Arquitectura

Francisco Javier Sáenz de Oiza: un clásico de la arquitectura en Sevilla

Este año se conmemoran los veinte años de la muerte de Sáenz de Oiza, autor de la emblemática Torre Triana

Alzado de Torre Triana, edificio que diseñó el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza ABC

Jesús Morillo

Francisco Javier Sáenz de Oiza no nació en Sevilla por culpa de la llamada gripe española . Su padre trabajaba en la ciudad como arquitecto del catastro y, ante la excepcional situación generada por la pandemia, su madre se marchó al pueblo de Cáseda , en Navarra , donde nació un 12 de octubre de 1918 el que se convertiría en una de las grandes figuras de la arquitectura española del siglo XX .

En la capital andaluza , Sáenz de Oiza vivió hasta los dieciséis años, alternando los estudios en los Escolapios durante el curso con veranos en Navarra. «La casa familiar estaba en los alrededores de la calle San Eloy . De hecho, en la forma y el tono en el que hablaba, mi padre tenía esa mezcla entre navarro y sevillano», explica su hijo y también arquitecto Javier Sáenz Guerra , uno de los tres comisarios de la exposición «Sáenz de Oiza. Artes y oficios» , que le dedica el Museo ICO de Madrid cuando se cumplen veinte años de la muerte del arquitecto y que ha prorrogado hasta el próximo 23 de agosto.

La muestra recorre, a través de 400 bocetos, planos y dibujos, la vida y la obra de este arquitecto, que firmó edificios icónicos de la arquitectura española del siglo XX, como las Torres Blancas o el Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu . En esa lista figura también el único que Sáenz de Oiza construyó en Andalucía: Torre Triana , el mayor edificio administrativo de la Junta.

Acceso al edificio de Torre Triana Raúl Doblado

La construcción de Torre Triana, comenta Sáenz Guerra, culminó un periodo de reencuentro con Sevilla para el arquitecto. «A partir de la segunda mitad de los ochenta mi padre iba mucho a Sevilla como jurado, en representación de los arquitectos, para los pabellones de la Expo 92 . Estuvo, por ejemplo, para el de Castilla La Mancha y también en el del Palenque . Así que retomó su relación con Sevilla, hasta el punto de adquirir una casa en la ciudad en aquellos años».

En esos procesos como jurado, Sáenz de Oiza se relacionó con representantes de la administración autonómica, entre ellos, el director general de Arquitectura y Vivienda, José Ramón Moreno . «Se creó una buena relación entre ellos», señala el hijo del arquitecto, que evoca el buen momento que marcaron aquellos años para esta disciplina en Sevilla.

En ese sentido, recuerda los cursos de verano en el que Sáenz de Oiza coincidió con el arquitecto italiano Mario Botta , que fue discípulo de Louis Kahn . «También apareció por la ciudad Aldo Rossi , que tuvo mucho peso en la Escuela de Arquitectura de Sevilla». En ese ambiente de efervescencia de la disciplina al calor de los preparativos de la Expo 92 es cuando se concreta el encargo de la Junta de Andaucia a Sáenz de Oiza.

Zona de oficinas del interior del edificio Juan Flores

El encargo fue construir un edificio para cuatro consejerías en la isla de la Cartuja , en plenas obras para la Expo 92. La inspiración le vino del Castel Sant’Angelo o Mausoleo de Adriano en Roma , un edificio de forma redondeada a pocos pasos del Vaticano y junto al Tíber.

La forma redondeada

«Pensó que como en la isla aún no había ni calles ni un trazado viario, esa forma redondeada funcionaría bien, ya que coincide con la curva del río. Esa forma, como la de una botella, le permitía que el edificio quedara bien iluminado al sol», afirma el también comisario de la muestra.

Dentro del cilindro del edificio, Sáenz de Oiza insertó un cubo , en el que estarían las oficinas de las consejerías. De esta forma, se creaban unos patios entre el cilindro y el cubo. La idea es que los funcionarios trabajaran en el cubo, quedando los anillos circulares exteriores para la atención al público , que podía disfrutar de las vistas de la ciudad mientras esperaba para realizar sus gestiones administrativas.

Como el edificio era para cuatro consejerías, añade, el arquitecto diseñó como cuatro plantas doble s, de ocho metros de altura y cada una de ellas con una entreplanta metálica, es decir, una estructura doble de hormigón y acero . «Se construyó muy rápido, con un sistema que permitió levantar el cilindro en mes y medio, de manera que el edificio pareciera acabado durante los meses de la Expo 92». Porque las obras en Torre Triana comenzaron en 1990, se paralizaron durante la Expo y se retomaron después de la clausura, de forma que el edificio se inauguró en 1993 .

Esquema del recibidor de la planta baja de T0rre Triana ABC

Del edificio, el hijo de Sáenz de Oiza destaca ese « mundo hispano árabe de arcos que tiene en la parte de abajo», así como «unas columnas en color rojo sanguina que evocan la época romana . Mi padre siempre veía una Sevilla entre romana e hispanoárabe . Le hubiera gustado haber rematado el edificio con unas esculturas y que en el anillo se hubiera hecho un mural de pintura a cargo de gente joven. Él consideraba a la arquitectura como algo vivo en el que profesionales de otras artes podían contribuir al edificio».

Uno de los que lo hizo fue el paisajista Juan de Aizpuru , que diseñó los jardines. En la obra, que realizó Entrecanales , intervino el propio Sáenz Guerra y un nutrido grupo de arquitectos sevillanos.

Con Torre Triana, señala este arquitecto, Sáenz de Oiza logró un « edificio atemporal , algo que comparte con el que diseñó Rafael Moneo para Previsión Española en Sevilla. Mi padre no quería hacer un edificio moderno, sino clásico y complejo , como le parecía que era Sevilla, atemporal y fuera de las modas. Una arquitectura clásica ».

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