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Dopamina para el 'jet lag'

Actúa en la glándula pineal, fundamental para dictar el ‘ritmo circadiano’ en los seres humanos, esto es, la serie de procesos biológicos que permite al cerebro adaptarse a las horas del día

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Un grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) ha descubierto una nueva función de la dopamina, relacionada con el control de la regulación del sueño. Según el estudio, la dopamina actúa en la glándula pineal, fundamental para dictar el ‘ritmo circadiano’ en los seres humanos, esto es, la serie de procesos biológicos que permite al cerebro adaptarse a las horas del día.

Todos los animales responden a los ciclos de luz y oscuridad, mediante el sueño, la alimentación, alteraciones de la temperatura corporal y otras funciones biológicas. La glándula pineal traduce las señales de luz, recibidas por la retina, en un lenguaje comprensible para el resto del cuerpo; por ejemplo, mediante la síntesis de la hormona melatonina, que es producida y liberada por la noche, y que ayuda a regular la actividad metabólica del cuerpo durante el sueño. Otra hormona, la norepinefrina, está involucrada en la regulación de la síntesis y liberación de la melatonina en la glándula pineal. Las funciones de la norepinefrina se llevan a cabo a través de la unión de sus receptores a las membranas de las células. Hasta ahora, se creía que estos receptores de norepinefrina actuaban de forma independiente. Sin embargo, en el nuevo estudio, los investigadores han descubierto que este no es el caso. Además, los investigadores observaron que estos receptores de la dopamina solo aparecen en la glándula pineal hacia el final de la noche, cuando el periodo de oscuridad termina.

Los resultados obtenidos son interesantes porque muestran el mecanismo por el cual la dopamina puede inhibir, directamente, la producción y liberación de una molécula, la melatonina, que induce a la somnolencia y prepara el cuerpo para el sueño, según explica el doctor McCormick, director del equipo de invesitgación. El descubrimiento podría ser muy útil en el diseño de nuevos tratamientos para ayudar a mitigar las alteraciones del ritmo circadiano, como las relacionadas con el ‘jet lag’, las que sufren las personas que trabajan de noche, y los casos de trastornos del sueño en general que, según la Organización Mundial de la Salud, afectan al 40% de la población mundial.