El Cádiz dejó escapar dos puntos en Salamanca. / MANUEL BARROSO
Cádiz C.F.

El Cádiz no aprende ni en Salamanca

Un fallo de concentración al final, los cambios y el esquema de Calderón propician un insuficiente empate David igualó el gol de Bangoura de la primera mitad

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El Cádiz no aprende, sigue tropezando con los mismos errores. En la capital europea del saber, la Salamanca universitaria, el equipo amarillo suspende otro examen decisivo y asume que deberá repetir curso. Puede que ya no haya reválida, habrá que pensar en septiembre. Falta de aplicación defensiva, incomprensión de las lecciones de un maestro desorientado, desconcentración final y rendimiento irregular durante todo el semestre. En conclusión, este alumno no cuenta con la suficiente aptitud para el sobresaliente que abre la puerta de Primera. Necesita mejorar, y mucho.

En muchas ocasiones se ha culpado a los aprendices de los fallos y las derrotas. Pero el empate del Salamanca, un uno que vale igual que un cero patatero, se debe en gran medida al demérito del profesor. Antonio Calderón sorprendió a propios, extraños, y hasta a sus jugadores con una alineación desequilibrada.

La otrora descompensación de la plantilla pasó directamente al césped. Apostaba de inicio por un trivote defensivo, como si no fuera bastante el infumable doble pivote. Miguel, Rivas y Fleurquin hacían bueno aquello de tres son multitud, mientras que la banda derecha era una autopista para un seiscientos (Cristian) con la potencia de un Ferrari.

Menos velocidad

El Salamanca temía la velocidad al contragolpe de los amarillos, pero de golpe y porrazo se topaban con un equipo lento (Enrique y Dani en el banquillo, Miguel como media punta y Bangoura arriba) que le birlaba el balón en la medular.

Salvo el susto, otro más, de los primeros segundos (David disparaba ligeramente desviado), los primeros compases discurrían con demasiada tranquilidad. El partido era un tostón (cochinillo por estos lares), y quien aguantara la pelota tenía premio porque todos la rifaban.

Los de Calderón dominaban de manera infructuosa y el rival, escaso de fútbol, generaba opciones clarísimas que David malograba para desesperación de todos. El delantero marraba hasta tres oportunidades claras ante la sonrisa cómplice de un Contreras agradecido.

En la otra acera, buena muestra del desbarajuste cadista quedaba patente en la ocasión más clara de los visitantes. Fleurquin centraba desde la izquierda y Cristian cabeceaba a la derecha de la portería. Pocas veces se podrá narrar una conexión de este tipo.

Al filo del descanso, y después de que David estropeara otra acción de los suyos, la fortuna se aliaba con la habilidad de Natalio, que sorteaba a tres contrarios y cedía para que Bangoura anotara sin oposición. Gol con aires nuevos. El Cádiz se marchaba en ventaja, superando el fallido experimento del doble pivote, las bajas en defensa (SOS a Raúl López) y la calidad de un magnífico Quique Martín.

Pero en la reanudación, Calderón optaría por darle un toque más de dificultad a la contienda, por si no fuera ya suficiente. Le ayudaron los refuerzos que saltaron desde el banco, pues Casas y Kosowski serían un fiasco que incluso pecarían de exceso de relajación.

Nada más salir del vestuario, el Cádiz dejaba clara su misión, a dictado de su técnico. El equipo daba ese paso atrás, esa táctica cangrejo que ha dejado tantos puntos en el camino, y acortaba el campo a la mitad. Especulación pura y dura, al más puro Wall Street, con la intención de meter los tres puntitos en la bolsa y llevarlos de camino a la tacita.

Tras el agobio de los primeros minutos, el conjunto gaditano lograba anestesiar el duelo. Los minutos avanzaban, el Salamanca se rendía, y los aficionados charros abandonaban el Helmántico cabizbajos. Pero el Cádiz daba un nuevo, y definitivo, paso hacia atrás. Calderón quitaba a Natalio y metía a De la Cuesta, y eso sería crucial para el embotellamiento final. En un centro desde la izquierda que nunca debería haberse producido, el balón llegaba a David que con el salto de la rana hacía justicia. Ese paso atrás en el campo es otro paso atrás en la clasificación. Un descuido más y... al abismo.