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Monseñor Ricardo Blázquez,junto al cardenal Antonio Cañizares, durante la inauguración de la Asamblea Plenaria - ernesto agudo

Monseñor Blázquez: «La ciencia enseña que desde la concepción hay un hijo, no un tumor»

En su primer discurso como presidente de la Conferencia Episcopal, asegura que España necesita «una regeneración moral»

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Monseñor Ricardo Blázquez se presentó este lunes ante la Asamblea Plenaria de los obispos con mensajes muy claros. Era su primer discurso como presidente de la Conferencia Episcopal después de que fuera elegido para ese cargo el pasado mes de marzo. Durante su mensaje, el prelado abordó cuestiones fundamentales como la retirada de la ley del aborto, la situación de la familia ante la reciente clausura del Sínodo Extraordinario convocado por el Papa Francisco y los escándalos de corrupción.

A pocos días de la celebración de una multitudinaria manifestación a favor de la vida, la mujer y la maternidad, convocada por 40 asociaciones en todo el país, el presidente del Episcopado aseguró que los obispos siguen «desconcertados» ante la noticia de la marcha atrás del anteproyecto de Ley de protección de la vida del concebido y los derechos de la mujer embarazada y «desean que cuanto antes sea cambiada eficazmente la legislación en el sentido de defender la vida de los niños en camino».

«Continuamos padeciendo el mismo desconcierto y reclamando lo prometido en el programa electoral», afirmó el también arzobispo de Valladolid, quien a renglón seguido añadió que «la ciencia enseña que desde la concepción hay un tercer ser humano distinto de los padres. No es un tumor, sino un hijo». El prelado tomó prestadas unas palabras del filósofo Julián Marías, con motivo del centenario de su nacimiento, para advertir que la aceptación social del aborto «ha sido uno de los hechos más graves de nuestro tiempo». «Queremos trabajar para que esta aceptación social se convierta en un rechazo social», aseveró.

Por ello, el presidente de los obispos y en un guiño a la manifestación del 22-N saludó todas las iniciativas de la sociedad civil, que «canalicen las convicciones de los ciudadanos que quieren construir de manera plenamente democrática una sociedad justa y libre en la que la vida humana sea protegida en todas sus etapas».

«Sin abortos provocados, la sociedad será moralmente mucho más limpia. Nadie tiene el derecho a decidir a quién se deja nacer y a quién se le corta el paso», aseveró el prelado, que se preguntó por las razones por las que el «Tribunal Constitucional no ha respondido todavía al recurso que hace cuatro años le fue presentado contra la segunda ley del aborto».

Regeneración moral, un clamor

Los sucesivos escándalos de corrupción que salpican la vida pública española también concentró la atención del presidente de la Conferencia Episcopal, quien recordó que los obispos «no podemos inhibirnos de la situación de la sociedad de la que formamos parte y a la que queremos servir».

«Es una convicción generalizada y un clamor que resuena en todos los rincones, el que necesitamos como pueblo una regeneración moral. La noticia de tantos hechos que nos abochornan, desmoralizan y entristecen debe llevarnos a detectar las causas y a cambiar el curso de las cosas. Las leyes son necesarias, pero su vinculación personal debe ser fortalecida con la conciencia ética», señaló el prelado, al tiempo que invitó a la sociedad a «no silenciar esa llamada interior a evitar el mal y hacer el bien; aunque ni la policía, ni la Justicia, ni los medios de comunicación social nos descubrieran», algo, que según indicó, «es cada día más improbable».

«Sin conducta moral, sin honradez, sin respeto a los demás, sin servicio al bien común, sin solidaridad con los necesitados, nuestra sociedad se degrada. La calidad de una sociedad tiene que ver fundamentalmente con su calidad moral. Sin valores morales, se apodera de nosotros el malestar, al contemplar el presente, y la pesadumbre, al proyectar nuestro futuro», aseveró.

Cada vez menos matrimonios

Las reflexiones del Sínodo extraordinario de obispos sobre la situación de la familia, fue otra de las cuestiones que monseñor Blázquez abordó en su primer discurso ante la Asamblea Plenaria de los obispos. El prelado abulense participó en este encuentro convocado por el Papa y al que estaban invitados los presidentes de las respectivas conferencias episcopales, además de los presidentes de los dicasterios y algunos expertos y familias.

Con el objetivo de promover una «mayor participación eclesial», monseñor Blázquez invitó a trasladar a las diócesis, las facultades de Teología y las comisiones de la Conferencia Episcopal las reflexiones realizadas por el sínodo sobre cuestiones como «la agilización de los procesos judiciales de declaración de nulidad; la relación entre fe cristiana y sacramento del matrimonio; la indisolubilidad del sacramento del matrimonio y el posible acceso a la penitencia y la comunión divorciados vueltos a casar».

En este sentido, monseñor Blázquez invitó a seguir en todos los espacios de la Iglesia la actitud solicitada por el Papa en el sínodo de «hablar con libertad y escuchar con humildad». «¡Que esta sea también nuestra actitud en la presente Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal!», añadió.

Sobre los aspectos más preocupantes de la situación de la familia, el presidente de los obispos se refirió al aumento de los divorcios, pero sobre todo al descenso en el número de matrimonios, un hecho, que según calificó, es de «enorme trascendencia».

«¿Por qué ha perdido el sacramento del matrimonio la capacidad de convocatoria que ha tenido hasta ahora?», se preguntó monseñor Blázquez, quien recordó que «si la fe está mortecina y casi apagada difícilmente sobrevive en nuestra situación social y cultural; si la identidad cristiana está oscurecida, lo estará obviamente el sacramento del matrimonio y la familia cristiana».

Ante esta «crisis cultural profunda de la familia», el presidente de los obispos se preguntó si el matrimonio está sufriendo «una especie de des-institucionalización que permite que cada persona lo configure según los juzgue oportuno». El reverso de esta realidad, apuntó el prelado, son «los llamados modelos de familias que a veces se reivindica».

Un sustituto de Rouco en el Comité Ejecutivo

En esta Asamblea Plenaria, los prelados españoles también elegirán a un nuevo miembro del Comité Ejecutivo en sustitución del cardenal Antonio María Rouco Varela, que era miembro de este organismo en su condición de arzobispo de Madrid.

Según los estatutos de la Conferencia Episcopal, el Comité Ejecutivo se compone del presidente, vicepresidente, secretario general y cuatro miembros más en el caso de que el arzobispo de Madrid ocupe alguno de los cargos anteriores. Es el caso de monseñor Carlos Osoro, que ya es miembro del Comité Ejecutivo como vicepresidente de la CEE. Por eso, la Asamblea Plenaria tendrá que elegir un cuarto miembro.

Entre los candidatos con más posibilidades de formar parte de este máximo órgano de decisión de la Iglesia se encuentra el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia.

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