ENTREVISTA

«Proyecto Hombre surgió en Sevilla porque los chicos se morían por las calles y nadie hacía nada»

Francisco Herrera del Pueyo, uno de sus fundadores, advierte del aumento de las adicciones a redes sociales y juego «on line» y dice que las drogas no respetan a nadie: «Tenemos médicos, abogados, periodistas...»

Francisco Herrera del Pueyo, en la sede de Proyecto Hombre Juan José Úbeda

Jesús Álvarez

A Francisco Herrera del Pueyo , que nació en Triana, lo bautizaron sus padres en la iglesia del Cachorro, de la que fue párroco durante casi veinte años. Este médico especializado en aparato digestivo logró que Soledad Becerril, entonces alcaldesa de Sevilla, le cediera un solar al lado de su parroquia para la sede de «Proyecto Hombre», donde trabajan varias decenas de profesionales de distintos ámbitos y más de ciento veinte voluntarios. Por sus aulas y talleres pasan a diario casi cuatrocientos chicos con problemas de drogas y otras adicciones.

¿Cómo se le ocurrió fundar «Proyecto Hombre» en Sevilla?

Cuando acabé la carrera de Medicina en el Hospital Virgen del Rocío traté muchas patologías provocadas por la heroína en el hígado de muchos chicos jóvenes de Sevilla. El drama de las drogas me impactó. Luego entré en el seminario, me hice cura y me mandaron a los poblados de colonización de las Marismas . Estuve en Las Cabezas y otros poblados que estaban muy infradotados en aquella época y que eran algo así como el lejano Oeste.

¿Fue el primer cura de allí?

Sí, fui el primer cura y el primer médico. No había escuelas, no había médico y no había nada. Antes de abrir la iglesia, monté una especie de chiringuito sanitario y cuando sacaron una plaza allí yo fui el primer médico de la Seguridad Social de esa zona . También fui el primer ATS y casi el primer farmacéutico.

En esa época, a principios de los ochenta, empezó a entrar muchísima heroína en Sevilla.

Y entraba por allí, por el río. Ahora ha vuelto a entrar. Fue una época terrible. Muchos jóvenes sin horizontes se metieron en las barcazas y se pusideron a traficar con drogas. Y otros a morirse. En una semana asistí como médico a tres chavales heroinómanos de menos de 20 años y los tuve que enterrar porque murieron los tres en pocos días. Era un poblado de apenas quinientos habitantes. El tercer entierro no lo pude hacer porque estaba destrozado. Y eso que como médico ya había visto muchas cosas.

¿De ahí surgió «Proyecto Hombre»?

Podría decirse que sí. Después de esas tres muertes, fui en coche a Sevilla a ver al obispo. Le dije a Carlos Amigo Vallejo que había que hacer algo. Hasta varios años después, en 1985, no se mencionó la palabra «droga» en el Parlamento de Andalucía y las administraciones públicas no empezaron a hacer nada. Los chicos se morían por las calles por culpa de la heroína. El padre Leonardo Castillo era entonces delegado de Cáritas y creamos una mesa de trabajo en Cáritas a ver qué se podía hacer. Se unieron los franciscanos, que estaban en Palmete, las Hijas de la Caridad, un grupo de Polígono Norte, gente de Triana, don Bosco , etcétera. No había nada. De ahí surgieron talleres en los barrios, asociaciones como Alternativa Abierta en Polígono Norte y, principalmente, Proyecto Hombre.

¿Se fijaron en alguna otra experiencia anterior?

Sí, estuve en Estados Unidos y, sobre todo, en Italia, que nos llevaban mucha ventaja en esto. Estuve allí para informarme antes de fundar este método de trabajo que se llamaba Proyecto Hombre. En Estados Unidos y los países anglosajones estaba implantado, pero nosotros lo latinizamos porque la familia aquí es muy importante. En esos países cuando los hijos se hacen mayores de edad o van a la universidad las relaciones familiares se relajan mucho. En España y en Italia, no.

¿Dónde abrieron el primer centro?

El padre Leonardo nos alquiló una casita de Heliópolis y empezamos a trabajar médicos y voluntarios. El primer día teníamos 22 chicos en la puerta. Al mes eran más de cien. Muy pronto nos fuimos a Nervión y creamos una fundación de la que formó parte Cáritas , el Ayuntamiento (era alcalde Rojas Marcos) Abengoa, Cruzcampo y Sevillana de Electricidad. Estas empresas tenían en aquella época empleados con problemas de drogas y han mantenido esa ayuda desde entonces. Enrique Osborne nos ayudó muchísimo y le estamos muy agradecidos. Luego se unieron otras empresas. Siempre ha habido mucha solidaridad y sensibilidad en Sevilla con Proyecto Hombre.

¿Cuándo se vinieron al Cachorro?

Diez años más tarde. Se nos quedó pequeña la casa de Nervión y le pedimos a Soledad Becerril, entonces alcaldesa, un solar para construir. Nos ofreció uno en Sevilla Este pero aquí había un solar estupendo y se lo pedimos. Al final nos lo cedieron y lo inauguramos el año 2000. Yo era el cura del Cachorro.

