INMIGRACIÓN

Mohamed, marroquí, y Sol, venezolana: «Los sevillanos son los españoles más hospitalarios»

Ambos reconocen llegada de inmigrantes a Sevilla está aumentando pero que muchos no se quedan y van hacia el norte, «donde hay trabajo»

Un grupo de musulmanes en la mezquita Isbylia, en Amate Pepe Ortega

Jesús Álvarez

Mohamed tiene 48 años , nació en Tetuán y es licenciado en Historia aunque su carrera profesional en España la ha tenido que realizar en el sector de la hostelería. Ha trabajado en bares y restaurantes de Badajoz, Cáceres, Madrid y Sevilla , donde vive desde hace nueve años.

«He sido metre de restaurantes de lujo pero me quedé en paro hace cinco meses», cuenta a ABC. Mohamed es uno de los seis mil marroquíes censados en Sevilla, pero reconoce que otros compatriotas no están empadronados o no tienen papeles. «No hay muchas diferencias entre Tetuán y Sevilla -dice-. Cuando hablo con mi familia en Marruecos y me dicen allí hace sol yo les digo aquí también. Y cuando llueve allí, también lo hace aquí. En Sevilla no me siento extranjero; en Madrid sí».

Y añade: « Los sevillanos son los más hospitalarios de todos los españoles que he conocido y he estado en muchos sitios. Me integré muy rápido en Sevilla y nunca tuve un problema con ningún sevillano, sólo tuve problemas con los de mi país. Tengo más amigos sevillanos que marroquíes en Sevilla», dice.

Mohamed dice que antes llegaba gente de su país con carreras universitarias pero que ahora no es así. «He notado que en los últimos años vienen más marroquíes a España pero no suelen quedarse en Sevilla porque aquí no hay trabajo, salvo en la hostelería o campo».

«Antes llegaba a España gente más formada de Marruecos , con carreras y títulos universitarios -añade-. Ahora llega más gente sin estudios. En Amate veo a muchos campesinos. La gente con formación se va más al norte, al País Vasco, Cataluña o Francia y veo que se están haciendo algunos guetos en Sevilla que no se relacionan con sevillanos y no aprenden ni una frase en español».

Esos guetos, según Mohamed, se están dando en algunas zonas de Amate, Macarena, Bellavista.

Solange y Soray, venezolanas

Solange hizo el recorrido inverso a Mohamed . Llegó sin estudios a España trabajando en bares y el servicio doméstico y ahora es funcionaria en un juzgado, t ras obtener la nacionalidad española, y estudia Derecho para mejorar sus condiciones laborales.

Coincide con el licenciado marroquí en el carácter hospitalario de Sevilla. «Siempre me he sentido muy bien acogida y tengo más amigos sevillanos que de mi país» . Cuando llegó en 2004 había muy pocos venezolanos en la ciudad «pero en los últimos años han venido muchos huyendo de la situación económica y política de Venezuela», admite.

Solange Purica Aguilera vive en el Tiro de Línea y espera su tercer hijo ABC

«Antes nadie quería salir pero ahora la situación es insoportable allí» . La hermana de Solange vive en Caracas y con sus ingresos mensuales apenas tiene para comer. «Sin la ayuda que yo le envío -dice-, no sobreviviría».

No se ha planteado la reagrupación familiar en Sevilla pero no descarta nada si todo empeorara. «Ahora mismo parece imposible», reconoce. Todos los amigos de Solange han tenido que emigrar de su tierra y están repartidos por distintos países. «Unos están en Perú, otros en Chile y el resto en Colombia», cuenta.

La mayor parte de la colonia venezolana se reúne periódicamente y hace actividades para mantener vivo ese cordón umbilical con su país desde el exilio. Ella vive en Tiro de Línea pero la mayoría de los venezolanos viven en Amate -cuenta. Echa de menos algunos de los platos típicos venezolanos, aunque ahora tampoco se pueden tomar allí. « La comida de aquí está muy rica y me he adaptado bien aunque a veces cocino esos platos que tomaba cuando era niña en mi país», cuenta.

