semana santa de Jerez

Un Domingo de Ramos lleno de luces sin sombras

Las cinco hermandades que hicieron estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral brillaron en la primera jornada de la Semana Mayor

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Domingo de Ramos en Jerez, domingo de pasiones, de plegarias, de devoción, de sentimiento, de fe, de colores, de aromas... La jornada de ayer fue intensa, muy intensa, y más si atendemos a los partes meteorológicos que auguran que desde hoy la climatología se complica, y de qué manera, hasta el final de la Semana Santa. Jornada luminosa y ventosa, eso sí, que deslució a muchas candelerías, a tantos pasos de palio, a los cortejos que incluso en algunas ocasiones desistieron de apagar los cirios. Pero una jornada intensa, de las de siempre, de las que nos gusta paladear y saborear como si fuera el último suspiro. Un Domingo de Ramos pletórico, gracias a las cofradías.

Levantó la mañana caprichosa, con un viento fuerte que empujaba ciertas nubes bajas a la lejanía, y eso favoreció que a las doce de la mañana el tiempo fuera de nuevo primaveral. Las cofradías mostraban lo mejor de su repertorio, todas ya perfectamente dispuestas. En la Escuela de San José, la gente de Cristo Rey y de la Estrella cumplían con esa tradición no escrita que dice que no hay Domingo de Ramos sin tomarse una copa de Jerez en el patio de la Escuela, donde los naranjos custodian los mayores secretos del Domingo de Ramos. Los pasos, terminados junto con el altar de insignias, mostraban a Jerez a Cristo, Rey del Universo, y a la guía de todos los lasalianos, la Estrella que le lleva al cielo. A escasos metros de ahí, en la iglesia de San Marcos, tenía lugar la primera levantá de la hermandad de la Cena. Un acto que cada año aglutina a más devotos en torno al Señor del Cáliz y a María Santísima de la Paz y Concordia. Un perfecto prólogo para lo que luego ocurriría en la capilla de los Desamparados, donde la primera levantá de la Coronación se ha convertido en un referente mágico de la mañana del Domingo de Ramos, algo que hay que vivir de manera igual de intensa que la tarde si se quiere controlar y degustar todo lo que ofrece la jornada.

De la misma manera, por la Merced terminaban las obras de adecentamiento de la calle Nueva, ante la falta de respuesta de los estamentos oficiales. Han sido los propios hermanos, junto con los devotos del barrio, los que han permitido que el Consuelo y la Virgen de las Misericordias se paseen de nuevo por las calles adyacentes a la Basílica de la Merced, sede eterna de la cofradía del Transporte. De hecho, no fue la única cofradía que mantuvo en vilo a sus hermanos hasta el último suspiro, ya que la hermandad de las Angustias decidió en el último momento cambiar el recorrido oficial para recuperar la calle Molineros, que en un principio estaba previsto que estuviera en obras por Semana Santa pero que ha visto retrasado el inicio de las mismas permitiendo el paso de la cofradía por esta emblemática calle por la que también discurre, en la próxima Madrugá, la Esperanza de la Yedra y el Señor de la Sentencia.

Mucho más tranquilos se mostraban en las horas previas los cofrades del Perdón. Sin templo, sin sede, la catedral sirvió un año más de escenario para los primeros pasos de la hermandad que preside Sánchez-Tornay, que miraba esperanzado por la puerta del Perdón esperando que pronto terminen las obras de urbanización de la Ermita de Guía. Es curiosa la historia de esta hermandad... Abandonaron Santa Ana, creyendo en un futuro mejor, y la vida les ha deparado un peregrinar por el desierto, un exilio permanente desde entonces. Han estado unos felices y comprometidos en la Ermita de Guía, sin apenas devotos a su alrededor, trabajando de manera incansable por su Iglesia y por su hermandad. Han estado en la catedral, a la sombra de un crucificado de la Viga demasiado potente como para pretender quitarle un centímetro de protagonismo

Escondidos en una nave lateral de una iglesia demasiado grande para una cofradía tan cercana como modesta, tan humilde como grande. Y emigraron de nuevo, buscando en este caso la iglesia de San Dionisio, refugiados bajo el fajín de monseñor de José Luis Repetto, el gran denostado por las cofradías, el gran aliado de ellas cuando los caminos se tuercen. Algún día, los cofrades haremos justicia con un deán de la Catedral empecinado en preservar la liturgia por encima de las manifestaciones populares, sí, pero gran defensor y conocedor de nuestras hermandades y cofradías. Algún día, si es que el pueblo, devoto y creyente, tiene memoria.

