Mati, el paraíso de los niños atenienses en verano que el fuego ha destrozado

Durante años, era un lugar únicamente de veraneo, donde la gente lo pasaba bien, con restaurantes y chiringuitos modestos

Vista de una vivienda destruida por el incendio registrado en Mati EFE

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La costa de Ática entre Rafina y Nea Marki era un pequeño paraíso . Ahí se encontraban los mejores campamentos de verano, ahí mandaban las familias atenienses a sus hijos varias semanas «de adelantada» con los abuelos para jugar bajo el pinar, bajar andando todos los días a la playa, acercarse a tomar un helado... etc. Casas pequeñas, modestas en su mayoría, muchas construidas en distintas épocas, según las necesidades de las familias y no según los permisos del departamento de urbanismo de la zona. Eso explica cómo estos incendios tan rápidos debido a la violencia del viento provocaron que muchos veraneantes se quedaran bloqueados en sus coches, que tuvieron que abandonar, dado que muchas callecitas son sin salida.

A Mati, este pequeño pueblo cerca de la montaña Pendeli (donde estaban las canteras del mármol utilizado para construir la Acrópolis) se llega por la avenida de Maratón, la que lleva a esta ciudad y está a sólo 30 kilómetros de Atenas, o bien por otra montaña, la de Dionissos. Durante años, era un lugar únicamente de veraneo, donde la gente lo pasaba bien, con restaurantes y chiringuitos también modestos y hoteles de hasta 3 estrellas . Sin estridencias, pero cómodos y limpios. Pero en los últimos treinta años muchos jubilados se establecieron de forma casi permanente, aunque no se ve reflejado en el censo (lo cual, según el pueblo griego, quiere decir que nadie se ocupa de los problemas de la zona si no hay votantes). Por ello, en invierno las callecitas se llenaban solo los fines de semana de vida, pero a partir de mayo cada vez había mas gente. Depende de la municipalidad de Maraton- Nea Makris. Y su alcalde es un antiguo manager de artistas, Ilias Psinakis, conocido de todas las revistas de cotilleos griega. Ha estado ausente 48 horas y ha reaparecido hoy, el día en el que se reunió por la mañana con las autoridades municipales para el Consejo de Administración de la Unión Central de Municipios de Grecia, para evaluar los incendios de Ática y la necesidad de revisar el actual Plan Nacional de Emergencia así como un plan para cada municipio . «Menos mal que se quemó también mi casa, si no hubieran dicho que era yo quien había provocado el incendio», dijo con cierto humor que no fue bien recibido. Y contó que se habían quemado 1.900 casas en Mati y otras 1.100 en Nea Vutsas, al lado . Seguro que serán mas. Sin embargo, el que de verdad ha dado la cara es Evángelos Burnús, el alcalde de Rafina, municipalidad a la que pertenece una pequeña parte de Mati.

«Mati ya está borrado del mapa»

Εl alcalde de Rafina no tiene miedo a hablar. En directo en la televisión Skai ha confirmado que Mati ya no existe y que no había ningún plan de evacuación para esta zona . La policía y los bomberos decían a la gente que abandonaran sus casas, pero no les informaban de dónde debían ir. Y hablando de los bomberos, insistió en que «ni pensaron que el incendio iba a cambiar de dirección por el viento y cuando cambió en veinte minutos, se quemó todo. Calcularon mal».

Lo confirma Fotini, una señora recientemente jubilada que se salvó gracias al calor: veía el fuego lejos y comenzó a recoger sus cosas. Lo primero, sus documentos, dinero, crema para la cara (el viento caliente reseca mucho), zapatos, una muda, una toalla y agua. Al abrir la puerta principal notó tal golpe de calor que comprendió que el incendio estaba muy cerca y pudo salir, coger su coche y llegar hasta las rocas y el mar. «Había de todo, gente asustada y aturdida, una mujer que gritaba “arrepentíos”, otros que estaban de broma. Muchos entraron en el agua, pero decían que estaba caliente y que casi quemaba. Nadie nos dijo qué hacer, dónde ir . Pero al cabo de un tiempo llegaron guardacostas por mar y dijeron que nos podían acercar a Rafina. Los que iban con ancianos y niños se fueron de inmediato y dejaron todo detrás de ellos. Yo me quedé hasta que nos comentó un vecino que los bomberos aseguraban que podía llegar con el coche directamente a la avenida de Maratón y por la carretera de la montaña Dionisos a Atenas. Había pasado mucho tiempo, me dolía todo el cuerpo y ya no tenía batería en el móvil. No lo dudé: me fui. Y mucha gente como yo».

Su casa de veraneo ha sido de las que no han sufrido nada. Solo mucha ceniza y huellas del humo y el poco jardín que tenía bajo los pinos tiene las plantas completamente achicharradas. «A pocos metros, la casita del vecino ardió en menos de cinco minutos . Era una casita prefabricada, de esas con mucha madera».

Fotini volvió el martes a ver cómo estaba su casa: va a tener que limpiarla a fondo y cambiar muchos azulejos, que por el calor se han hinchado y se han roto . Pero no quiere estar mucho ahí: el tendido de la luz ardió y tardará en volver a funcionar. Y tampoco hay agua. «Otros amigos se quedaron en su casa medio en ruinas a pasar la noche, con linternas. Querían recoger ya con luz todo lo que pudieran. Pero a mí me da miedo, esperaré a que vuelva a funcionar todo». Ella tiene su casa en Atenas, no lo ha perdido todo.

Historias

En comparación a solo dos manzanas de su casa de veraneo está un hombre cincuentón llorando. Buscaba a su madre, viuda de más de 90 años, que pasaba largas temporadas en la casa de sus veraneos , querida por sus vecinos que le hacían los recados. Tardó en llegar cuando supo del incendio y no pudo acercarse hasta la casa por las llamas. Buscó desesperadamente, preguntando en hospitales y ayuntamientos por ella. Hoy, ya con los bomberos, ha encontrado el cuerpo calcinado de su madre calcinado en su cuarto de baño y no puede ni hablar.

La historia mas trágica es la de Evita, una alumna de Arsakio, uno de los mejorea colegios de Grecia (donde estudió la Reina Sofía), adolescente y atleta de 13 años. Se vio acorralada por las llamas y saltó por un acantilado , estrellándose en las rocas. Su padre, Grigori Fitru, de 54 años, y su hermano Andreas de 11 años aparecieron también muertos abrazados en el terreno cerca de la taberna de la denominada Costa de Plata donde se habían refugiado 26 personas.

De poco sirven los anuncios gubernamentales de millones (veinte) para ayudas a los damnificados, ni que no tendrán que pagar impuestos este año, ni el que el estado pagará los entierros de las víctimas. Hubo una catástrofe natural pero también pésima gestión después y a los que todo han perdido les espera un nuevo calvario

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