El Babil Stadium, que tendrá capacidad para unos 30.000 espectadores, se ubia en Al-Hilla, a poco más de 100 kilómetros de Bagdad
El Babil Stadium, que tendrá capacidad para unos 30.000 espectadores, se ubia en Al-Hilla, a poco más de 100 kilómetros de Bagdad - Integralia

La reconstrucción de Irak empieza en Toledo

Integralia, una empresa toledana, realiza las estructuras de dos estadios de fútbol en uno de los países más peligrosos del mundo

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Al fútbol lo definió Javier Marías como «la recuperación semanal de la infancia». William «Bill» Shankly, célebre entrenador del Liverpool durante 15 años, subió la apuesta y dijo que no era «una cuestión de vida o muerte, sino algo mucho más importante que eso». Los soldados ingleses y alemanes que se mataban en el frente belga durante la I Guerra Mundial debían pensar parecido, porque en la Navidad de 1914 se dieron una tregua en el frente belga ¿para? Sí, efectivamente, para jugar un partido.

Esta pasión puede parecer exagerada para quienes consideran que, en realidad, el fútbol no es más que el «opio del pueblo». Pero resulta que hoy, en 2015, el Gobierno iraquí está intentando reconstruir un país devastado por la guerra y una de las primeras infraestructuras que levanta son estadios de fútbol.

En Bagdad y Al-Hilla, dos ciudades separadas por poco más de 100 kilómetros, el Ministerio de Juventud y Deporte iraquí ha planeado dos templos del fútbol que darán cabida a unos 30.000 espectadores cada uno. El coste del Babil y el Al Rusafa Stadium rondará los 180 millones de euros y el concurso para construirlos lo ganó en 2011 Tripoli Arena, una empresa española, que a su vez contactó con Integralia para que esta desarrollara 12.000 toneladas de acero que conformarán la estructura de ambos estadios.

Integralia se ubica en Cabañas de la Sagra, provincia de Toledo, y comenzó a trabajar en el proyecto en 2013. Desde la empresa aseguran que la previsión es que los estadios estén finalizados el año que viene, «pero es una estimación que depende siempre de las condiciones del país».

Por mar y tierra

Entre Cabañas de la Sagra y Bagdad hay casi 6.000 kilómetros. ¿Cómo se transporta el acero desde la meseta toledana hasta Irak? «La producción se realiza en Cabañas. Desde la ingeniería de diseño en 3D, pasando por su fabricación e incluso la pintura. Una vez finalizadas (las estructuras), se envían a Irak, donde son montadas por personal de nuestra empresa desplazado expresamente para la obra», explican en Integralia.

Ese «se envían a Irak» implica transportar el acero por mar hasta el puerto de Umm-Qsar, y desde allí 600 kilómetros de carretera hasta la capital iraquí. Hace un par de meses, José María Iglesias Amarillo, jefe de obras, confesaba al suplemento «Mercados» del periódico El Mundo que la ruta había tenido que cambiar: «(Antes) venían directamente de Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán iraquí, y ahora deben cruzar por Irán».

Un 10% del pedido

Desde Cabañas de la Sagra dicen que aún falta por fabricar «un 10 por ciento del total» de un pedido en el que los 80 empleados de la empresa «han trabajado de una forma u otra». Para Integralia, el proyecto supone «la mitad de la capacidad productiva total de la empresa en un año». Incluso 15 empleados de la empresa toledana «se desplazaron hasta Irak para dedicarse exclusivamente al montaje» de las estructuras.

Para ellos, trabajar fuera de Cabañas no es algo nuevo. Desde 2010, Integralia ha construido el nuevo estadio San Mamés en Bilbao, la estación de AVE en Vigo o el Palacio de Exposiciones y Congresos de León. También se han desplazado hasta Perú, Costa Rica, Colombia, Haití o Cuba.

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