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Sin heridos por asta de toro en Vejer

Vejer se llena de colorido y ambiente con la suelda de sus dos toros 'embolaos'

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Los apenas diez segundos de silencio en una romería bulliciosa, festiva y soleada, resultan premonitorios de que se acerca la hora de la verdad. Son las doce en punto del Domingo de Resurrección en Vejer. El mayoral de Cebada Gago, una de las ganaderías más importante del panorama taurino nacional, afincada en Medina Sidonia, está a punto de dar el visto bueno. Suena el estallido del último cohete de aviso. Ya no hay marcha atrás. Los más valientes se agarran de barandas, postes y verjas de ventanas, en la Plazuela, la calle Juan Relinqui o Alta. Los menos diestros, cerveza en mano y provistos de gafas de sol y gorro campero, retroceden unos centrímetros de los barrotes para evitar una posible cornada.

'Genial' hace acto de aparición. Son 520 kilos de carne de toro, hasta el rabo impresiona. Sus primeros pasos son confusos, dificultosos; el animal resbala un par de ocasiones, pero su naturaleza brava le hace embestir en cuanto recibe al primer turista envalentonado por los desafíos de sus amigos y una noche entera sin dormir. Más arriba le esperan los cinco recortadores profesionales venidos desde Castellón.

Son apenas dos kilómetros de recorrido, cuesta arriba, los que esperan a este colorao (como se denomina en el argot taurino a los toros color marrón claro), camino de la calle San Miguel, donde le esperan cientos de vejeriegos y turistas de dentro y fuera de la provincia para tentarle de cerca.

Vejer era ayer una fiesta. En el más amplio sentido de la palabra. La calle Alta a rebosar de público, los balcones protegidos por maderas claveteadas con esmero. Los portales estrechos, engalanados con flores, fueron tomados literalmente por familias enteras que buscaban la mejor ubicación para ver pasar al bravo animal convertido en espectáculo de domingueros.

Apenas han pasado veinte minutos y ya hay damnificados. Como advertía el 'speaker' que anunciaba el primero de los toros de este Domingo de Resurrección en Vejer, el 'embolao' ha cumplido con la tradición. Y la tradición de los que saben dice que aquellos jóvenes que citan al toro en estado ebrio son los primeros en sufrir sus envites de los cuernos. "Aunque estén afeitados o tengan una bola para proteger, del golpe no te libra nadie". Los voluntarios de Protección Civil de Vejer, que para esta ocasión contaron con la colaboración de homólogos de otras localidades de la zona, lo saben bien. "Hoy (por ayer) habrá muchas contusiones, pero esperemos que ningún herido grave", explican. Este año la agrupación cumple 15 años.

Lo cierto es que la fiesta que cada año recorre la fisonomía gaditana, y que ayer hizo parada obligada en Los Barrios, Arcos, Vejer o Paterna, está muy arraigada en la provincia. "Hay quien nos ve como bichos raros, pero aquí no se maltrata al animal en ningún momento". Y puede darse fe de ello. Ayer en Vejer, en todo caso, el toro lo máximo que sufrió fue un poco de estrés, al tener tanto torero improvisado al que pillar en una misma plaza.