Soray, también venezolana, vive Sevilla desde 2006 es Soray. Tiene 49 años, es madre de cuatro hijos y abuela de cuatro nietos . «Nací en Caracas, soy de padre italiano y de madre colombiana. Viví en Venezuela hasta los 11 años pero siempre he ido a mi país todos los años, hasta ahora, que ya no puedo ir por la corrupción administrativa y la ineficiencia . Las citas para renovar el pasaporte son de tres años», cuenta.

Es maestra y trabaja actualmente en un comercio chino. «En Sevilla hay mucha solidaridad con los extranjeros y especialmente con los venezolanos», cuenta. Y añade: « Me gustaría volver a Venezuela, pero a la Venezuela en la que yo viví antes de Chávez. Los venezolanos no quieren salir de Venezuela, aunque lo estén pasando muy mal. Mi hermana vive allí y podría venirse a España pero no quiere . Dice que estará allí hasta el final, se arregle o no el país».

Soray, maestra venezolana, vive en Sevilla desde 2006 ABC

Ella tiene una empresa de quesos en Caracas pero le faltan materias primas . «Si se le estropea una bujía de un coche ya pierdes la ganancia de seis meses porque cuesta allí treinta veces más que en cualquier otro sitio. Me dice que está harta de comer lentejas y frijoles y que ya no es sólo cuestión solo de tener dinero o no. El dinero no sirve para nada allí porque ya no hay apenas nada que comprar», cuenta.

«Conozco chicas a las que han matado en manifestaciones de protesta pero eso no echará a nadie para atrás. En Venezuela la gente no conforma, salen familias enteras aunque las maten. Esto siempre ha sido así en Venezuela, desde que yo era una niña. Ahora salen aún más», asegura Soray.

«Le dije a mi hermana que se viniera a Sevilla y se quedara conmigo, aunque no tenga documentación. Hay convenios para quedarse y se acepta a muchas personas en España de esa manera pero ella no quiere. Prefiere morir allí a salir del país . Lo que veis en la televisión de Venezuela no es nada para lo que se está viviendo allí».

Liu y el empuje turístico de la colonia china

Liu Ahe tiene 51 años y una hija. Ella es una de las líderes de la creciente comunidad china en Sevilla , una de las pocas que no ha retrocedido durante los años de la crisis económica. Llegó a la ciudad con su marido, un músico contratado por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, y fundó el Centro de Cultura China en el Cerro del Águila, en una de las naves de Hytasa, lo que la ha hecho muy popular entre sus compatriotas.

Liu Ahe, en el Centro de Cultura China de Sevilla Vanessa Gómez

«Cuando empezamos hace veinte años sólo teníamos a 20 niños y a hora son más de 500», comenta a ABC. Lo creó para que los niños chinos afincados en Sevilla no perdieran sus raíces culturales y recuerda que entonces las familias chinas sólo se dedicaban a la restauración y que luego han ido extendiendo sus actividades al comercio «y , sobre todo, al turismo, un boom que ha traído a muchos compatriotas a Sevilla en los dos últimos años porque es una ciudad encantadora para los turistas».

Reconoce que su adaptación a Sevilla no fue fácil porque «no entendía el idioma ni soportaba el calor de la ciudad en los meses veraniegos» pero poco a poco se fue adaptando. « El trabajo fue fundamental para ese proceso de adaptación e integración en la ciudad», asegura.

Sin embargo, no todos los chinos residentes en la ciudad lo han conseguido. «Aún hay un grupo importante que no sabe español pero mi impresión es que poco a poco se irá normalizando esa integración», dice.

La mayor parte de la colonia china vive en Sevilla Este y el idioma sigue siendo una barrera. «No es que no quieran aprender el español; es que les cuesta mucho», dice. Y añade en un casi perfecto español: «Somos abiertos, en general, aunque hay de todo».

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