El rincón de... Paco Correal

«No entiendo que haya sevillanos que conozcan Nueva York y no hayan ido a Palmete»

Periodista, madridista, vitalista, surrealista y dueño de un estilo personal e intransferible, el correalismo mágico, disfruta de su medalla de la ciudad, que empezó a conocerla de la mano de Cernuda

«En el Rocío pre-cristiano se le dio culto a Astarté, Isis y Therón, un rey mítico tarteso»

El periodista Paco Correal, en la Alameda de Hércules J.M. Serrano

J. Félix Machuca

¿Es cierto que, recién llegado a Sevilla en julio del 77, escogió Ocnos para enterarse de qué iba esto?

Llegué a una pensión de la Gran Plaza, que era muy oscura, y para leer tenía que ir a los veladores de la Ponderosa. No conocía a nadie y trataba de conocerla leyendo Ocnos.

¿Y se enteró?

No mucho, no mucho. Cuarenta y cinco años después sigo teniéndolo de libro de cabecera en mi mesita de noche. Pero siempre he pensado que Sevilla cabe entre Queipo y Pepe Díaz

¿Dónde llegó a conocerla?

En los autobuses de Tussam. No entiendo que haya sevillanos que conozcan Nueva York y no hayan ido a Palmete o a los Estados Unidos de Amate, como se le conoció en tiempos.

La primera cosa que escribió en El Correo, su periódico de nacimiento, fue algo relacionado con el fútbol y los Sabandeños.

Era un alegato un poco cursi contra los intermediarios en el fútbol y las primeras palabras del artículo eran una letra de los Sabandeños. Proclamo que el señor Mendes aún no había nacido.

Y el fútbol, como las citas literarias, no pueden esconderse en ninguna de sus crónicas y artículos

En nuestra generación el fútbol era el opio del pueblo. Y los comunistas a los que les gustaba el fútbol vivieron una doble clandestinidad: la de las ideas y las de su pasión balompédica. En primero de carrera, en la residencia, se cachondeaban de mí, porque me gustaba el fútbol y recibí una carta de Santiago Bernabéu para probar por los juveniles. Recuerdo que le di una vez a la pelota.

He llegado a escucharle que Bale es el Juan Rulfo de la pelota. Explíqueselo a la gente, por favor.

Porque Bale tuvo dos fogonazos: el de la chilena de Kiev y, cuatro años antes, el día previo a la muerte de García Márquez, protagonizó la carrera que dejó atrás a Bartra y metió un golazo impresionante. Juan Rulfo sólo escribió dos libros, dos auténticos fogonazos.

También me contó alguna vez que García Márquez le dio las espaldas cuando vio su libreta de notas.

Fue en la Expo, en una iglesia a espaldas de San Marcos, en una reunión de amigos y monjas del convento. Yo departía amistosamente con Gabo y Javier Feducci. Y contaba tantas cosas interesantes que temí olvidarlas. Saqué un cuaderno pequeñito, me vio escribir y me pregunto: ¿usted es periodista? Y me dio la espalda.

¿Le asustó el periodista o la letra del periodista?

(Risas) Me sorprendió que el patrono laico del periodismo me hiciera eso

A Silvio, una de sus debilidades, lo entrevistó muchas veces

Lo más difícil que he hecho en mi vida ha sido entrevistar a Silvio. Pero cuando se arrancaba tenía una lucidez y un ingenio como ningún otro. Valía la pena esperar.

Creo que le regaló una colección de corbatas, usted que no se la puso ni en la primera comunión...

Es cierto. Yo no la uso desde niño. Y tengo una colección completa de corbatas que me regaló. Las dos debilidades de Silvio eran Elvis Presley y Manolo Cardo.

Otra de sus debilidades locales fue don Ramón Carande, que en un principio no quería ni verlo y que lo ganó con su prosa.

Glosé su obra 0Galería de Raros0 y le gustó. En una nota manuscrita, con una letra impecable, me alabó el gusto de que en una ciudad donde sólo se valoraban a los toreros y a los futbolistas, yo le hubiera hecho aquella crónica. Eso me permitió entrar en su círculo.

Qué retranca la de Don Ramón con Maruja Torres…

Tendría 97 años. Era supercoqueto. Bajó de su casa, con su pañuelo de seda, perfumado, su melena blanca al viento y Maruja Torres le dijo: qué elegante viene usted, Don Ramón. Y le contestó: es que El País es como el Sol de mi época, que impone lo que tienes que pensar, vestir y leer…

Nos conocimos en una colina llena de locos egregios. ¿Al 'Loco' se le ha amortizado con demasiada urgencia?

El 'Loco' ha entrevistado a miles de personajes. Pero te cuento que el único personaje de aquella colina era él.

Creo que Quintero se solidarizó con usted y asistió a un juicio donde se le acusaba de haber llamado sheriff a un juez de paz de Valencina...

(Risas) Lo mismo me estaba observando para incluirme en su cuerda de presos.

Una llamada personal de Utrera Molina le dio una gran alegría

Sí, porque fue como la unión de las dos España. Yo entrevisté a la hija de uno de los fusilados en agosto junto a Blas Infante. Se llamaba Emilio Barbero. Esta señora, Pepita, me dijo que no se quería morir sin darles las gracias a Utrera Molina, porque siendo ministro de la Vivienda evitó que la echaran de su casa. Al leer el reportaje Utrera Molina me contactó para expresarle su gratitud a esta señora.

 

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