Oropesa, cuna del virrey de Perú
Oropesa, cuna del virrey de Perú - a. miranda

Francisco de Toledo renace cinco siglos después en Oropesa

El 10 de julio de 1515, justo hace 500 años, nació en Oropesa su personaje más ilustre, que llegó a ser el V virrey del Perú e hizo que la localidad toledana fuera conocida en el mundo

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El 10 de julio de 1515, justo hace quinientos años, nació en Oropesa su personaje más ilustre, Francisco Álvarez de Toledo, quien consiguió que esta localidad toledana fuera conocida en todo el mundo, incluso allende los mares, debido a su importante labor como virrey del Perú. Con el fin de recordar a esta insigne figura, el Ayuntamiento oropesano creó una comisión para conmemorar el quinto centenario de su nacimiento, lo que ha propiciado una gran cantidad de actividades durante todo el año.

Uno de los miembros de esa comisión, el escritor e historiador oropesano José Manuel Gutiérrez, ha relatado a ABC los episodios más destacados de la vida de este militar y aristócrata, conocido también como «El Solón Virreinal», cuya figura supuso la consolidación económica de Oropesa.

Cuenta Gutiérrez que Francisco de Toledo, como así se le conoce, nació en unas condiciones desfavorables, ya que su madre falleció a los pocos días del parto y su padre pasaba muchas temporadas fuera, por lo que tuvo que ser criado por sus dos tías monjas del convento de las Concepcionistas de la localidad, María e Isabel.

A los 18 años Francisco de Toledo ingresó en la Orden de Alcántara, cuyas estrictas normas le impidieron casarse en un principio, aunque luego contrajo matrimonio, según señala el escritor e historiador oropesano. En esa orden religioso-militar ocupó el cargo de tesorero y comendador en diferentes localidades, e incluso fue embajador en El Vaticano durante cinco años.

Por lo que se refiere a sus actuaciones en su localidad natal de Oropesa, Francisco de Toledo encargó como su lugar de enterramiento la capilla de San Bernardo (obra de transición entre el Renacimiento y el Barroco), construida por el arquitecto Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera. También impulsó el colegio universitario de los Jesuitas, que estuvo funcionando hasta la expulsión de esta Orden de España por parte de Carlos III. Además, también tuvo un papel importante, junto con su sobrino, el conde de Oropesa, en la construcción del Hospital de San Juan Bautista y el Palacio Condal.

Francisco de Toledo acompañó desde los ocho años a Carlos V. Según cuenta el historiador oropesano, comenzó sirviendo como paje de la reina consorte Isabel de Portugal en la corte, donde aprendió latín, historia, retórica y teología, además de esgrima, música, baile y modales cortesanos. Posteriormente acompañó al emperador en casi todas sus campañas militares, en Flandes, Alemania y África.

La primera acción militar en la que intervino fue la expedición a Túnez en 1535, gran triunfo de las tropas imperiales sobre los turcos otomanos a quienes arrebataron dicha plaza del norte de África. Siguiendo al emperador en su recorrido por Europa, el joven Álvarez de Toledo pasó por Roma, donde Carlos I desafió al rey de Francia Francisco I, lo que desencadenó otra guerra con dicho país (la tercera del reinado del emperador), entre los años 1536-1538. Tras la firma de la paz, regresó a España y marchó más tarde a Gante, en Flandes.

Virreinato del Perú

Tras la muerte del primer Habsburgo de la Corona española, fue mayordomo en la casa de su sucesor, Felipe II, y asistió en calidad de delegado regio al concilio provincial de Toledo de 1565. A juicio de Gutiérrez, Felipe II encontró en él la persona más idónea para transmitir el cambio en las relaciones entre España y América y, por eso, le nombró V virrey del Perú tras la Junta Magna de 1568. Tras el descubrimiento en 1492, cada uno de los españoles que llegaba a esas tierras iba adquiriendo posesiones sin ningún orden y la corona no ingresaba, de este modo, todo el dinero que le correspondía.

«Fue Francisco de Toledo, con más de cincuenta años cuando llega al Nuevo Mundo, quien legisló y renovó toda la estructura social y administrativa del Virreinato del Perú, que en aquella época abarcaba desde lo que hoy es Panamá hasta el Cono Sur, es decir, toda América del Sur prácticamente», asegura el historiador.

Aun así, indica Gutiérrez, «su tarea al frente del Virreinato del Perú, que duró más de once años, no está exenta de polémica». Para la mayoría de los historiadores, fue el más importante de los virreyes del Perú y ha sido elogiado como el «supremo organizador» del inmenso virreinato, por darle una adecuada estructura legal, afianzando importantes instituciones indianas, en torno a las cuales giró la administración del país durante doscientos años. Sin embargo, para otros fue el «gran tirano» de los indios por haber conservado la mita minera del Imperio Inca y haber ejecutado al último inca de Vilcabamba, Túpac Amaru I.

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