias del implacable y devastador paso del tiempo ella va, le hace un quiebro a la artrosis, al descolgamiento, las rugosidades y la flaccidez y se pone el biquini por montera. Que la duquesa siempre ha sido muy de dar la vuelta al ruedo por su cuenta. Su imagen en 'tiempo real' es el mejor antídoto contra la plaga del falsamente rejuvenecedor Photoshop que nos invade. «Tempus fugit. Así como me veis os veréis», parece proclamar sin palabras (y con pérfida sonrisa) esta abuela a todas esas starlettes playeras que pasan y posan metiendo barriga. Y es que por ausente que a veces parezca ella nunca está en la higuera sino más bien en la hoguera. De las vanidades.

María del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor (sí, Castor) Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay (respiren) ya está en Ibiza. Lo atestiguan esas primeras fotos que la muestran saliendo del agua en lo que vendría a ser un retrato de señora mayor en biquini con cuidadora latinoamericana (o filipina) del brazo. ¿Dónde estaba en ese momento su caballeroso y solícito marido? ¿En qué estaban pensando sus padres el día que la bautizaron? Son preguntas de difícil respuesta. Tal vez Díez Carabantes la esperaba en el jardín leyendo la prensa con un martini en la mano... En cuanto a sus padres, o bien fue un exceso de martinis o bien que pensaron que adjudicándole medio santoral la niña estaría más protegida, aunque habrían acabado antes bautizándola María del Rosario Cayetana y de todos los Santos como acostumbra a hacer, con gran capacidad de síntesis, la Familia Real. Sin embargo, los santos a los que la encomendaron no han podido evitarle a Cayetana el disgusto de ver cómo su idolatrado exyerno Fran Rivera le amarga el verano a su hija, Eugenia, reclamándole la custodia de la niña. Es la piedra en el zapato o la pegajosa arena en la chancla que horada el dorado descanso estival de esta duquesa tan revolucionaria para algunas cosas (ponerse biquini, casarse con un señor mucho más joven...) y tan conservadora para otras (mantener sus privilegios, títulos y propiedades). Pero, en el fondo, tan igual a su generación, condenada a terminar sus días (a pesar de los muchos hijos, del joven marido) recurriendo a la compañía de pago.