Una joven salva la vida a un niño que se asfixiaba en el metro de Granada con una maniobra aprendida en clase

María López, alumna del grado de Cuidados Auxiliares y Enfermería en el Instituto Aynadamar, usó la maniobra de Heimlich en un momento clave: «Estaba rojo y con las manos en el cuello»

La joven que salvó la vida de un niño en un vagón de metro, utilizando la maniobra de Heimlich PEPE MARÍN (IDEAL)

Diego Callejón (Ideal)

Los verdaderos héroes no llevan capa ni vuelan , van vestidos como el resto y viajan en metro. La prueba viviente de esta máxima es María López Sánchez (Huétor Santillán, 2000), una joven estudiante de Enfermería que ha salvado la vida de un niño que se estaba atragantando con un caramelo gracias a la maniobra de Heimlich. Los hechos tuvieron lugar el pasado 23 de noviembre en un vagón del Metropolitano de Granada, aunque no fue hasta el día de ayer cuando trascendieron, debido al orgulloso relato que el Instituto Aynadamar hizo de la hazaña de una de sus alumnas, informa este miércoles el Ideal .

Fue en septiembre de este año cuando María comenzó a estudiar en el citado instituto el primer curso del grado medio en Cuidados Auxiliares y Enfermería. Poco después, el 16 de octubre, la joven de Huétor Santillán acudió, como parte de su formación, a una 'Cardiomaratón' consistente en varias Jornadas Masivas de Reanimación Cardiopulmonar . Fue allí donde María aprendió la maniobra que le ha convertido en una heroína, aunque, según reconoce ella misma, «nunca pensó que fuera a tener que utilizarla», y mucho menos «un mes más tarde de haber recibido aquella clase».

Aún nerviosa cuando rememora el suceso, María nos cuenta que «corrían las cinco de la tarde» del viernes 23 de noviembre cuando ella «iba montada en el metro en dirección a Armilla». Entonces, cuando el vehículo se aproximaba a la parada del Parque Tecnológico de la Salud, la estudiante de Enfermería escuchó cómo una mujer de su mismo vagón gritaba «¡se ahoga, mi hijo se ahoga!», mientras golpeaba al niño en la cara. Fue entonces cuando la joven, «no se lo pensó dos veces» y, dejando su mochila y su abrigo tirados en el suelo del metro, fue directa hacia la madre y su hijo para ayudarles.

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