El impresionante Cerco de Artajona y otras fortalezas y pueblos medievales de Navarra
En Olite empieza una ruta por la Zona Media de Navarra marcada por la arquitectura medieval
Escenario definitivo de la Reconquista que se inició en Asturias, Navarra, estratégico territorio dentro de la península ibérica, alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media. Y dentro de Navarra, su Zona Media , situada entre la montaña y la ribera conserva algunos de los ejemplos más destacados de arquitectura medieval.
Para comprobarlo podemos realizar un recorrido a modo de escapada turística que empezaremos por Olite .
Situada en el corazón de Navarra, a 42 km. de Pamplona, esta pequeña ciudad (unos 4.000 habitantes) se encuentra en la zona de transición geográfica. Hay que pasear su casco histórico sin prisas y con los ojos bien abiertos: palacetes nobles, caserones de piedra, impresionantes iglesias... Y dominándolo todo su castillo-palacio , un bello ejemplo del gótico civil navarro, sede de reyes locales hasta la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla en 1512, entre los que destaca Carlos III el Noble.
La parte más antigua (s. XII) es desde 1966 Parador de Turismo , el resto (s. XIV-XV) está compuesto por un bello edificio de reminiscencias francesas . Fue destruido en gran medida por un incendio en 1813 y ampliamente restaurado en 1937. Uno de sus atractivos más destacados es la falta de simetría, con torreones de diversos estilos y alturas, y un ambiente onírico de fábula principesca, ya que lo que hoy vemos no es un solo edificio sino un conjunto de ellos construido en varios momentos de la historia.
A unos 15 kilómetros, en la comarca de Tafalla se encuentra Artajona (unos 1.700 habitantes) en un cerro dominado por una espectacular fortaleza, para muchos la más importante de Navarra. Conocida como el Cerco de Artajona , data del s. XI y cuenta con nueve torreones cuadrangulares almenados perfectamente restaurados en torno a la iglesia de San Saturnino (s. XIII) , un templo fortaleza de sobrios y robustos muros exteriores, con una bella portada gótica que luce doce arquivoltas profusamente decoradas y rematadas por un tímpano con imágenes de la reina Juana de Navarra, su esposo Felipe el Hermoso y el martirio de San Saturnino.
En el interior del templo, declarado monumento histórico artístico, hay un retablo gótico (s. XVI) cuajado de ornamentos dorados, una talla sedente de San Saturnino, otra de la Virgen y el Niño y un Calvario.
Hoy, por culpa de la pandemia, los visitantes son escasos, y como no hay mal que por bien no venga, esta situación nos hace disfrutar de una enriquecedora soledad en nuestros paseos intramuros por sus calles empedradas casi siempre batidas por el viento.
En la Ruta Tolosana del Camino de Santiago se encuentra Mururzábal (Valle de Valdizarbe) , a unos 23 kilómetros de Pamplona. En sus inmediaciones, rodeada por campos sin ninguna edificación, está la iglesia de Santa María de Eunate (Cien Puertas en euskera), impresionante y raro ejemplo de arquitectura románica de planta octogonal, como el Santo Sepulcro de Jerusalén. Lo primero que vemos es la galería porticada que la circunda con 33 arcos con capiteles labrados. De origen no muy claro, allá por el s. XII, fue un punto notable en la vía que conduce a la tumba del santo compostelano, descanso de peregrinos y sanatorio de caminantes. En su interior destaca una talla policromada de la Virgen y el Niño de singular belleza.
De Ujué a Unx
Ujué es un pueblo de unos 300 habitantes que conserva todo su sabor medieval. Situado a 55 km. de Pamplona, este «pueblo bonito», según la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España, está construido sobre una loma desde la que se tienen excelentes vistas tanto de la Cordillera Pirenaica como de la llanura de la Ribera. En su punto más alto (815 m. sobre el nivel del mar) se alza el santuario de Santa María , monumento nacional, una iglesia con aspecto de fortaleza medieval construida sobre un templo románico del s. XI.
A 45 km. de Pamplona se halla San Martín de Unx (unos 400 habitantes), en la parte más montañosa de la merindad de Olite. Entre sus callejuelas empedradas y salpicadas de casonas blasonadas sobresale la iglesia de San Martín de Tours , obispo húngaro del s. IV y patrono de Francia. Si su exterior es tan atractivo que es considerada por muchos como una de las iglesias más interesante del románico navarro, su interior no le va a la zaga, especialmente por su cripta que se apoya en varias columnas, seis de ellas exentas.
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