¿No hubo protestas en el barrio por abrir un centro de drogadictos al lado del Cachorro?

Era una cosa que resultaba chocante pero me lo trabajé mucho y al final se hizo y l a gente lo fue aceptando . Cualquiera de nuestros hijos puede caer en las garras de la droga. Luego se abrió la sede de Alcalá de Guadaira.

¿Atienden a más chicos que chicas?

Sí, a muchos más. Pero es curioso: las chicas que vienen están muy estigmatizadas y tienen menos apoyo para salir de la droga que ellos . Un chico suele tener una novia, una madre o una hermana que lo ayuda a salir. Con las chicas no hay tanto apoyo porque se asocia la droga a la prostitución y se las estigmatiza, incluso en sus propias familias. En Proyecto Hombre siempre hemos trabajado con hogares que han hecho de familias sustitutorias , pero seguimos teniendo casas que acogen chicos y muchas menos que acojan chicas. Por eso tuvimos que poner en la planta superior de nuestra sede una casa de mujeres.

¿Les cuesta más adaptarse que a ellos a la vida después de las drogas?

Aquí se sienten bastante felices porque no se las juzga y se las acepta como son, pero cuando tienen que irse lo pasan mal porque se ven incapaz de enfrentarse al mundo. Llegan con poca autoestima y muchas han sido maltratadas por sus parejas. A una mujer que ha sido drogadicta le cuesta más encontrar una pareja estable que a un hombre que ha sido drogadicto.

«A las chicas drogadictas se las estigmatiza más que a ellos. Incluso les cuesta más encontrar pareja»

¿Tienen ahora más pacientes que antes?

Sí, aquí vienen unos trescientos cincuenta usuarios al día. Hay mucha rotación. Yo calculo que tratamos a unos mil chicos y chicas al año. Antes, con la heroína, tardábamos dos o tres años en sacar a un chico de la droga y salir de Proyecto Hombre . Ahora ha cambiado todo. Seguimos teniendo gente con perfil parecido, de mucha marginación, procedentes de familias desestructuradas. Pero nos ha llegado un perfil mucho menos habitual que antes: el del drogadicto con trabajo y con familia. Y también nos vienen muchos más adolescentes.

¿Los jóvenes de ahora empiezan antes con las drogas que los de los años ochenta y noventa?

Sí. Hay un aumento muy importante del número de pacientes de Proyecto Hombre en los últimos años. Nosotros no tratamos a niños menores de 14 años, salvo casos excepcionales en los que trabajamos con la familia. Pero es cierto que a esas edades se dan más casos y con un perfil diferente, el de una familia estructurada . Nos llegan muchos consumidores de fin de semana de cannabis, alcohol y cocaína.

¿Tienen entre sus pacientes a estudiantes de Ingenierías, Medicina o profesionales liberales?

Hay de todo. Tenemos médicos, abogados, periodistas, etcétera. Las drogas no respetan a nadie. Siempre intentamos conseguir algún cómplice externo, pareja, amigos, etcétera, controlarle las tarjetas de crédito, el dinero, pero a partir de ahí viene por las noches a hacer su terapia, después de trabajar. Si tienen que dormir con nosotros, es sólo al principio, aprovechando a lo mejor unas vacaciones laborales. Este tipo de perfiles procuramos que no estén más de un año aquí con nosotros. Si lo están, es porque han perdido el trabajo o la pareja, o han tenido recaídas. El perfil más conocido, el menos preparado profesionalmente, suele estar más tiempo con nosotros.

¿Son violentos?

Hay un perfil nuevo, violento y autodestructivo, con mucha violencia intrafamiliar, que es el de la adicción sin sustancia . Me refiero a adicciones a redes sociales, al juego, a las apuestas instantáneas en Internet. Tenemos un programa específico para ellos.

«La adicción al juego en Internet crece de una forma brutal y me sorprende que futbolistas, presentadores famosos o tenistas como Nadal publiciten las apuestas»

¿Ha crecido mucho la adicción al juego «on line»?

De una forma brutal. Esto es muy difícil controlar y en las redes empiezan a jugar chicos con apuestas deportivas mínimas instantáneas, que luego acaban en cosas mayores. Estos chicos suelen tener problemas de socialización y de fracaso escolar. Una adicción al juego es algo muy grave porque acaban manejando mucho dinero y suelen provocar grandes quebrantos en las cuentas corrientes de sus padres.

¿Qué influencia puede tener en esta adicción que grandes deportistas españoles, futbolistas, tenistas, etcétera, las publiciten en televisión y las redes sociales?

-Mucha porque son referentes para muchos niños y adolescentes. Hay futbolistas muy famosos, presentadores amables de televisión como Carlos Sobera , incluso Rafa Nadal , quizá el más modélico de todos, que han publicitado o publicitan casas de apuestas. Nadal, por suerte, dejó de hacerlo pronto. Se trata de personajes muy limpios, nada malotes, que normalizan todo esto. A mí me sorprende que presten su imagen a este asunto y me sorprende aún más que no se pueda anunciar cervezas o alcohol en acontecimientos deportivos y no haya ninguna cortapisa para el juego «on line», que es muy adictivo y destruye familias enteras.

-En el Cerro del Águila, un barrio obrero, hay más casas de apuestas que en Los Remedios y el Porvenir. En Madrid es Vallecas, otro barrio popular, el barrio más castigado por esta actividad.

Esto está estudiado. Buscan un tipo de cliente más vulnerable, con menos estructuras familiares. Esto sucede también con las máquinas tragaperras, que las ponen también en los bares de barrios populares.

¿Los chicos adictos al juego y a las apuestas se ponen violentos con sus padres?

Por nuestra experiencia en Proyecto Hombre podríamos decir que sí, cuando la familia lo advierte por algún agujero en la cuenta corriente, porque esto acaba estallando tarde o temprano. Cuando la familia intenta poner orden, ya es tarde. En este perfil no es raro que sean violentos con sus padres.

¿Y hacen entonces de «hermano mayor»?

Ese programa de televisión está guionizado y curan a estos chicos con tres sesiones, casi con una bendición de manos. La realidad es más difícil. Hay que trabajar mucho con los padres. Al chico hay que convencerlo porque él suele decir que él hace lo que hace todo el mundo y que todos los chicos se drogan. Aquí tenemos chicos con el mismo problema y se hace terapia con ellos. La hacen con sus iguales porque el mensaje de los efectos de las drogas y adicciones funciona mejor con ellos que con sus padres o personas mayores. Con ellos, dicen que ellos controlan, que lo dejan cuando quieren.

«La salud mental es el gran lunar del SAS»

¿Se han perdido valores?

Sí. El sistema hace chispas por muchos sitios. El chico que hace años se enfrentaba al discurso de sus padres veía que ese discurso coincidía con el de la sociedad, con el de los profesores, los vecinos y los medios de comunicación. Ahora ese niño ve que ese discurso de límites de sus padres no es el mismo que el del instituto o el de las redes sociales o medios de comunicación. La tribu, como dice José Antonio Marina, ayudaba antes a educar a los chicos, y ahora es lo contrario. Los padres tienen que educar a los chicos protegiéndoles de los valores negativos que salen en las redes sociales o los medios.

¿La despenalización de las llamadas «drogas blandas» podría acabar con las mafias, como sostienen sus defensores?

Si las grandes mafias de la droga han tenido un gran éxito con sus productos no ha sido tanto por meter cocaína o cannabis en el patio del colegio de los jesuitas , como lo han hecho, cuanto por cómo han transformado la mentalidad de los chicos y de los padres para quitarle la importancia al hecho de drogarse. No sé si debe al desconocimiento, pero ese discurso de que hay drogas blandas debería revisarse con urgencia porque causa mucho daño en los adolescentes.

¿Se refiere al mensaje de de que un porro es menos dañino que un cigarro?

O que la cocaína no es una droga tan mala, si se controla. Incluso se la vende como una droga de ganadores, frente a la idea tan extendida en los años ochenta de que la heroína era una droga de perdedores. Ese cambio de mentalidad es lo peor porque le ha quitado el miedo a las drogas a muchos jóvenes, cuando se ha demostrado que la cocaína es igual de destructiva y mortal que la heroína.

«Los porros provocan enfermedades mentales en los adolescentes y daños neuronales irreversibles»

Hay estudios que alertan de los problemas mentales que provoca el cannabis en los adolescentes.

—Sus efectos son especialmente graves en ellos porque su cerebro aún no está formado del todo. El cannabis produce daños neuronales irreversibles y desencadena esquizofrenias y psicosis tóxicas. Esquizofrenias en esas edades es algo que no se había descrito antes. No podemos prohibir los porros sólo a los menores de 30 años, por eso creo que este discurso de drogas duras y drogas blandas no se puede sostener y resulta muy negativo.

De los chicos que tratan en Proyecto Hombre: ¿cuántos tienen problemas mentales?

Diagnosticados una tercera parte, pero serán seguramente más. La heroína afectaba mucho al hígado; la cocaína y el cannabis afectan mucho más al sistema nervioso. Los psicoestimulantes atacan las neuronas. Nos han llegado chicos con un coma etílilico después de una botellona o que en una fiesta rave un hongo alucinógeno les ha causado una intoxicación aguda. Es cierto que se pueden morir de esto pero, si no se mueren, a los tres días salen del hospital. El cannabis, sin embargo, va atacando las neuronas día a día y sus efectos a largo plazo son peores.

¿Notaron en Proyecto Hombre la reforma de la asistencia psiquiátrica de los años 90 en Andalucía?

Mucho. La salud mental es el gran lunar de la sanidad pública andaluza. En Sevilla no hay ningún centro público de salud mental desde que se cerraron los manicomios. La salud mental no existe desde que se decidió que los enfermos mentales estaban mejor en su casa. Y con las drogas se nota mucho esta carencia. Hay muchos casos que no tienen solución, al menos, la solución de que consigan un trabajo y sean autónomos. El objetivo es más bajito porque la realidad es tozuda.

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