Tribunales | Asesinato del asador de El Puerto

Victoria Martínez les confesó a sus amigas que «temía que su marido la matara»

Continúa el juicio a José Luis G. R. por asestar diez puñaladas a su exmujer

Cádiz Actualizado: Guardar
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El juicio por la muerte de Victoria Martínez, acuchillada por su exmarido en un asador de pollos de El Puerto en febrero de 2008 ha continuado esta mañana con la declaración del resto de testigos, solicitados por las acusaciones particulares, la mayoría, amigas de la víctima, a las que Victoria contó el supuesto calvario de malos tratos y vejaciones que recibía en su vivienda: que le apagaba supuestamente la luz y la incomunicaba, cortándole el teléfono; que le impedía ducharse, que no la dejaba comer, que la insultaba y que la amenazaba. Al menos dos de ellas dijeron haber sido testigos directos de dos episodios: uno de amenazas, en el que el acusado, José Luis G. R. la habría amenazado de muerte desde un coche; y otro, en el que supuestamente el procesado acosó a su exmujer cuando ésta se encontraba en la joyería de su amiga, a pesar de que existía una orden de alejamiento entre ambos.

El resto de mujeres, en cambio, conocieron del maltrato por boca de Victoria, a la que veían «llena de temor, aterrorizada». «Cuando iba por la calle miraba para todos lados, con miedo, porque temía verlo», «sufría pánico», explicaban hoy. También han confirmado que los temores de la víctima no se limitaban a posibles palizas: «Temía que la matara», dijeron. «Cuando en la tele salía el caso de alguna mujer a la que mataba su pareja, le entraba un ataque de ansiedad, se ponía muy nerviosa», explicó una empleada en una residencia geriátrica donde Victoria trabajó durante algunos meses. Según otras trabajadoras, que también testificaron hoy, la víctima se duchaba y comía en la residencia porque no podía en su casa.

Esta mañana también ha declarado un hermano de la víctima, que en los pasillos reconocía que no supo de los maltratos hasta después de la muerte. «Mi hermana no nos dijo nada», se lamentaba. En la vista, en cambio, el hermano de Victoria recordó que semanas antes del asesinato vio a José Luis G. R. cerca de la vivienda de un familiar con una actitud sospechosa: «estaba en el coche, como agachado». Como si estuviera vigilando. Por aquel entonces la pareja estaba separada y Victoria vivía en Sevilla con una de sus hermanas, que ha fallecido y cuyo testimonio en instrucción se leyó ayer. Victoria no le reveló su paradero al resto de sus hermanos, ni a sus propios hijos.

La defensa no ha llamado a declarar a ningún testigo y ha intentado de nuevo, como ya hizo el día anterior, destacar contradicciones en los testimonios de las acusaciones. Sin embargo, tanto ayer como hoy, el presidente del tribunal le ha insistido en que tales contradicciones, al ser mínimas, no son relevantes.

El juicio continuará mañana con la declaración.