Elena García Cabas y Ana María García Álvarez meten sábanas en una de las calandras
Elena García Cabas y Ana María García Álvarez meten sábanas en una de las calandras - VANESSA GÓMEZ
MÁS DE TRES MILLONES DE EUROS CUESTA AL AÑO EL SERVICIO DE LAVANDERÍA DEL HOSPITAL

¿Dónde está la ropa que falta del Virgen del Rocío?

Cerca de 150.000 prendas nuevas se metieron en 2015 en el circuito y en el almacén hay reservas suficientes

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Si su cocina hace cada día 5.200 comidas y emplea cerca de un millón de piezas de pan al año, la lavandería del buque insignia de la sanidad andaluza no se queda atrás. A diario entra por sus puertas la ropa sucia de más de 1.500 enfermos que ha de salir limpia para las plantas tras un proceso en el que participan varias decenas de trabajadores, sofisticadas maquinas y, en definitiva, un coordinado sistema de trabajo, que conlleva al año un gasto de 3.008.075 euros entre personal, ropa nueva y productos para el lavado.

Al frente está José Moguer, jefe de servicio Administrativo, con una dilatada experiencia en el sector sanitario, que se ocupa y preocupa, especialmente, en tener contento a su equipo y que todavía no ha encontrado, «porque no la hay», la forma de evitar que desaparezca la ropa del hospital y de que haya sábanas, toallas, y camisones cuando el usuario lo requiera y no se la tenga que traer de su casa un familiar.

«Siempre hay ropa porque nosotros dejamos reservas en las plantas y, si hace falta más, se pide a lavandería. Otra cosa es que no entre sucia la misma cantidad que la que sale limpia ¿Qué donde está? Eso quisiera yo saber aunque es de dominio público que se han visto tendidas muchas prendas en las azoteas de las casas particulares».

Aclarada esta cuestión que ha sido y sigue siendo motivo de malestar y quejas de usuarios y sindicatos, Moguer enseña a ABC el proceso del denominado servicio de lavado-planchado de la lavandería del Virgen del Rocío, una amplia nave que se ubica a espaldas del Maternal y de la que sale cada día ropa para los siguientes centros: hospitales General, Traumatología, de la Mujer, Infantil, Duques del Infantado, centro de especialidades Virgen de los Reyes, Doctor Fleming, Centro de Diagnóstico y Tratamiento, Laboratorios, Cocina, Club Diálisis, centro de Bermejales, hospital Virgen Macarena, San Lázaro, centro de diálisis, residencia de Montequinto y de Heliópolis.

En total son 125 unidades que distribuyen la ropa de la zona de limpio una vez que ha entrado por la de sucio y ha terminado el proceso que se sigue en una casa pero con otras magnitudes.

La ropa llega en camiones que se pesan en una báscula, en bolsas de colores identificadas por centros (por ejemplo, las blancas son del General y las azules de Traumatología) y luego el personal de «sucios» la clasifica según sean toallas, mantas, sábanas, etcétera.

Hay que resaltar que todo el proceso con las horas de entrada, ejecución, salida, kilos lavados o productos empleados está controlado por ordenador.

Tras la clasificación, la ropa se mete en unos sacos que van por unos rieles por el techo y después pasan a las lavadoras, si precisan de más limpieza, pero la mayoría se introduce en un túnel de lavado con diez módulos y un programa de lavado cada uno, como las lavadoras domésticas. Allí se va vertiendo el detergente y el suavizante así como los aditivos necesarios que están en una sala cercana en grandes contenedores y unas máquinas que dosifican las cantidades justas según la ropa que se esté lavando.

Los 55.610 kilos de productos que se gasta al año incluyen detergente para prelavado y lavado, detergente aditivo alcalino también para el lavado, blanqueante desinfectante, blanqueante hipoclorito , neutralizante (ph ) y suavizante. Todo ello con agua que llega a alcanzar los 80 grados de temperatura. Tras el túnel la ropa que sale se prensa para quitarle la humedad y encontramos luego lo que se llama «torta de ropa». De ahí van a la secadora y seguidamente a un desliador o «picopato».

A continuación, se plancha en las calandras. Los camisones —ahora llevan lunares de colores y cada uno de ellos indica la talla— y pijamas van a un túnel de secado de ropa y las toallas pasan por la plegadora.

Después se preparan los pedidos y de disponen en unas jaulas que van al camión para ser distribuidas por los citados centros.

En definitiva, hay una zona de sucio con recepción, clasificación y lavado de prendas ya sea en túnel o lavadoras ; y, otra, de limpio en la que se hace la clasificación, se seca en secadoras o el túnel de secado y se plancha en tres calandras. Además, están las plegadoras de toallas y la última fase de recogida y preparación de pedidos.

Para todo ello hay dos turnos de trabajo al día, de lunes a viernes, desde las ocho de la mañana y hasta las tres de la tarde; y, otro de tres de la tarde a diez de la noche. Los sábados, domingos y festivos solo trabajan de ocho de la mañana a tres de la tarde.

En total son 73 profesionales con la categoría lavado-planchado y en cada turno hay 30. A ello hay que sumar los 3 técnicos superiores de alojamiento (uno por turno) el jefe de servicio (lavandería y lencerías) y el jefe de equipo.

El día en que estuvo ABC se encontraba en uno de los turnos Francisco López, lavandero, que lleva ya 15 años en el hospital. Para dar una idea de la actividad del servicio comentó que desde las ocho de la mañana y hasta la una menos veinte de la tarde de la citada jornada llegaron del hospital General 1.284 kilos de ropa sucia y que en esa banda horaria se pesó un total de 4.785.

Otro dato que indica el volumen de trabajo es que en 2015 se lavaron 2.369.367 kilos de ropa y al día se consumieron 60 metros cúbicos de agua y 86 kilowatios de electricidad.

Tampoco hay que olvidar que el hospital compra todos los años ropa nueva que mete en el circuito para ir renovando la que no se puede repasar y que bien se tira o se deja para trapos.

Así, el año pasado se compraron 57.370 sábanas blancas, 21. 300 toallas, 17.002 camisones, 8.823 pijamas, 9.000 fundas de almohadas, 6.300 sábanas nido, 5.500 camisitas de bebé, 7.060 sábanas verdes y 8.540 campos verdes (sábanas verdes de quirófano).

A ello hay que sumar la ropa nueva que se halla en el almacén en una nave a pocos metros de la lavandería, dispuesta, y alguna ya incluso lavada antes de ser usada, para casos excepcionales.

Los proveedores de ropa de lencería son Emilio Carreño, Alés, Albazul e Iturri, cada uno de ellos con diferentes productos que suministran según la programación anual que le hace el hospital.

En la actualidad se está realizando un estudio de la maquinaria existente y de las necesidades que hay para la renovación de algunos equipos.

En una primera fase se contempla la compra de dos nuevas líneas de planchado con una capacidad de 40 metros cada una, un túnel de forma, en el que pueden entrar 1.000 prendas cada hora y una secadora de gran potencia y capacidad. En una segunda fase se aumentará la capacidad de lavado con un segundo túnel que admite 1.000 kilos a la hora.

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