«Los tratamientos médicos quieren alargar la vida, pero a veces solo prolongan la muerte y el sufrimiento»

Expertos de varios ámbitos piden en 'The Lancet' cambiar la manera en la que se afronta la muerte y avanzar hacia un final de vida menos medicalizado

Una sanitaria atiende a un paciente en la UCI en California REUTERS

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Los sistemas sociales y sanitarios de todo el mundo no brindan la atención adecuada y compasiva a las personas que se están muriendo y a sus familias. Según una nueva comisión de 'The Lancet' sobre el valor de la muerte, se está poniendo un excesivo énfasis en prolongar la vida mediante tratamientos agresivos lo que, sumado a las desigualdades que se dan a la hora de acceder a los cuidados paliativos y los altos costes al final de la vida han llevado a millones de personas a sufrir innecesariamente en sus últimos días.

La comisión, en la que participan expertos en salud, ciencias sociales, filosofía, ciencias políticas, teología y trabajo comunitario, pide replantear la manera en la que se toma la decisión de tratar a alguien de una enfermedad ante la muerte. «Las personas que mueren siempre necesitan atención. Esto, a veces, incluye tratamientos como analgésicos o antibióticos. La pregunta siempre es '¿qué hará este tratamiento por alguien?' . Si mejorará su calidad de vida, controlará un síntoma o extenderá su vida, entonces puede considerar tratarse. Si no lo hace, y es por tanto un tratamiento inútil para la persona, entonces no debería darse, ya que solo conduciría al sufrimiento y no a ningún beneficio . Es esta toma de decisiones cuidadosa la que defendemos, en lugar de decisiones generales sobre tratar o no tratar a ciertos grupos de personas», señala la doctora Libby Sallnow, copresidenta de la 'Comisión Lancet sobre el valor de la muerte' y médico de cuidados paliativos en Londres.

La tesis que sostienen los miembros de la comisión es que a nivel mundial no se está manejando bien la muerte. «La muerte y la forma de morir se han vuelto demasiado medicalizadas », sostiene Sallnow, que, en la línea de lo que se manifiesta en el informe de la comisión, alaba los logros científicos y médicos que han conseguido alargar la esperanza de vida y curar muchas enfermedades, pero incide en que la medicina no puede aplazar la muerte de forma indefinida . «En algún momento todos estaremos muriendo. Y en ese punto, los servicios de salud no son buenos para cambiar el enfoque, continúan tratando de extender la vida o curar, pero en realidad solo prolongan la muerte y aumentan el sufrimiento», sentencia.

No consiste, apunta esta experta, en elegir entre retrasar la muerte del paciente lo máximo posible o priorizar darle los mejores cuidados en sus últimos días . «Se trata de encontrar el equilibrio adecuado de intervención sanitaria para cada persona», dice, para lo que la comisión considera imprescindible la sinceridad con los pacientes. «Los médicos y las enfermeras deben ser honestos con los pacientes sobre la probabilidad de éxito de los tratamientos e incluir otras consideraciones, como dónde querría estar alguien en los últimos días o con quién le gustaría estar», dice Sallnow, que concreta que habrá personas que necesiten tratamientos para aliviar su dolor y mejorar así su calidad de vida mientras otras prioricen pasar sus últimos días con familiares y amigos en su casa.

Cuidados paliativos

Ante esta situación, ponen en valor la importancia de los cuidados paliativos . Según el informe, son los residentes de países pobres los que menos acceso tienen a este tipo de tratamientos, mientras que en los ricos esta atención puede llegar a ser excesiva. La OMS estima que solo el 14% de la población mundial tiene acceso a los tratamientos paliativos que necesita. Y aunque subrayan su importancia, resaltan que no son suficientes por sí solos . «También debemos incorporar el papel de las familias y los amigos, los vecindarios y las comunidades. Aquí es donde se da sentido a lo que está pasando, las personas pueden decir las cosas importantes a los seres queridos, reflexionar sobre su vida y su sentido, su legado y despedirse. Necesitamos la participación de la comunidad en general», puntualiza la doctora Sallnow.

Y esta participación, muestra el informe, debe traducirse en una red que acompañe a la persona que se está muriendo. «Esta red puede tener familiares, amigos, vecinos, apoyos religiosos, profesionales de la salud, profesionales de la asistencia social o muchas otras personas importantes», afirma Sallnow, que lamenta que en estos momentos este punto no sea una realidad. Con la pandemia del Covid-19, además, esta situación se ha agravado, pues han sido millones las personas que han muerto por el virus en todo el mundo estando solas en la habitación de un hospital. El daño en estas situaciones a las familias que pasan el duelo , señala la doctora, «es significativo». «Es importante encontrar el equilibrio entre prevenir la propagación del Covid y ver el impacto a largo plazo que quedará en las familias», sostiene.

En definitiva, los expertos abogan por crear mayor conciencia sobre la muerte, «lo que nos permita responder y cuidar a las personas que se están muriendo y apoyarlas para que mueran bien», concluye la doctora Sallnow. .

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