Piel de cadáver y fabricada en el laboratorio, así se trata a los grandes quemados

Con una pequeña muestra de 6 centrímetros se pueden conseguir hasta dos metros de nueva piel, a la medida de cada paciente

Franck sufrió quemaduras en el 95 por ciento de su cuerpo. Solo se salvó el tatuaje que luce en su brazo derecho AFP
Nuria Ramírez de Castro

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Franck, el francés que ha sobrevivido gracias a un trasplante casi integral de la piel de su gemelo, tuvo la suerte de tener una suerte de clon en la naturaleza . Su hermano le cedió su piel, aunque cualquier órgano que le hubieran trasplantado, ya fuera el riñón o el hígado, se hubiera injertado sin riesgo de rechazo.

Pero la ciencia brinda ya una solución para la gran mayoría de la población que no tiene un hermano clónico. La opción pasa por trasplantar piel fabricada en el laboratorio , a la medida del paciente. Solo se necesita una pequeña muestra de piel sana del quemado para poder fabricarla sin riesgo a generar rechazo. «Con una biopsia de 6 centímetros podemos conseguir hasta dos metros de nueva piel», explica Marcela del Río, catedrática de Dermatología de la Universidad Carlos III y directora del Grupo de Bioingeniería de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid. Del Río cuenta cómo en España se ha llegado a reponer con esta estrategia hasta el 80 por ciento de la superficie quemada de un paciente .

Autoinjertos o piel de laboratorio

La piel de laboratorio prende tan bien como los autoinjertos, los trasplantes que se hacen quitando piel de una zona del cuerpo y estirándola mecánicamente para conseguir más cantidad. Los autoinjeros se dejan para quemados con menos superficie de piel afectada y la piel se cultiva en el laboratorio cuando hay más del 60% de la superficie corporal quemada. «La calidad de la piel que generamos en nuestro laboratorio es buena, el problema es el lecho donde se asienta. Los quemados son pacientes caóticos , con un riesgo muy elevado de sufrir una infección, tener graves daños por inhalación de humo, están inmunodeprimidos... No se trata solo de tener buena piel para reponérsela», apunta Del Río.

Envueltos en piel de cadáver

Uno de los retos que tienen es fabricarla con mayor rapidez. Ahora se tardan 3 semanas y el paciente está expuesto durante ese tiempo a un mayor riesgo de infección. Para protegerle se suele recurrir a injertos de piel cadáver, con ella se envuelve al quemado y se consigue una solución puente hasta la llegada de la generada en el laboratorio.

La fabricación es aún un proceso artesanal. Empieza con una pequeña biopsia del paciente continúa en el laboratorio, aislando los queratinocitos y los fibroblastos de esa muestra y después se cultiva y se expande. La mejor opción pasaría por poder generar una piel «universal» apta para cualquier paciente. «Eso hoy no es posible, ni me lo puedo imaginar en estos momentos porque la piel es el tejido del organismo con mayor riesgo de rechazo», advierte Marcela del Río.

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