Santiago Martín

Eutanasia

Es solo el resquicio por el que se deja abierta la puerta, que luego se abrirá

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Apunto ya de celebrarse las elecciones en Cataluña, hay que reconocer que esta vez la rama «indepe» de la Iglesia ha estado más moderada, aunque aún hay tiempo para que algún «bisbe» o alguna asociación de «mosenes» se haga notar con proclamas y soflamas. Pero, mientras tanto, en el mundo pasan otras cosas que, probablemente, terminarán por afectarnos. Son muchas, pero quiero referirme a una: la aprobación de una ley de eutanasia en Italia. Es una ley «blanda», pero por experiencia (caso del aborto y leyes de eutanasia en Bélgica y Holanda) esto es sólo el resquicio por el que se deja abierta la puerta, que luego ya se abrirá de par en par.

Como todas estas leyes anti vida, se ha partido de un caso lacrimógeno (el de un hombre que, tras un accidente, quedó tetrapléjico y ciego). Antes se decía que las excepciones justificaban la existencia de la regla, ahora la regla se ha convertido en una forma de legalizar las excepciones. La ley italiana es muy italiana, es decir es muy ambigua.

De hecho, aunque se excluye el uso de la inyección letal y del suicidio asistido, se permite dejar morir a base de dejar de alimentar y de recibir líquido; no se dice nada sobre la ayuda a la respiración, con lo cual posiblemente también se dejará de aplicar. Tampoco se habla de los motivos, por lo que se pueden acoger a esta ley todos los que lo deseen, sin necesidad de estar en una situación terminal o con dolor físico; bastaría solicitar ser sedado y luego que no se le alimente ni hidrate, hasta morir. Para colmo, el médico no podrá hacer objeción de conciencia, ni la clínica tampoco, con lo que los hospitales católicos se verán obligados a aplicar la ley si no quieren ser penalizados.

El Papa recientemente habló contra el encarnizamiento terapéutico, pero esto no tiene nada que ver. Aquí no se trata del derecho del enfermo a no ser víctima de tratamientos dolorosos que supuestamente y con pocas posibilidades le curarían, y a recibir a cambio cuidados paliativos para morir con dignidad y sin dolor. Aquí se trata de matar y eso es simple y llanamente eutanasia. Recordemos: Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…

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