Día Mundial de las Personas con Discapacidad

Eva Moral: «Deberíamos ser como los niños, que te miran la silla de ruedas solo los dos primeros minutos»

Las personas con discapacidad reclaman menos pena, más ayudas y visibilidad

Eva Moral practica la modalidad deportiva de paratriatlón ERNESTO AGUDO
Érika Montañés

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El currículo de Eva María Moral recoge que es «seis veces campeona de España de paratriatlón , campeona de Europa de paraduatlón 2017, campeona del mundo de paraduatlón 2016, medalla de plata en 800 metros en los Juegos del Mediterráneo 2018 y quinta en el mundial de Paratriatlón de este año 2019». Dice el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua que es discapacitada, o «persona con una situación de merma o carencia de alguna capacidad (sea física, sensorial, intelectual u orgánica)». La única merma de Eva es que hace siete años, cuando tenía 30, en un accidente «tonto» de bici, se cayó por un barranco unos siete metros y la recogieron con una lesión en la columna vertebral, que la dejó paralítica de cintura hacia abajo.

«La mía es una historia de dobles oportunidades, haciendo lo que más me gustaba, me rompí la espalda. Lo supe en ese mismo instante». De cintura hacia arriba, reclama no inspirar lástima. Lo odia. «Huyo de ese mensaje, pero es difícil a veces cambiar la mente de las personas. Recuerdo el primer día que llegué a un gimnasio y todos me miraban. "¿Qué hace ésta aquí?”, pensaban». Y de todo su periplo, entre hospital de Toledo y rehabilitación, solo recuerda un pesar: lo mal que lo pasó su familia. «Siempre digo que la vida me debe un año por esos meses después del accidente», recrea. Eva sueña ya con clasificarse para participar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

Ayudas necesarias

Esta mujer es la única en España capaz de recorrer 42 kilómetros en una silla de atletismo. El material es muy caro, se queja, porque ella utiliza para su modalidad deportiva dos aparatos: la «handbike» o bici de manos y la citada silla. Por eso, toda ayuda económica es bienvenida. Acaba de recoger una beca deportiva y reconoce que la práctica del deporte no se potencia lo suficiente en España, que hacen falta «auxilios continuos» para seguir batallando.

El deporte es lo que ha hecho más fuerte a esta campeona.Gracias a él, ha encontrado pareja y han modulado juntos su vida. Otros, reconoce, no tienen tanta suerte y ven la discapacidad –de la que este 3 de diciembre se celebra el Día Mundial– como una especie de condena. Su familia la escucha orgullosa mientras ofrece la entrevista. Es la otra pata de la valentía de esta mujer. «Cuando les vi entrar en el hospital, lo primero que hice fue pedirles perdón. Lo pasaría peor si le hubiese ocurrido a alguno de ellos. Casi agradeces que te haya pasado a ti. Yo sabía que no me iba a quedar apalancada», afirma.

Eva dedica toda su vida a prepararse. Con una disciplina férrea, de muchas horas al día, sigue volcada en lo que siempre le dio vida. El deporte. Para esta mujer de 37 años, la caída supuso adaptarse. Le molestan mucho los «apellidos» que muchas veces los periodistas colocan al deporte paralímpico, como «deporte inclusivo». «Es deporte y ya está, a secas. Es nuestra vida, lo que más nos ilusiona. Soy abogada pero me moriré haciendo deporte», dice.

Motivación

Como ella, la judoka Marta Arce y tantos otros deportistas con discapacidad son reclamados para ofrecer charlas motivacionales.A Eva se la rifan. Por su capacidad para comunicar, traspasa. «Me hubiesen hecho más daño dejándome muda que paralítica», sonríe. Sin embargo, no es mucho de dar consejos. «Si se me hubiesen acercado a mí en ese momento y me hubiese aconsejado, no sé dónde los habría mandado», bromea. «Yo no tengo formación en “coaching”. Solo cuento mi historia. Creo que nos ayuda más a nosotros que a los que nos escuchan, porque se acercan y te dicen que les has motivado. Sinceramente, yo nunca recibí en el colegio la visita de una persona con discapacidad y lo hubiese agradecido. No conocía este mundo y me hubiese ayudado muchísimo saber que hay personas que superan todas estas dificultades». Prosigue: «Me da pena haberme perdido, por ejemplo, 30 años de mi vida en conocer algo como el deporte paralímpico y ahora me maravilla».

En las charlas en colegios, fundaciones y eventos, Eva se «abre en canal» y hay «feedback». La gran diferencia, elogia esta deportista, es que antes la gente se sacudía de encima todo lo doloroso o lo malo, porque «eso no lo quieres en tu vida, lo aíslas y ocultas». «Nada más lejos de la realidad, hay que darle visibilidad y mucha responsabilidad la tenemos nosotros . Hemos de dar la cara y ejemplo».

«La mía es una historia de dobles oportunidades, haciendo lo que más me gustaba me rompí la espalda. Por la larga recuperación pienso que la vida me debe un año»

«Ayer mismo –comenta–, estaba en la cola del súper para pagar la compra. Y una niña me miraba. Su padre la regañó porque no se mira así a las personas. En realidad, lo único que tienes que explicarle es que hay gente que va en silla de ruedas. Y normalizarlo. En los coles, los niños miran tu silla los dos primeros minutos. Luego, ya no. Son maravillosos». Concede, eso sí, que hay palabras «horrorosas». «Te dicen: “¿ Cómo prefieres que te llamemos, minusválida, paralítica, discapacitada? Hombre, llámeme Jose ”, dice la famosa viñeta. Es mi nombre. Yo soy Eva». «Entre nosotros nos llamamos cojos».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación