Moncho Ferrer: «Tener los padres que he tenido me inspira y motiva»

Para el hijo de Vicente Ferrer y actual director de Programas de la Fundación Vicente Ferrer «el legado heredado es un gran privilegio»

Moncho Ferrer, durante su reciente visita a la capital andaluza Vanessa Gómez

Pedro Ybarra Bores

«Moncho es el segundo apellido de mi padre, el apellido de mi abuela (orihunda de Gandía-Valencia) pero mi nombre no es Juan Ramón como cree la gente, sino que me pusieron el nombre de mi padre al revés». Quien habla es Moncho Ferrer , hijo de Vicente Ferrer Moncho y actual director de Programas de la Fundación Vicente Ferrer . En la actualidad la cabeza visible de la ONG es su madre ( Anna Ferrer ), actual presidenta de la Fundación.

Moncho Ferrer acaba de pasar por España porque «la mayoría de nuestros recursos proceden de este país. Colaboradores, padrinos, empresas e instituciones que nos apoyan. La mayoría son de aquí y hay que mantener la relación y el contacto, además de visitar a la familia». «Aunque en la India está creciendo mucho, de España procede el 85 por ciento de los recursos» , afirma.

Ferrer vino a Sevilla por primera vez en 2007 con el décimo aniversario de la Fundación Vicente Ferrer. «Fue el primer sitio donde empecé a trabajar con la Fundación. Mi padre me dijo “Moncho te toca y ahora tienes que ir. Empezamos en Sevilla”». «He notado desde el primer momento la solidaridad que existe en los sevillanos. Las ONGs representamos lo que está en la calle. La acción buena que la gente quiere hacer la puede hacer a través de organizaciones como nosotros. Son importantes para la sociedad y aunque las autoridades oficiales son los grandes actores principales, nosotros lo hacemos donde no llegan, donde hace falta», dice. «Anantapur es un esfuerzo colectivo de 140.000 individuos que ponen su granito de arena allí desde aquí. Sin un movimiento colectivo sería imposible »

Responsabilidad

«Siempre me preguntan sobre la responsabilidad de lo heredado, pero el legado heredado es un privilegio. Para mí nunca ha sido una carga, tener los padres que he tenido siempre me ha ayudado. Me inspira y me motiva y yo soy yo», afirma.

« El objetivo que tenía mi padre de llegar a toda la India está en proceso. Por los 50 años hicimos una encuesta para saber lo que pensaba la gente. Recibimos una carta que decía “no olvidéis los sueños y objetivos de Vicente Ferrer”. Algún día llegaremos a toda la India y a otras partes del mundo también», señala.

Necesitan principalmente ayuda económica, que la ofrecen los padrinos y empresas colaboradoras, pero también existe mucho voluntariado de Europa que trabaja en diferentes sectores. «Trabajan en hospitales, enseñan idiomas en escuelas, entrenadores de deportes... y contribuyen mucho. Lo importante para nosotros es que vienen para formar a nuestros equipos allí, porque no podemos depender de los voluntarios para siempre», reconoce. «A la gente que viene por primera vez a la India le sigue sorprendiendo, porque viene a Anantapur, una zona rural en la que las costumbres y tradiciones son totalmente diferentes. Ser invitado a una casa a comer es un shock, porque allí desde pequeño es “calla y come”, hay que comer y salir. Hay un doctor asturiano que vino para tres meses y todavía está allí. Hay gente que se engancha aunque las tradiciones sean tan diferentes», afirma.

«Mi padre era una figura muy importante en el distrito. Cuando murió mucha gente me decía que no me preocupase, vamos a convertirnos todos en muchos “Vicentes” Ferrer. Y es verdad, tenemos miles y miles de “Vicentes” Ferrer que están contribuyendo , económicamente también, con lo poco que tienen», dice.

La sequía

En Anantapur existe históricamente el problema de la sequía. «El 85 por ciento de la población depende de la agricultura, y casi toda depende de las lluvias. Cada tres o cuatro años había una sequía cuando yo era niño. Ahora es un buen año frente a 4 ó 5 años de sequía. El cambio en los últimos cuarenta años es brutal. Mucha gente no lo entiende, y en realidad estamos abusando de los recursos naturales, especialmente en Anantapur. Hay que concienciar a la gente muchísimo».

La primera vez que vino a España fue de paso cuando tenía 18 años, una semana para conocer a la familia «y desde aquí fui a Inglaterra, donde empecé los estudios allí, pero primero vine a España. Mi padre me decía, “Moncho si hablara como tú podría hacer milagros”, por el conocimiento del idioma con el que se crió Moncho. Con el tiempo pensé que con eso él quería motivarme, “mira lo que tu tienes, lo que puedes hacer”, era su manera de decirlo», recuerda.

Creo en los valores humanos, en el poder de la humanidad. India es un país de contrastes brutales. La pobreza, la suciedad, los colores, la pobreza... hay de todo. Perdemos mucha gente porque formamos y fuera de Anantapur pagan mucho más de lo que allí pueden pagar. Pero ya estamos acostumbrados y lo que hacemos es que ya pensamos como una universidad.

« Andalucía tiene mucho que ver con India . El flamenco tiene mucho en común con el baile de India tradicional. Y la familia, que aquí es muy importante y allí también. En las fiestas hacemos lo mismo, con alegría también». «Quiero dar las gracias a todo el pueblo español que sigue teniendo la confianza en mi padre», añade.

«Siempre hemos sido transparentes e invitamos a todo el mundo a venir a Anantapur. Mi padre abrió las puertas y dijo “Ven y ve”. Cada vez que vengo me encuentro con gente que tiene niños apadrinados desde hace veinte años, y esta confianza, de verdad, es increíble. Cuando vuelvo siempre hablo con mi equipo de la responsabilidad que tenemos. La respuesta de la gente siempre es muy grande», concluye.

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