El Supremo de EE.UU. prohíbe los despidos por razones de orientación sexual

El tribunal, de mayoría conservadora, desestima los argumentos del Gobierno de Trump

ABC
David Alandete

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La Corte Suprema de Estados Unidos decidió este lunes, con el apoyo decisivo de dos magistrados conservadores, que la Ley de Derechos Civiles de 1964 no sólo prohíbe la discriminación en el empleo por raza, género, nacionalidad y credo, sino también por identidad sexual. Gracias a este relevante fallo, aprobado por seis jueces de nueve, será ilegal en todo el país despedir a empleados por ser homosexuales o transgénero.

Es importante que precisamente sea uno de los jueces conservadores que se ha sumado a los llamados progresistas el que ha escrito el fallo. Según el magistrado Neil Gorsuch, elegido para el cargo por Donald Trump, «un empleador que despide a un individuo por ser homosexual o transgénero despide a esa persona por rasgos o acciones que no habría cuestionado en personas de un sexo diferente».

Hasta este fallo, era legal despedir a personas de lo que se conoce como la comunidad LGTB por su identidad sexual. Eran sólo 21 de 50 los estados que tenían leyes contra esa práctica. Se calcula que unos 8,1 millones de empleados en EE.UU. son homosexuales o transexuales, según cifras de la Universidad de California en Los Ángeles. Esta decisión marca un cambio importante dentro del conservadurismo estadounidense.

Hace un año, una treintena de destacados republicanos pidió a la Corte en una carta que tomara la decisión que finalmente ha tomado. «Es ilegal que el sexo de un empleado sea motivo de despido por parte del empleador, y debe ser considerado discriminación», dijeron esos republicanos, entre los que se encuentran Kenneth Melman, que presidió el Partido Republicano entre 2005 y 2007; la influyente ex diputada Ileana Ros-Lehtinen, y la empresaria Meg Whitman.

En 2015, la Corte Suprema legalizó el matrimonio gay en todo EE.UU., tras lo cual lo han apoyado los dos más recientes presidentes republicanos, tanto George W. Bush como Donald Trump. Fue en realidad el demócrata Bill Clinton quien rehusó vetar una ley de 1996 que definía expresamente que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer. Esa ley fue anulada después por el Supremo.

El juez conservador Samuel Alito escribió una opinión discrepante a la de la mayoría en la que lamenta que esta confunda «la discriminación sexual con la discriminación por orientación sexual o identidad de género, que son cosas distintas». La semana pasada la Casa Blanca cambió una normativa de la época de Barack Obama que permitía la denegación de cobertura sanitaria a personas transexuales.

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