Camino de la Costa por Caravia
Camino de la Costa por Caravia - Benedicto Santos

Los Caminos de Santiago en Asturias

Rutas peregrinas por agrestes caminos, verdes montes y la bella costa asturiana

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Los españoles tendemos a olvidar con frecuencia nuestra historia, por eso me permito comenzar recordando que, en lo que se refiere al Camino de Santiago, todo empezó en Asturias.

El primer peregrino en acudir a honrar los restos del apóstol, que acababan de ser descubiertos con un misterioso resplandor en Campo Stellae, fue Alfonso II, el Casto, rey de Asturias, quien en el año 829 se puso en marcha con su séquito hacia la diócesis de Iria Flavia (Padrón), en cuyos predios había aparecido milagrosamente el cuerpo del apóstol Santiago, junto a dos de sus discípulos. En aquella época, Galicia formaba parte del reino de Asturias, que constituía el último bastión cristiano de Hispania contra el empuje sarraceno.

El Camino primitivo

El viaje lo realizó siguiendo el trazado de la calzada romana que, atravesando los valles interiores de Asturias, llevaba a Lucus Augusti (Lugo).

Esta ruta natural fue durante siglos camino obligado para todos los peregrinos, ya que la gran meseta de Castilla estaba prácticamente despoblada y amenazada por bandas moriscas.

Además, la catedral de Oviedo, punto de partida inexcusable, albergaba el Arca Santa con todas sus reliquias, que incluían el Santo Sudario, lo que ya la convertía por sí misma en un poderoso foco de atracción para los creyentes. No en vano un dicho popular de la época sostenía que “quien va a Santiago sin visitar Oviedo, visita al vasallo y se olvida del señor”. Y Alfonso X, el Sabio, llegó a escribir en ‘Las Siete Partidas’ que “tan peregrino es el que va a Santiago como el que lo hace a San Salvador de Oviedo”.

No olvidemos el gran legado espiritual que supuso para la Hispania cristiana de entonces el surgimiento de esta vía de transmisión cultural con Europa, por la que llegarían poco más tarde el románico, el gótico y hasta las trovas. A partir de entonces, Hispania ya podía presumir de tener los restos mortales de un discípulo directo del Mesías, como Éfeso, donde reposaban los de Juan, o Roma, donde se hallaban los cuerpos de Pedro y Pablo.

Santiago se convirtió así en una de las tres ciudades santas de la cristiandad, junto a Roma y Jerusalén. Partiendo, como es obligado, de la catedral de Oviedo, la primera etapa transcurre por Grado, a la que llegan los peregrinos tras atravesar el puente románico de Peñaflor. En Grado, pueblo limpio y cuidado, destaca el palacio de Miranda-Valdecarzana, que forma conjunto histórico-artístico con la Capilla de los Dolores, hoy auditorio municipal. En las afueras, el Santuario de la Virgen del Fresno y el singular y florido cementerio aledaño constituyen una visita obligada.

Más adelante, en Cornellana, lo más notable es un precioso monasterio del siglo XI, que fue usado como cárcel durante la Guerra Civil. Parada obligatoria es también Salas, con su torre medieval, su iglesia románica y su pequeño museo de arte prerrománico asturiano.

Visita imprescindible, camino de Borres, es el Monasterio de Obona. Y tómenlo literalmente, ya que el rey Alfonso IX, de León, en su primera Carta Puebla decretó la obligatoriedad para todos los peregrinos de pernoctar en dicho monasterio so pena de cárcel.

El Camino de la Costa

Fue un camino muy utilizado en los primeros tiempos como ruta alternativa al Camino Primitivo, mas exigente, teniendo entre sus caminantes más insignes nada menos que a San Francisco de Asís, que lo recorrió en 1214. Esta ruta, mucho más suave y abierta al mar en muchos tramos, estuvo muy en boga hasta el siglo XVIII y acaba de ser declarada Patrimonio de la Humanidad el pasado año -al igual que el Camino Primitivo-.

