Arte en la mente de un niño (y en el C3A de Córdoba)

Un tendedero «infinito» atado a una escalera de metal donde los niños cuelgan páginas de revistas de arte, desde el «Urinario» de Duchamp a una fotografía en blanco y negro de autor desconocido. Podría ser un taller infantil cualquiera de no estar en la denominada Black Box (Caja Negra) del Centro de Arte Contemporáneo de Andalucía C3A . Un majestuoso edificio, que abruma a quien traspasa su fachada blanca de colmenas, con unas salas de hormigón desnudas aún pero que ya de por sí es arte en su arquitectura. El taller «Mi círculo íntimo» pretende acercar el arte a los niños a través de la experiencia, del denominado «arte sencillo». El impulsor de esta jornada es el artista Rubén Barroso que muestra a los niños qué puede ser arte o el cómo interpretar el arte conceptual.

Les muestra que se puede hacer arte sonoro con bolsas de plástico y mapas infinitos con rollos de cinta que se pegan en el suelo negro para hacer los trazados que se les ocurran a través de un «hipermapa».

Barroso invita a padres y niños a recostarse en el suelo y acercarse a un micrófono grabador por el que pregunta qué es arte conceptual. Unos y otros contestan , algunos más cercanos al concepto de idea y otros, con un tímido «no sé». Sin embargo, después de conocer de la mano de Barroso la exposición del arquitecto y artista Isidoro Valcárcel sobre «12 ejercicios de medición sobre la ciudad de Córdoba», ya sus caras vuelven a tener los ojos muy abiertos.

«El arte de Isidoro Valcárcel cabe en una caja , no más, pese a que estuvo creando más de 50 años», espetaba el guía del taller a las familias. Y así era, Barroso les mostró lo que Valcárcel quiso transmitir con sus folios escritos a máquina en el año 1974 cuando preguntaba a los vecinos de Córdoba dónde estaba el norte de la ciudad o cuánta tiza se utiliza para medir un barrio a escala. («17 han contestado que no saben», reza en uno de los folios amarillentos por el paso del tiempo).