Juan Pablo Durán saluda a Isabel Ambrosio durante el congreso
Juan Pablo Durán saluda a Isabel Ambrosio durante el congreso - ÁLVARO CARMONA
COMITÉ PROVINCIAL

La Arcadia feliz del PSOE de Córdoba

Juan Pablo Durán no dice si dejará el mando, evita la autocrítica -«no estamos tan mal»- y carga contra Podemos

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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Once mil votos perdidos entre las elecciones del 20 de diciembre y las del 26 de junio: dos senadores que han volado al PP y un fuerte descalabro en la capital. El punto único del orden del día del Comité Provincial del PSOE de Córdoba daba juego: «Análisis de los resultados electorales», pero el secretario general, Juan Pablo Durán, demostró desde sus primeras palabras que no iba a ser el suyo un discurso de autocrítica: «No estamos tan mal».

No en vano, se retrotrajo al comienzo de su segundo mandato, tras un congreso en Palma del Río en septiembre de 2012, en que su partido llegaba de afrontar malos resultados, como la victoria del PP en las municipales, la pérdida de la Diputación y la derrota en las generales.

«Desde entonces quisimos recuperarnos para ser el partido más votado», dijo, y hasta entonces se ha cumplido, con la llegada a la Alcaldía de Córdoba, la recuperación de la Diputación y los resultados en las elecciones autonómicas.

No habló Durán de su marcha de la Secretaría General del PSOE cordobés ni de la incompatibilidad que se le ha reprochado con su puesto de presidente del Parlamento de Andalucía. Sí habló de estrategia y retrocedió a lo sucedido en 1979, cuando el partido quiso emprender un «viaje a la izquierda» y Felipe González amagó con irse. «Somos socialdemócratas, no marxistas», afirmó, para hablar después de ese «socialismo de base amplia» que consiguió ganar las elecciones seis veces en España, en ocasiones con resultados espectaculares, y «con el voto de muchos españoles, de los que algunos ni siquiera eran de izquierdas».

Durán apenas se refirió al PP, aunque habló del año de las «políticas de la derecha», pero sí insistió en que «el populismo no es ni de izquierdas de ni de derechas», y se esforzó en buscar paralelismos entre los discursos de Donald Trump, Marine Le Pen y «Pablo Manuel», que fue como se refirió siempre a Iglesias.

Antes de ese «volver a la izquierda» que fue el lema del congreso de Sevilla en 2012, se mostró partidario de seguir con el modelo que se aplica en el Gobierno de la Junta de Andalucía, y que hace posible que «de cada tres euros dos se destinen a políticas sociales, educación y sanidad».

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