Un muerto y cinco heridos por asta de toro en uno de los encierros más peligrosos de la historia

Un joven de Alcalá de Henares, Daniel Jimeno Romero, de 27 años, ha fallecido esta mañana después de ser empitonado en el cuello por un toro en el cuarto encierro de los Sanfermines, el más peligroso de los últimos años, cuando intentaba protegerse cerca del vallado. El mozo, herido en la zona de Telefónica, ha ingresado en estado crítico en el hospital Virgen del Camino de Pamplona, donde se ha certificado su fallecimiento a las 8.45 horas.

El fallecido, a quien se le ha practicado la autopsia en el Instituto Anatómico Forense, ha sido identificado por unos familiares.

La herida se ha producido a nivel supraclavicular izquierdo" con "un trayecto descendente que afectaba al pulmón izquierdo más aorta y cava", según ha indicado el responsable del operativo médico de los encierros, Fernando Boneta. Los cirujanos que han atendido al joven han coincidido en apuntar que las heridas que ha sufrido al ser corneado por el toro eran "mortales de necesidad".

'Capuchino', protagonista

Un toro colorado de nombre 'Capuchino', de 515 kilos, ha sido el fatídico protagonista de este cuarto encierro donde ha creado momentos de gran tensión y peligro. La carrera ha alargado su duración hasta casi los cuatro minutos y medio al negarse este toro a seguir su camino, derrotando a uno y otro lado, girándose y embistiendo a los vallados. El encierro ha dejado otros seis corredores heridos por asta, con carácter leve o moderado, y otro con un traumatismo torácico, que se encuentra grave e ingresado en la UCI.

Los astados de la ganadería extremeña de Jandilla han cumplido así con su fama de peligrosos, ya que esta misma divisa tiene el récord de mayor número de corneados en un solo encierro, en 2004, con ocho empitonados.

La manada se ha dividido a mitad de la carrera, dejando a 'Capuchino' rezagado. Un mozo ha sido herido por asta de toro en el abdomen en Mercaderes; otros dos han sido corneados en Telefónica -uno de ellos el fallecido, empitonado en el cuello, y otro con herida en el muslo-. Se confirma un cuarto corneado que ha sido empitonado en el glúteo y otros dos empitonados más. Además, varios mozos han resultado heridos de diversa consideración con esguinces, luxaciones y traumatismos craneales, entre otros.

La última muerte en un encierro se produjo en 2003, cuando falleció el pamplonés Fermín Etxeberría Irañeta, miembro de la Junta Directiva de Osasuna y corredor desde los 14 años, a causa de las heridas sufridas en la segunda carrera de los Sanfermines del 8 de julio de 2003, tras permanecer ingresado en el hospital durante dos meses y medio.

Manada fragmentada

Esta mañana, tan puntual como suele ser habitual, los tres cánticos para pedir protección al santo dieron paso al cohete que anunció la apertura del portal de los corrales de Santo Domingo, desde donde, a las ocho en punto, salieron los seis astados precedidos de los cabestros. Nada más recorrer los primeros metros, 'Capuchino' tomó la cabeza del grupo, que completó este tramo a gran velocidad y sin apenas contratiempos para los corredores hasta que, al llegar a la plaza del Ayuntamiento, el burel adelantado arrolló a tres mozos ante el vallado de la parte derecha, uno de los cuales fue Daniel Jimeno.

Mientras el resto de la manada prosiguió su camino por la calle Mercaderes, de forma estirada pero sin llegar a fragmentarse, el toro colorado quedó definitivamente rezagado y sembró el pánico al comenzar a embestir a los corredores. La curva de Estafeta fue salvada por los animales con un ligero roce contra el vallado, sin llegar a chocar, y enfiló este tramo en hilera si bien a mitad de calle formaron dos grupos, con cuatro cabestros y cuatro toros en primer lugar, seguidos a poca distancia por un burel negro y el sexto mucho más atrás.

Los metros de diferencia entre los toros han permitido el lucimiento ante las astas por parte de los mozos, uno de los cuales fue alcanzado por uno de los bureles negros que resbaló y al levantarse se topó con él. Para entonces, 'Capuchino' ya había perdido definitivamente la referencia de la manada y de nuevo creó en este tramo complicaciones que se hicieron mayores al llegar a Telefónica y al callejón de acceso a la plaza, donde se paró en repetidas ocasiones, embistió hacia los mozos que se refugiaban en el vallado e incluso llegó a volverse sobre sus pasos. En este punto, el toro se cebó en uno de los corredores, a quien volteó y finalmente le alcanzó con el cuerno cuando ya estaba caído en el suelo.

El esfuerzo de los mozos para tirar del rezagado a punta de periódico y de los pastores con sus varas hizo que, muy poco a poco, el morlaco se fuera acercando a la plaza, donde la tarea de los dobladores fue hoy más intensa que en las jornadas anteriores ante la tendencia de los animales a entretenerse en la arena. Los cinco toros negros que abrían la carrera se abrieron a la derecha antes de entrar en chiqueros, hacia donde también fue conducido el rezagado por los dobladores a punta de capote.