Freno a las despedidas de soltero: multas de hasta mil euros por actitudes o disfraces «obscenos e indecorosos»

Varias ciudades españolas han dicho basta en los últimos años a los desfiles de muñecas hinchables y diademas con forma de pene . La regulación de las despedidas de soltero suele formar parte de las ordenanzas reguladoras de convivencia y ciudadanía, que prohíben complementos, disfraces y mensajes sexistas, homófobos, racistas o que atenten contra derechos humanos, según informa Diario Sur . En la localidad almeriense de Mojácar, las sanciones alcanzan los mil euros y la normativa hace referencia expresa a las «actitudes indecorosas con muñecas hinchables». Benicàssim, en Castellón, última localidad en sumarse al control de estas celebraciones, acaba de prohibir el desfile de charangas en celebraciones privadas, una medida que afecta principalmente a las despedidas.

Salamanca, Conil, Tossa del Mar, Granada o Gandía son otras de las ciudades que han endurecido la vigilancia de estas fiestas . En Madrid, el Gobierno municipal solicitó el año pasado mayor intervención policial en La Latina para minimizar las molestias que generan las múltiples despedidas de soltero celebradas en este barrio, donde decenas de establecimientos han prohibido el acceso de estos grupos. Las multas por emplear megáfonos o por llevar disfraces indecorosos llegan hasta los 3.000 euros en Salamanca. En Granada, otro de los destinos predilectos para despedir la soltería, una patrulla de la Policía Local controla los fines de semana los cánticos o el consumo de alcohol en la vía pública. El año pasado formalizaron 56 sanciones.

El sexismo, sin embargo, continúa siendo la gran asignatura pendiente en la mayoría de ordenanzas que regulan las despedidas. Varias asociaciones de mujeres señalan que resulta «contradictorio» que, en plena lucha de las administraciones públicas por erradicar comportamientos machistas y fomentar la educación igualitaria, los ayuntamientos permitan actitudes y mensajes discriminatorios y sexistas en las despedidas, con el agravante de que se producen en plena vía pública.