Arranca este camino su recorrido por el principado atravesando el puente de Unquera, que une/separa las comunidades de Cantabria y Asturias sobre el curso del río Deva/Cares. Esta etapa de veintiséis kilómetros transcurre por el Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias, atravesando Colombres, que fue premiado en 2015 como Pueblo Ejemplar de Asturias por sus vínculos con la emigración, y finalizando en Llanes. Son diez etapas, la más larga de treinta y ocho kilómetros, entre Avilés y Soto de Luiña, y la más corta, de sólo doce, entre San Esteban de Leces y La Isla. Gran parte de esta etapa discurre a la vera del mar; de hecho, el peregrino podrá hacer un pequeño alto en el camino en la playa de La Beciella, donde desemboca el río de los Romeros, cuyo nombre alude a los peregrinos del Camino y junto al que existió un enclave templario y el monasterio benedictino de Santiago. Tras pasar la playa y de la Venta de La Espasa, a unos dos kilómetros, se encuentra el pueblo de La Isla, donde se ubica el siguiente albergue.

Se trata de una etapa paradigmática de este camino, que bordea la rasa litoral, asomado en su mayor parte a ese insuperable balcón cantábrico que son los acantilados asturianos, y descendiendo en ocasiones a los pueblos y villas marineras que se extienden junto a magníficas playas de arenas doradas. Es una ruta de horizontes infinitos, abierta a los vientos y bendecida cada poco por pueblos de cuento de hadas con todos los servicios. Tampoco faltan iglesias e incluso algún templo prerrománico en su recorrido, así que nos parece una opción ideal por los caminantes modernos, mitad peregrinos, mitad turistas, que son con certeza los más numerosos en nuestros días.

El Camino de la Costa, en su recorrido por tierras astures, consta de diez etapas (once, si se quiere), engarzando las villas de Llanes, Ribadesella, Villaviciosa, Gijón, Avilés, Cudillero, Luarca, Navia, La Caridad, Tapia de Casariego y Castropol o Vegadeo según el final elegido. ¿Puede caber mayor fortuna al peregrino que recorrer estos maravillosos enclaves, con su belleza y excelsa gastronomía, camino de Santiago?

El Camino del Salvador

El llamado Camino del Salvador es, en realidad, un enlace entre el Camino Francés y el Camino Primitivo, que va desde León a la catedral de El Salvador, en Oviedo, que era visita obligada para los peregrinos desde los primeros tiempos del Camino, ya que guardaba el Arca Santa. En efecto, su parte más antigua, prerrománica y hoy Patrimonio de la Humanidad, aún alberga el Arca Santa que, se dice, contiene ocho espinas de la corona de Jesús, gran parte del santo Sudario, pan de la última cena, leche de la virgen, uno de los 30 denarios que se pagaron a Judas, cabellos de la Magdalena, un trozo de pescado asado y otro del panal de miel que comió Jesús tras la Resurrección e, incluso, algunos pedazos de los cántaros en los que se transformó el agua en vino en las Bodas de Canáa, una colección de reliquias sin parangón.

El relato del sastre Manier nos muestra con qué detenimiento los encargados de la custodia de las reliquias de la Cámara Santa de Oviedo las mostraban a los peregrinos, explicando cómo los mismos apóstoles las habían guardado en el Arca Santa y las aventuras que habían tenido hasta llegar a Oviedo.  Además, a los visitantes, para no ser menos que Santiago, se les concedían numerosas indulgencias. 

Aunque desde León el camino es una subida constante hasta llegar a lo alto del puerto de Pajares, que Jovellanos describió magníficamente en uno de sus libros, una vez en tierras asturianas sólo hay tres etapa en descenso hasta llegar a la catedral de Oviedo, o sea que se trata de una ruta poco exigente, que desciende por grandes paisajes a los valles mineros del Caudal y se realiza con facilidad, pernoctando una noche en Pola de Lena y otra en Mieres.

Para información más detallada de cada etapa de cualquiera de los caminos, recomendamos visitar www.turismoasturias.es

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