Las Cortes entregan el testigo del Bicentenario a Cádiz

Ha sido un acto de justicia poética. Una forma de devolver a los diputados de Las Cortes el favor que le hicieron a España 200 años después. Tal día como hoy, un 20 de febrero de 1811, sus señorías materializaban lo que llevaban desde diciembre de 1810 tratando, el traslado de la sede de la Asamblea del Teatro Cómico de la Isla de León al Oratorio de San Felipe Gaditano. Y lo hicieron sin alaracas, de la forma más silenciosa posible. Quizás por eso, hoy había que resarcirlos, aunque fuera solo en espíritu. Por eso, el Ayuntamiento de San Fernando y el Consistorio Gaditano se han dado cita a las 13.30 horas en las plantas del monumento de Las Cortes de la plaza de España para homenajear a los diputados.

No ha faltado casi nadie. Ni los personajes claves de antaño ni los de ahora: la Guardia Salinera, el Batallón de Voluntarios Distinguidos, de Extramuros y los propios diputados de Las Cortes se han dado cita con sus homólogos en el presente entre los que se encontraban senadores y diputados por la provincia de Cádiz o las Corporaciones Municipales de ambas ciudades. El acto era la forma de oficializar el traspaso del testigo de los actos del Bicentenario. Desde hoy, Cádiz asume de nuevo el protagonismo que lucirá de forma especial el 19 de marzo de 2012.

Durante el homenaje, Manuel María de Bernardo, alcalde de San Fernando, ha resaltado "la empresa que se inició en la Isla de León y que tuvo su continuación en Cádiz" y encomió a los diputados del momento (encarnados por gaditanos e isleños) al 2013, fecha en la que sus señorías regresaron a San Fernando por el riesgo de fiebre amarilla en la capital gaditana.

Por su parte, la alcadesa de Cádiz, Teófila Martínez, destacó a Cádiz y San Fernando como "enclaves de la libertad" y remarcó los lazos de hermandad existentes entre las dos ciudades. Para Martínez, el día de hoy ha sido una jornada "de afirmación por España".

Y precisamente así es como se ha cerrado el acto tras depositar una corona de laurel ante el pebetero del monumento. Unas salvas y el Himno de España pusieron el punto y final de una mañana en la que España volvió a ser Cádiz.