Italia mantiene el arresto de la «dama del cardenal» Becciu y abre su extradición al Vaticano

Podría haber recibido hasta un millón de euros sin facturas

Giovanni Angelo Becciu ABC
Juan Vicente Boo

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La supuesta gerente de la «diplomacia paralela» del Vaticano, Cecilia Marogna, detenida el martes, terminará probablemente en la cárcel del Vaticano a raíz de la convalidación de su arresto por el Tribunal de Apelación de Milán este jueves, lo cual permite iniciar de inmediato el procedimiento de extradición de «la dama del cardenal».

El tribunal de Milán ha comprobado tanto la gravedad de la «apropiación de los fondos que la Santa Sede le había asignado para fines institucionales» -entre 500.000 y un millón de euros- como el «peligro de fuga», por lo que Cecilia Marogna continuará en la prisión de San Vittore mientras se estudia la solicitud de extradición que el Vaticano presentará este viernes.

El trámite puede durar semanas, pues la detenida tiene derecho a recurso ante el Tribunal Supremo y el sistema judicial italiano funciona con lentitud superior a la habitual debido a la pandemia.

El Vaticano acusa a la misteriosa estafadora sarda -que utilizaba como tapadera una sociedad fantasma en Eslovenia y quizá otras dos en Alemania y Reino Unido- de un delito grave de «malversación» de fondos reservados de la Secretaría de Estado , que administraba el entonces arzobispo Giovanni Angelo Becciu, «número tres» del Vaticano hasta 2018.

Cecilia Marogna, de 39 años y que presume de contactos con los servicios de inteligencia , ofreció a Becciu sus servicios para mejora la seguridad de las nunciaturas en África y favorecer la liberación de sacerdotes y religiosas secuestradas por grupos terroristas.

Los fiscales del Vaticano descubrieron que una parte de los 500.000 euros que aparecen en la contabilidad de la secretaría de Estado como transferidos a las empresas de Cecilia Marogna en concepto de «fines humanitarios» fueron gastados en muebles caros y boutiques de lujo como Prada, Tod’s y Chanel, por lo que pasaron a Interpol una orden de captura internacional, ejecutada velozmente en Milán.

Según algunas fuentes, el dinero recibido de los fondos reservados de la Secretaría de Estado, que Becciu administraba prácticamente sin control alguno, podría ascender a un millón de euros.

El cardenal emérito -cesado como prefecto de la Congregación de los Santos y privado de sus derechos cardenalicios el 24 de septiembre- afirma que ha sido «estafado» por su intrigante paisana de Cerdeña, pero algunos indicios sugieren negligencia o complicidad.

El pintoresco incidente con la «agente especial» sarda forma parte de un escándalo financiero centrado en el uso caprichoso de unos 350 millones de euros de fondos reservados de la Secretaría de Estado para especulación inmobiliaria con edificios de lujo en Londres -incluidos los antiguos almacenes Harrods en Sloane Avenue-, a beneficio de una larga cadena de «amigos» saqueadores.

El «caso Sloane», que salió a la luz el uno de octubre de 2019 con el registro de cinco oficinas de la Secretaría de Estado, fue calificado sin ambages de «corrupción» por el Papa Francisco a finales del mes siguiente durante su vuelo de regreso de Japón.

El presidente del Tribunal del Vaticano, Giuseppe Pignatone, evaluó el miércoles como «avanzada» la causa penal contra dos agentes inmobiliarios externos y al menos media docena de funcionarios del Vaticano entre los que no se sabe si figurará Becciu, quien se ha manifestado dispuesto a responder ante la corte ahora que la pérdida de sus derechos cardenalicios ya no reserva el juicio al Papa.

El proceso será complicado pues, según un diario italiano, la Secretaría de Estado tuvo las primeras alertas sobre actividades sospechosas de su agente inmobiliario en Londres, Raffaele Mincione, ya en 2016.

A lo largo de este año, Francisco ha decidido que los fondos reservados de todos los departamentos del Vaticano pasen a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), cuyo presidente, el obispo Nunzio Galantino, asegura estar «haciendo todo lo posible, bajo el fuerte impulso del Papa, para que estas cosas no se repitan».

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