«Que una niña estudie una carrera técnica es una garantía de futuro»

Martina Tomé, ingeniera industrial y vicepresidenta de Power Systems de Schneider Electric, habla sobre las vocaciones tecnológicas (STEM) en España

Martina Tomé, coruñesa vicepresidenta de Schneider Electric, posa en la sede de la multinacional en Barcelona PEP DALMAU
Érika Montañés

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Para Martina Tomé Iglesias (La Coruña, 1981), todos los días son los de la Niña y la Ciencia. La efeméride, que se ha celebrado esta semana -11 de febrero-, la lleva impresa esta directiva de la multinacional Schneider Electric en su concepción de la vida. La compañía desarrolla tecnologías y soluciones para gestionar la energía. Tomé emplea parte de esa energía en propiciar el acceso y la participación plena y equitativa de las mujeres en la ciencia. Figura en su ADN, su percepción empresarial y también en su mirada certera hacia el futuro: no habrá tal horizonte sin las disciplinas más técnicas ( Matemáticas, Ingeniería..., lo que se conoce como STEM) en el mercado laboral, opina. Y éste no se puede permitir prescindir del 51% de la población. Así que el silogismo es evidente: hay que impulsar el talento femenino y las niñas tienen que atreverse a escoger carreras tecnológicas.

Usted es un gran ejemplo de ese camino difícil que siguen las niñas para escalar a puestos copados por hombres. ¿Qué significa ser niña y querer dedicarse a la ciencia?

Como niña que en su día apostó por la ciencia, es estupendo ver que ellas (y también ellos) tienen curiosidad por la ciencia. Elegí esta opción extraordinaria que, además, es una opción de futuro. Si logramos derribar los estereotipos asociados, todos independientemente de nuestro sexo podemos llegar a ser lo que nos propongamos ser. La sociedad está viviendo una enorme transformación social y subyace un aumento imparable de tecnología, con demanda de nuevos perfiles. Esta disrupción tecnológica ha llegado para quedarse y se produce a gran velocidad. Necesitamos del talento de todos, y el talento no entiende de género.

¿Pero cree que todavía es necesario un Día de la Niña y la Ciencia?

Como respuesta, le propongo un ejercicio. Coja un libro de texto de ciencia y compare los referentes masculinos y los femeninos. La brecha de género es altísima y es de capital importancia visibilizarla. Aunque solo sea como «reminder» o recordatorio de que existe tal brecha, la fecha me parece acertada.

Cuando lee informes recientes acerca de que un 30% de los chavales escogerán carreras que estarán robotizadas o no tendrán futuro, ¿qué piensa?

Son dos cuestiones. Por un lado, creo que si un porcentaje importante de la juventud está eligiendo carreras que, como usted dice, les abocan al fracaso, habría que mejorar la orientación laboral de los estudiantes. Y, por otro, todo el mundo tiene el derecho de elegir su opción con libertad. También hay estudios que dicen que no conocemos todavía las profesiones de futuro, que están por definir, así que ciertas opciones desaparecerán y aparecerán otras nuevas.

¿Y cómo se azuza el talento en las niñas para que se dediquen a STEM?

Es difícil de contestar. Como sociedad, algo no se ha hecho bien para que las niñas no estén apostando por las STEM. Se habla de que faltan esos referentes que son fundamentales para reafirmar la autoconfianza de las niñas. Se habla de los prejuicios masculinos; las influencias de los niños en casa; y algo hay de las diferentes expectativas que los padres ponen en los niños. Hay muchas posibles causas para no fomentar la atractividad de estos estudios. Para revertir la situación, es necesario que intervengan todos los actores de la cadena y así aceleraremos ese cambio.

¿Programas como Let’s Go Engineering, de Schneider, van en esa dirección?

En Schneider ha habido una clara evolución. En un sector predominantemente masculino, se ha puesto el foco para que podamos decir que es una empresa diversa e inclusiva. Estamos trabajando en muchas iniciativas. Por poner un ejemplo, en los procesos de selección es importante que, aunque por supuesto se primen la competencia y los méritos, también se garantice que haya talento femenino. En su día Schneider creyó en mí, y me acompañó en mi trayectoria profesional. En concreto, Let’s Go Engineering es un programa que se puso en marcha en 2018 , nacido de la mano de voluntarios de la empresa que está dirigido a alumnos de los últimos cursos de Primaria para que, mediante valores como la empatía, la tolerancia y la colaboración, despierte vocaciones de ingeniería, acerque la ciencia y rompa estereotipos en los colegios. Hay que lograr que no sea demasiado tarde y se conciencie sobre el bien social que se puede hacer con las STEM.

Dígame un ejemplo de ese bien social...

Un médico, un cirujano, tienen detrás tecnología esencial que ha de desarrollarse. Es preciso humanizar la ciencia.

¿Hay algún país modélico?

En Europa se está produciendo la paradoja educacional de la igualdad de género. En países como los escandinavos con mayores tasas de igualdad, se dan menos vocaciones tecnológicas.

¿Es usted partidaria de las cuotas?

Es un tema controvertido. Existe el «gap» y las cuotas son un catalizador. Sin cuotas, llegaremos, pero necesitaremos más años; así que para acelerar el movimiento, sí son precisas.

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