Setenta años sin Machado

Alrededor de medio centenar de personas se congregó en la plaza de Jesús, frente a la fachada de la Casa Consistorial, para rendir un homenaje al poeta Antonio Machado con motivo del 70 aniversario de su muerte ocurrida durante su exilio en Francia.

El acto estuvo organizado por el Ateneo Republicano de Puerto Real con la colaboración de la tertulia poética Luis Pérez Agüera y el Ayuntamiento de la localidad.

El presidente del ateneo, Rafael Martín Campuzano, manifestó que «hemos querido homenajear a Machado porque creemos que es el poeta más representativo de la República y que mantuvo sus valores desde el principio hasta la hora de su muerte. Antonio Machado era, además, profesor de instituto, lo que simboliza el gran esfuerzo de la Segunda República española por la educación y la instrucción pública».

Figura del poeta

Por su parte, el portavoz de la tertulia poética, Luciano Fernández, significó que se habían adherido a la iniciativa del ateneo porque para ellos «Machado fue un hombre amable, sencillo, y bonachón, y no cabe duda que es un gran referente de una poesía muy cercana al pueblo, con versos que impactan a todo el que lea su obra, que indiscutiblemente es una de la más leídas en los paises de habla hispana». Durante el acto se leyeron una serie de poemas del homenajeado, entre ellos, Soledades, Campos de Castilla y Cancionero apócrifo. El recital estuvo acompañado a la guitarra por Manuel Peralta. El público asistente, varios de ellos portando banderas republicanas, celebró con aplausos el poema dedicado a la villa puertorrealeña que reza: «Oh, Puerto Real -con tus casas blancas- pero muñecas de rosas, Puerto Real, -y tus pinos verdes- cerca del mar». Asimismo, los asistentes al homenaje escucharon una breve biografía del poeta sevillano, considerado el más representativo de la generación del 98.

Gran parte de la obra de Antonio Machado, que colaboró con su hermano Manuel en algunas obras de teatro, «acusó el sentimiento del paisaje y de la tierra, la preocupación por su país, el espíritu crítico, la melancolía y el afán regeneracionista. Además, expresó con naturalidad sus sentimientos más íntimos. Sus versos son desnudos y de rima sencilla, y su poesía se coloca en la línea de la mejor tradición poética española». Machado murió en la ciudad francesa de Collioure el 22 de febrero de 1939.