El fin de las vísperas

El día, claro y luminoso, permitió que viviéramos una jornada radiante, oscurecida por los cirios apagados a cuenta del fatal viento que azotaba ayer las azoteas blanqueadas de este Jerez histórico y nostálgico, anclado en sus tradiciones y sin valor de defenderla pese a tanto ataque externo. Comenzó la jornada como pregonó Zarzana en el Villamarta, con la Estrella dando buena cuenta de que es Reina y Señora del Domingo de Ramos. Una dolorosa enorme, salida de las manos eternas de Sebastián Santos, escondida en el azul imposible de un paso de palio que el año que viene se verá completado con el manto que Jesús Rosado esta bordando para la dolorosa de la Escuela de San José. Un prodigio de armonía, y de andares cadenciosos, elegantes, firmes siempre, contenidos a veces. A los mandos, un capataz joven, capataz de su cofradía, que ha encontrado en el nuevo martillo de la Estrella, obra de Miguel Ángel Segura, un perfecto hogar para vivir sus emociones sin que nadie le moleste. El y su Virgen, su Virgen y El. Montado de manera soberbia por la mayordomía de la Estrella, el paso de palio de la cofradía es un ejemplo de cómo deben andar los pasos de palio en nuestra ciudad. Varales sueltos, levantás a la gloria, mecías coquetas y elegantes, como la cintura de una mujer, arriás eternas. Bien por ellos, y bien por la cuadrilla de Cristo Rey, que este año han demostrado que los estilos están para cambiarlos, y que se puede ser serio añadiendo un extra de felicidad. Ahora Cristo Rey interpreta las marchas, juega con ellas, se deshace elegante en los acordes de una banda de la Victoria de León que es una de las grandes de nuestra Semana Santa. Normal que en el Prendimiento la hayan fichado. Normal, porque cuando suena ‘El alma de la Victoria’, los sentidos se alarman, los oídos se agudizan, esperando lo mejor de las cuadrillas en una chicotá de ensueño.

Todo eso pasó por la Escuela de San José, y una Tornería única, y un paso por Carmen mágico, pero no fue lo único del día. La hermandad de la Coronación estrenaba capataz, y olvidaba pintadas infames, que no hacen sino descatalogar a quien las hizo. Tomás Sampalo se ha hecho, con mano firme a veces, usando la mano izquierda en la mayoría, con una cuadrilla que por si alguien lo duda, es más del Cristo de la Coronación que nadie. Una cuadrilla que estrenaba mandos con el recuerdo de Manuel Campos, destituido el año pasado, en la memoria, pero que supo ser honrada y fiel a su cometido, que no es otro que ser los pies de Cristo por las calles de la Albarizuela. Y Ella, siempre Ella, la de los ojos verdes, la Niña de la calle Arcos, la que muestra Paz incluso en su Mayor Aflicción, paseó coqueta robando protagonismo a todos, sabedora de que es la protagonista principal del día porque arrastra pasiones por donde quiera que pase.

Un paso por el Humilladero

Distinto se vieron las cosas por la plaza de las Angustias, donde una madre llora desgarrada con su hijo muerto en brazos. La soledad de María al pie de la cruz requiere de una meditación profunda, sensata, sobre el sentido de la penitencia. No caben excesos cuando hablamos de Cristo muerto. No se comprenden filigranas cuando hablamos de luto y sobriedad. Por eso, por entenderlo, la hermandad de las Angustias es hoy ejemplo de todo, y envidia de nada. Es una cofradía con mayúsculas, que interpreta mejor que nadie la realidad más injusta: Dios tuvo que morir por nosotros. Y lo hizo haciendo sufrir a su madre, a su gente. Es hora de ponerse la túnica, y devolverle algo al que todo te lo ha dado, deben pensar los cofrades de las Angustias. Y hacen bien... Fueron sólo seis horas, que pasaron como seis segundos. En un suspiro...

Perdón y Transporte, cada una a su forma, pusieron el broche de oro a una jornada que levantó soleada, pero que ya anunció a últimas horas del día lo que hoy será una realidad. Que el tiempo, la climatología, es inestable. Y que igual, Dios no lo quiera, las de ayer fueron las únicas procesiones que veamos esta Semana Santa. Así que si no las disfrutó, no dude en salir hoy a la calle, y hacer lo que mejor saben hacer los cofrades. Llenar los templos, acercarse a San Marcos, a Madre de Dios, a Santa Ana... Llenar los templos y rezar para que el resto de la Semana Santa sea tan espléndida como la jornada de ayer.