La Diputación de Cádiz cambia el paso

La Diputación de Cádiz acaba de iniciar un tiempo nuevo en manos de la primera mujer presidenta de la institución, la socialista Irene García, que ha tendido la mano al resto de fuerzas políticas para evitar con ello que el Salón Regio se convierta cada mes en un campo de batalla.

Irene García apeló en su discurso de investidura al diálogo y al consenso para construir una provincia en color y evitar con ello el tan manido «...y tú más», que ha caracterizado los debates de la pasada legislatura.

La Diputación de Cádiz estrena un nuevo ciclo con un talante conciliador y constructivo donde el drama del paro y sus nefastas consecuencias serán el denominador común de las principales acciones de gobierno.

El acto de investidura ha tenido lugar este viernes en la sede de la antigua Aduana con asistencia de la principales autoridades de la provincia, así como del presidente del Parlamento Andaluz, Juan Pablo Durán, y el vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios. El calor ha sido la nota dominante de una sesión que empezó con escrupulosa puntualidad y que llevó a dos diputados del PP a abrir la sesión para constituir la mesa de edad.

El destino quiso que Germán Beardo fuera el diputado más joven y Diego González de la Torre el de mayor edad. Ambos, junto con el secretario general de la Diputación, Joaquín Fernández-López, se encargaron de inaugurar el plenario y proceder al juramento de los 31 miembros que integran la corporación: 15 diputados del PSOE, 12 del PP, 1 de IU, otro del PA, 1 de Por Cádiz sí se puede, y otro de Ganemos Jerez. La renovación en el Salón Regio de la Diputación ha sido total. Solo seis diputados repiten.

La primera sorpresa de la mañana vino con el juramento del cargo. Mientras que la mayoría de los diputados acataron el formulario protocolario, introduciendo la variante de juro o prometo, fueron los diputados de IU, Ganemos Jerez y Por Cádiz sí se puede quienes hicieron una versión libre. Mientras que el diputado de IU y concejal de Conil, Antonio Alba, aludió a sus convicciones republicanas, la diputada y edil de Jerez de Ganemos, Ángeles González, aclaró que no le debe lealtad al Rey sino al pueblo.

Precisamente esta misma coletilla la utilizó el actual alcalde de Cádiz, José María González, de Por Cádiz sí se puede, que prometió su cargo como diputado provincial saltándose también el guion oficial.

Una vez impuestas las medallas y superada la primera fase del Pleno se procedió a la votación del cargo de presidente de la Diputación. No estaba previsto que la socialista Irene García contara con más de 16 votos, es decir, los quince de su equipo más el apoyo de Maribel Peinado, del PA, que formará parte del gobierno como vicepresidenta Segunda y responsable del área de Desarrollo Sostenible. El recuento final le otorgó a Irene García un apoyo más.

El diputado de IU se votó así mismo, mientras que se contó una abstención. El apoyo que recibió Irene García se supo después y vino de José María González, de Por Cádiz Sí se puede. La diputada de Ganemos Jerez se abstuvo.

En cualquier caso, una hora después de comenzar el acto, Irene García era proclamada presidenta de la Diputación y recibía el bastón de mando de manos del diputado de mayor edad, Diego González de la Torre. A partir de ese instante comenzaron los agradecimientos y los abrazos. De todas las muestras de cariño hubo una muy especial. Irene García se fundió en un largo abrazó con el que fuera presidente de la Diputación, Francisco González Cabaña. Atrás quedaron las diferencias internas de aquella renovación del PSOE gaditano que comenzó en 2011.

La conciliación y el diálogo, amén del paro, fueron los ejes del discurso que pronunció posteriormente la presidenta de Diputación y es que la solución al desempleo que arrastra la provincia de Cádiz pasa inexorablemente por la unidad y el entendimiento político. Irene García aludió a los 245.000 desempleados que, según la Encuesta de Población Activa (EPA), tiene Cádiz y avanzó que se trata de la principal preocupación que tendrá la Diputación.

En este contexto aclaró que los políticos no pueden consentir ni un minuto más vivir con la condena del paro. Así, entre sus primeras acciones de Gobierno se encuentra la puesta en marcha de un Plan de Empleo. La cifra de parados en Cádiz ha aumentado en 62.000 personas en los últimos cuatro años y aprovechó el dato para hacer examen y reconocer que algo hemos hecho mal. Consideró la cifra un fracaso político que toca ahora enmendar.

Austeridad y transparencia

Irene García se comprometió a que la Diputación tenga «un foro de manera reglada para compartir la gestión diaria en torno a la constitución de un Consejo de Alcaldías donde estén representados todos los municipios de menos de 20.000 habitantes». Adelantó que la gestión de gobierno «va a estar marcada por dos exigencias irrenunciables en el propio devenir diario de la institución, como son la austeridad y la transparencia», si bien matizó que esa austeridad no servirá «para enmascarar recortes de derechos y pérdida de calidad de los servicios, sino que oriente el destino de los recursos económicos hacia aquellas finalidades realmente esenciales».

También detalló que se volverán a celebrar plenos de la Diputación en diferentes comarcas de la provincia, y recalcó que la institución está «llamada a ser protagonista del futuro de esta provincia mediante el diseño de las líneas estratégicas para los próximos años».

Irene García aprovechó la presencia del rector, Eduardo González, para advertir que trabajará con la Universidad de Cádiz (UCA) para «aumentar la presencia de facultades y nuevos universitarios en la capital como elemento de dinamización de la economía y el conocimiento».

La mejora de las conexiones ferroviarias o la finalización de la red de carreteras de alta capacidad, el desarrollo del sector turístico y el impulso a los pequeños emprendedores fueron otras de las intenciones que manifestó García en su discurso.