La Policía alemana detiene a tres hombres acusados de mil agresiones sexuales contra menores

Las víctimas tienen edades comprendidas entre los 4 y los 13 años, según ha precisado Gunnar Weiss, responsable del grupo encargado de la investigación denominada por la policía «Operación Camping»

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A Jens Ruzsitska le salió de ojo la forma en que el monitor del campamento le dijo a su hija de cinco años que se subiese más la falda. Había cargado a la niña sobre sus hombros y el padre intuyó un tono muy poco adecuado en la forma en que se dirigía a la niña, por eso les hizo preguntas a ella y a su hermana, de 8 años, y descubrió que habían estado siendo «tocadas» y «filmadas». Esto sucedió en agosto de 2016 y Ruzsitska puso una denuncia, pero fue en vano. No había pruebas, las autoridades no podían culpar a un empleado del camping por las buenas y al padre no le quedó más llevarse a las niñas y no volver jamás. «Cuando la policía llamó a mi puerta para mostrarme imágenes en un ordenador y pedir que identificase a mis hijas, no he sentido ninguna satisfacción por poder demostrar que yo tenía razón. Hubiera preferido equivocarme. El único consuelo que nos queda es que serán castigados y que eso mismo no le sucederá a más niños en ese campamento», ha declarado ahora.

La Policía alemana ha detenido en total tres hombres a los que acusa de al menos mil agresiones sexuales contra menores , 23 de ellos identificados hasta ahora y el resto el proceso de identificación. Las agresiones fueron cometidas durante un período de diez años. Las víctimas tienen edades comprendidas entre los 4 y los 13 años, según ha precisado Gunnar Weiss, responsable del grupo encargado de la investigación denominada por la policía «Operación Camping». El nombre responde a un recinto de acampada en la localidad de Lügde, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, donde tuvieron lugar los abusos. Recurrentemente, “los niños eran amenazados con que el payaso diabólico les haría algo a ellos o a sus familias si decían algo”, ha informado la policía, y gracias a eso los niños han callado durante una década.

El detonante de las detenciones han sido los indicios recabados en 2018 sobre una posible agresión sexual a una niña de seis años. Esta niña era amiga de otra menor, una niña cuyo padre de acogida era uno de los autores de los abusos. Los padres de la pequeña denunciaron sus sospechas tras una visita de la pequeña para pasar la noche con su amiga y la policía solo tuvo que tirar del hilo y efectuar algunos registros. Tras incautarse de ordenadores, teléfonos móviles y soportes de datos, con un volumen de información de 14 terabites, pudo deducirse claramente que estaban ante una trama de pornografía infantil. Han identificado 13.000 archivos de contenido pornográfico con menores y en los ordenadores de cada uno de los detenidos había material de este tipo en el que también aparecen los 23 menores identificados hasta el momento. «Todavía nos queda mucho más por analizar», advierte Weiss, que considera que «todavía estamos al principio de la investigación y el material que hemos visto y analizado es solo una pequeña parte. Esperamos poder identificar a muchos más niños en el plazo de varias semanas».

El principal acusado es un hombre de 56 años, que tenía en acogida a una menor de siete años. La Policía ha podido determinar un abuso de su autoría ya en 2008 contra una niña de 8 años y la posesión de amplio material de pornografía infantil, en parte realizado por el propio acusado. La pequeña fue entregada en acogida desde los 6 meses de edad, abandonada por una madre drogodependiente y con la mediación de las autoridades de protección a menores. Aunque la policía no lo ha confirmado, la prensa alemana publica que aparece en muchas de las imágenes. Las otras dos detenciones, de un hombre de 48 años y otro de 33, corresponden a un amigo y cómplice del primero y a una tercera persona, en este caso acusado de haber adquirido una parte importante del material pornográfico de manos del principal sospechoso. Los detenidos, según los agentes de la fiscalía, vendían el material audiovisual en el que registraban las agresiones a través de internet y las pistas podrían conducir a varios países europeos.

«Es necesario dirimir responsabilidades. Las autoridades y la oficina de protección al menor no han hecho su trabajo durante estos años», denuncia Ruzsitskas, «estoy seguro de que ha habido más denuncias y me pregunto por qué no se actuó mucho antes, evitando todo esto a muchos niños». La Fiscalía ha confirmado que se abrirá una investigación policial interna, porque ante determinados indicios es obligatorio efectuar pesquisas que en este caso tardaron años en realizarse y fueron necesarios reiteradas denuncias para que arrancase el proceso cuando el reglamento establece que el primer indicio es suficiente para comenzar a investigar. La criminóloga Lydua Benecke aclara, sin embargo, que este tipo de delincuentes «está muy adiestrado en el trato con niños y especializados en aparecer ante la comunidad como personas de total confianza». En este caso, el principal detenido era contratado incluso por muchos padres a título personal para cuidar a sus hijos puntualmente, cuando ellos no podían estar presentes.

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